Todo México les trae ganas
Francisco Rodríguez jueves 19, Abr 2018Índice político
Francisco Rodríguez
Las abuelas del siglo XX solían decir verdades de a kilo, que jamás han podido ser rebatidas. Una de ellas: la única diferencia que existe entre las emociones humanas ¡son las ganas! De levantarse, de trabajar, de amar, de hacer del baño o de vivir. También existen las ganas de fracasar, de hacer el ridículo, el daño y de destruir todo lo que existe alrededor.
Difícilmente puede encontrarse en otro idioma la acepción que el concepto ganas tiene en español. Para nosotros significa casi todo aquello que vale la pena ser emprendido y también todo lo que distingue a una generación de depredadores inconsultos que ya demostraron tener ganas del cadalso, aunque se resistan a aceptar el nombre.
Para empezar, el nefasto Carlos Slim, que de un plumazo se destapó ante los mexicanos: de considerarlo uno de los más ricos del mundo, ya nos dimos cuenta que sólo es un vulgar testaferro que sirve lo mismo para un barrido que para un trapeado. Porque lo que acaba de hacer, con todas las ganas del mundo, fue mostrar su verdadera esencia de gato callejonero.
Nadie se explica la súbita hambre de reflectores, la ansiedad del libanés-mexicano para regar el tepache de la forma en que lo hizo. Un ejemplo cabal de que las formas utilizadas por los mexiquitas de promover el desarrollo son unas armas en manos de los peores depredadores; los más zafios e ignorantes. Gente que es capaz de cualquier ridículo.
El epítome del crecimiento, la mejor prueba de que los multimillonarios nylon apapachados por el poder sólo son exitosos cuando cuentan con el mercado cautivo, expuesto a todos sus caprichos, pues cuando salen de nuestras fronteras truenan, no son competitivos, ni gerenciales, ni necesarios, ni nada.
La auténtica fachada durante años escondida salió a flote en el momento preciso. Cuando todos hacen una para denostar al puntero, para bajarlo inútilmente de la rueda de la fortuna popular. Los payasos de las cachetadas, Slim, Peña Nieto, Salinas, Meade, Videgaray, todos han demostrado ser lo mismo.
Slim ha reconocido el fraude de las afores, el peculado del presupuesto público, los contratos sin licitación, la segura prebenda de la concesión aeroportuaria para sí y para su yerno, la colaboración militar en la tramposa construcción de la barda perimetral, los contratos de la pareja presidencial en el relleno del Lago de Texcoco… … el hundimiento permanente de las pistas de aterrizaje proyectadas, a razón de más de un metro por año, la erección de un mall inmobiliario sobre las faraónicas inversiones para levantar el aeropuerto Benito Juárez de la CDMX, todo lo que se le reprochó… y a cambio, dio la solución mágica, según él: vamos a darle plusvalía a algo que no lo tiene.
En cualquier país del mundo, Slim hubiera sido linchado por los 200 corresponsales extranjeros y reporteros mexicanos que convocó a su estólida reunión de prensa. En México no, porque él, junto con el presidentito de cartón, son los dos principales anunciantes en los medios.
Con una habilidad peculiar, López Obrador le contesta no estar en contra del capitalismo de mercado existente en México, de lo que se está en contra es del capitalismo de Estado, aquél donde el aparato usa nuestro dinero para financiar las aventuras fantasiosas de ese “empresario”. Si es buen negocio, le dice, invierta su dinero, no el de las pensiones ni el del presupuesto público.
Una estocada que pronto demostrará que los afanes del prestanombres por defender a su claque, Higa, Salinas de Gortari, Gérard Rivero, González Anaya, Vázquez Raña, Del Mazo, Quintana, Hank González y compañía ha acabado de enterrar la aventura priísta en busca del voto popular. Han sido patéticos y francamente peligrosos para la patria.
A las pocas horas del mayor ridículo del zar de la telefonía que se recuerde en cuarenta años de expoliación, Peña Nieto aparece con su batea de mondongo a decir que tiene cincuenta mil millones de pesos para la inversión en las Zonas Económicas Exclusivas. Una enorme cantidad, la única que quedaría a un presupuesto anual sin saquear. Todo lo demás está etiquetado para el pago de la deuda externa y de los favoritos.
Cómo se ve que todavía no le han preguntado al inexcusable tesorero de la Federación, el paleto Videgaray, si existen esos cincuenta mil millones o ya los metió a los otros cuatrocientos mil millones que forman la bolsa de la campaña del pringado Meade, o que alguien ya se robó.
¡Qué diferencia de aquéllos cincuenta mil millones de dólares —un billón de pesos— que el fallido candidote oaxaqueño Gerardo Gutiérrez Candiani ofreció hace un par de años por órdenes de su valedor Videgaray! En ese tiempo, usted y este escribidor comentamos que era una jalada más de campaña para abonar al éxito del Virrey fracasado.
