Nocivo, que cada régimen deseche los programas emprendidos por el que le precedió; urge para el desarrollo, que haya continuidad
Turismo miércoles 11, Abr 2018De cinco estrellas
Victoria González Prado
La continuidad es imprescindible en todas las actividades del ser humano para el desarrollo personal o colectivo. No la hemos visto en ninguno de los órdenes de la vida nacional que corresponden al sector público. He visto nacer y morir sinnúmero de programas, algunos buenos, otros no tanto, en la Secretaria de Turismo (Sectur), responsable de una actividad fundamental como fuente de divisas de importancia creciente y mayor y más segura que las remesas de los compatriotas en el extranjero, y los ingresos por el petróleo, que han dejado de contar.
Ejemplo de lo benéfico de la continuidad son los buenos resultados del programa Pueblos Mágicos, que es transexenal y ha recibido inversión de 5 mil millones de pesos desde que comenzó hace 16 años.
Frente a esta pésima costumbre “borrón y cuenta nueva” que es la falta de continuidad, hay un tanto positivo: ya se elabora el marco jurídico para que el programa “Viajemos por México” (VPM) no sea interrumpido y cumpla su objetivo que es incrementar los números en el turismo nacional; además crea los escenarios para que los prestadores de servicios turísticos ofrezcan precios al alcance de todos los bolsillos en el país.
Es necesario y muy deseable, que sean continuados, que sean transexenales “Conéctate al turismo” y “Mejora tu hotel”. El primero propone fortalecer la industria turística en México, impulsando la participación de empresas mexicanas en las cadenas globales de abastecimiento del sector; el objetivo del segundo es apoyar a los pequeños y medianos hoteles del país mediante créditos.
Es imprescindible que con esos programas no suceda lo que con el Consejo Nacional de Turismo Social, creado por acuerdo publicado el 6 de agosto del 97 en el Diario Oficial de la Federación, del que no queda huella. Y si la hay, ¿por qué no se nota? Se le dio gran importancia porque en él participarían los sectores público, social y privado, y su objetivo era “desarrollar una política pública en materia de turismo social…”.
¿Cuándo daremos al turismo la importancia que merece? Se realizan ferias turísticas mundiales cada año. Allí conocemos las últimas innovaciones en el ramo, y lo que España, Inglaterra y Alemania, entre otros países, hacen para colocarse en las mejores vitrinas del mercado de los viajes y obtienen grandes beneficios. De ellos, podemos aprender para estimular esta actividad. Debemos evitar que se interrumpan al terminar cada sexenio, si no antes, o se queden en el olvido.
No se le ha dado la debida importancia al hecho de que a todo su largo y ancho, México tiene enorme riqueza de climas, bosques, selvas, playas, gastronomía y cultura, ciudades coloniales y de hermosos paisajes naturales -algunas siempre acariciadas por la niebla-, zonas arqueológicas, donde hablan las piedras, e históricas.
No menos importante es que existen numerosos pueblos originarios que conservan intactos sus idiomas y sus tradiciones. ¿Por qué no aprovecharla mejor mediante programas que no sean interrumpidos, incluso porque se quiere imponer el absurdo “estilo personal de gobernar”?
Por otra parte, para el mejor aprovechamiento de esa riqueza se deben desarrollar los productos turísticos, es decir, conjuntar transporte, artesanías, alojamiento y atractivos. Hace falta darle continuidad y mayor impulso. He visto pasar sexenio tras sexenio este lastre, y en los últimos se habló de darle al turismo la importancia que merece. Pero, ¡sorpresa!: las palabras se las lleva el viento y lo que ahora se obtuvo fueron reducciones a los presupuestos para promocionar al país.
Recordemos que Miguel Alemán Valdés fue el primer Presidente de la República que identificó al turismo como fuente de divisas de creciente importancia, complemento de las actividades precisas para el despegue económico del país. Durante su gobierno se crearon los primeros polos turísticos.
El interés que puso Miguel Alemán para estimular el turismo le valió que su sucesor, Adolfo López Mateos, lo designara presidente del Consejo Nacional de Turismo, cargo que desempeñó durante 25 años.
En 1949 se promulgó la primera Ley Federal de Turismo y desde entonces se han hecho distintos esfuerzos que en menor escala han “beneficiado” al turismo.
Con el presidente Miguel de la Madrid Hurtado comenzó la apertura de la economía del país a otros mercados, se usó de manera eficiente la capacidad instalada y se implementó una política de precios competitiva con los destinos turísticos del mundo.
Durante el régimen de Ernesto Zedillo se creó el Programa de Desarrollo del Sector Turismo 1995-2000, orientado a fortalecer la competitividad y sustentabilidad de los productos turísticos mexicanos. Lamentablemente, se malbarataron los Ferrocarriles Nacionales de México, lo que fue gran golpe al turismo, pues las empresas beneficiadas suprimieron el transporte de pasajeros, que era tan importante para los viajeros, aunque el kilometraje de vías férreas no pasó ni ha pasado del tendido durante el porfirismo: 25 mil kilómetros. Es lamentable que a sabiendas de que el ferrocarril es la columna vertebral del transporte en los países desarrollados, haya sido enajenado.
En el gobierno de Vicente Fox se presentó el Programa Nacional de Turismo (PNT) 2001-2006, que señalaba a esa actividad como sector clave para el desarrollo nacional, y que la “industria sin chimeneas” sería prioridad nacional. Puro humo.
Con Calderón se prometió nuevamente, que sería “prioridad nacional”, pero en la primera mitad del sexenio se planteó la posibilidad de suprimir a la Sectur del organigrama de la administración pública. Se estableció el Acuerdo Nacional por el Turismo, pero no se ejecutó. Se promulgó la Ley General de Turismo; pero quedó pendiente su reglamento.
Pocos meses antes de concluir el sexenio, Calderón fungió como guía de turistas con el Royal Tour, cuestionable para algunos, pero significativo para la actividad turística.
El 2011 se decretó Año del Turismo en México. También se estableció la campaña “Hablemos y actuemos bien por México”, que buscaba crear conciencia para fomentar un entorno favorable al desarrollo en ese rubro. Asimismo, México se unió a la campaña conjunta de la Organización Mundial del Turismo (OMT) y el Consejo Mundial de Viajes y Turismo (CMVT) para poner de relieve la importancia de los viajes y el turismo para el crecimiento y el desarrollo en el mundo.
Pero ¿dónde están los resultados? ¿Cómo es posible que año tras año, sexenio tras sexenio se diga que se le dará la debida importancia al turismo, y todo queda en el olvido?
victoriagprado@gmail.com
Twitter: @victoriagprado
Muy buena nota. Coincido con tu opinión sexsenios van y sexsenios vienen y todo se hace al gusto del que está en el poder y no para dar continuidad. Felicidades por la publicación.