El nuevo destructor del mundo
Alberto Vieyra G. viernes 13, Abr 2018De pe a pa
Alberto Vieyra G.
Los relojes japoneses marcaban las 8:16 de la mañana de aquél 6 de agosto de 1945, cuando una poderosa explosión se elevó a casi 600 metros de altura, provocando un infierno de más de 2 mil grados de temperatura.
Un minuto antes, el bombardero B-29, al mando del comandante piloto Paul Tibbets, había arrojado, sobre la ciudad de Hiroshima, la primera bomba atómica, matando a más de 120 mil personas y otras tantas que quedaban lisiadas para el resto de su vida. Hiroshima sería borrada del mapa.
La bomba atómica se trataba de una especie de tripa rectangular que medía cerca 71 cm de grueso por más de 3 metros de largo, con un peso de 4 toneladas y media y una potencia de 20 kilotones que contenían una fuerza cercana a las 20 mil toneladas de TNT, suficientes para borrar a una ciudad del mapa terrestre.
Tres días después, el mismo bombardero B-29 repetiría su macabra misión desapareciendo a otra ciudad japonesa: Nagasaki. Donde sucumbirían más de 100 mil personas.
La segunda guerra mundial ya había concluido pero el belicista Harry Truman quería dejar testimonio de que, en adelante, cualquier nación que intentase declararle la guerra a Estados Unidos, tendría que ser con armas químicas o bacteriológicas con un mayor poder destructivo. Japón se quedaría con los brazos cruzados y el mundo con un nudo en la garganta.
¿Por qué hago historia? Mire usted, a 73 años de aquél holocausto exterminador, otro loco que tiene estampa de destructor del mundo, llamado Donald Trump, la bestia trumpiana, le acaba de declarar la guerra a Siria y, tácitamente, a su principal aliado Rusia, que, a su vez advirtió al pelos de elote que está preparada para derribar cualquier misil dirigido a Siria.
Ante ello, el güero loco reviró con diabólica amenaza: “Rusia promete derribar todos los misiles disparados contra Siria.
Pues prepárate, Rusia, porque van a ir suaves, bonitos e inteligentes”.
Y, como el güero loco tiene prisa por levantarse de la lona, producto de su inusitada impopularidad y acrecentar el nacionalismo de los norteamericanos que, históricamente ha sido a través de la guerra y la economía en bonanza, pues Donald Trump pondría manos a la obra, movilizando hacía Siria, el portaviones USS Donald Cook, apodado “El destructor”, mientras que la Gran Bretaña y otros aliados de Norteamérica, han movilizado submarinos hacía las aguas del Mediterráneo.
Pareciera que Donald Trump está urgido también, de una guerra, para conformar, como en 1945, una economía de guerra, capaz de enterrar la famosa depresión económica del 2018 que permitió que China se encaramara al segundo lugar de la economía mundial, dejando por abajo a Japón que ahora se ubica como la tercer economía del mundo.
Si el saldo de la Segunda Guerra Mundial fue de 58 millones de muertos, la destrucción de Europa, y la contaminación de los mares, ¿Cuál sería el precio de una tercera guerra mundial nuclear con propósitos de exterminio?
No pocos son los que sostienen que la bestia trumpiana es el tercer anticristo, después de Napoleón y Hitler. Y no dudan en vaticinar que el güero loco es el nuevo destructor del mundo.