El anuncio de Peña Nieto se da al mismo tiempo que mandan a decir al vocero de la Comisión de Hidrocarburos que es inminente la llegada —otro atraco más— del capital extranjero a las codiciadas zonas productivas de las cuatro huastecas: tamaulipeca, veracruzana, potosina e hidalguense, para acabar con nuestra tierra y ecología en busca del gas natural, a través del cavernícola procedimiento del fracking.
Como seguramente franceses, estadunidenses e ingleses, los tres jinetes del Apocalipsis sirio, querrán explorar y desbaratar más abajo, Peñita se apresura a decir que también ha pensado en ensanchar las bolsas del financiamiento para que sus actividades en el sureste sean más efectivas.
Piensa hacerla a la de ya, pues piensa en su cabecita loca que e mejor hoy, antes que nos hagan caer la bomba atómica que sus paniaguados distribuyeron en redes al día siguiente de la pendejada de Trump. Los babosos se creen sus propias mentiras. En todas las historietas bufas y los cómics sucede así, desde que el mundo es mundo.
Los mexicanos ya no necesitamos mayores explicaciones de lo que estos sujetos empoderados quieren hacer de nuestra nación y del modelito de desarrollo que tanto pregonan. Han tocado fondo, pegaron en los huesos despreciados de nuestra dignidad, integridad y decoro. Son una vergüenza nacional inaudita.
Pueden intentar lo que quieran. Juntar en el mismo afán demoledor a todos los verdugos para desbarrancar al puntero. Hasta acudir a Sergio Allard, el de Canaero, el conocido quebrador de las aerolíneas mexicanas, para defender todos sus proyectos insulsos. ¡Estamos hasta la madre!
Esto ya no puede seguir así. Sólo falta que estadounidenses, galos y británicos nos den la orden de desalojar, porque el próximo presidente va a ser el depredador Carlos Slim, uno de los más infames testaferros de la historia mexicana. El mandado que nos faltaba.
Sí usted, estimado elector, está de acuerdo en desalojar, dígalo con su abstención el uno de julio, para que los gandallas del INE, el Trife y la Fepade lo sumen desde ahora en sus proyectos de fraude cibernético.
Si no tiene ganas de hacerlo, simple y sencillamente ¡vote! Todo es cuestión de ganas.
¿No cree usted?
Índice Flamígero: El maestro Julio Zamora Bátiz, presidente de la ya casi bicentenaria Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística y, entre otros, el poeta y literato Héctor Anaya me hacen notar que la enfermedad de EPN descrita aquí hace dos días —pasión hasta la locura por el dinero— no es, como se escribió, cromatomanía sino crematomanía “que —dice Anaya— supongo proviene de Creso.” A ellos y a todos quienes me favorecen con la lectura de lo publicado en este espacio presento mis sinceras disculpas. Gracias Julio. Gracias Héctor. + + + Pareciera que los mismísimos contrincantes del candidote Meade le hubieran contratado como vocero al poblano Javier Lozano Alarcón. Más que ayudarle, lo perjudica. En primer lugar porque debido a su carácter prepotente y altanero, no es bien visto ni por los periodistas y, menos, por los lectores y las audiencias. Luego, porque no puede ocultar su enojo cuando las cosas no resulta como él las imagina o hasta idealiza. Ayer, por ejemplo, en una entrevista radiofónica le preguntaron sobre la encuesta publicada en Reforma donde AMLO ya se despegó del pelotón con un 48% de intención del voto. La rabia del nieto de mi inolvidable Don Gá Alarcón hasta distorsionaba las ondas de frecuencia modulada. ¿Quién se lo contrató a Meade? ¿Anaya? ¿AMLO? ¿Forma parte de la avanzada de Margarita Zavala? + + + Y sucedió lo que todos ya sabíamos que iba a pasar. Ayer, el empresario Juan Pablo Castañón, encargado en turno del Consejo Coordinador Empresarial canceló el Foro de Infraestructura al que había convocado a los candidatos a la Presidencia para dialogar sobre el Nuevo Aeropuerto Internacional de México, ante la postura, dijo, del candidato de la coalición Juntos Haremos Historia, Andrés Manuel López Obrador. Le sacaron. Se rajaron después de ver cómo es que a uno de los suyos, Carlos Slim, le ha ido como en feria. Ya deben aceptarlo todos quienes están en contra del tabasqueño. A éste le asiste la razón. Hay que destapar la cloaca de corrupción en la que se ha convertido la construcción de esa obra faraónica —que nunca van a terminar por los inexorables hundimientos— distrayendo recursos de los contribuyentes que son necesarios para brindar salud, educación y todo tipo de bienestar a la sociedad.
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