Políticos mentirosos
Freddy Sánchez martes 10, Abr 2018Precios y desprecios
Freddy Sánchez
Si los políticos invariablemente dijeran lo que piensan, seguramente dirían menos falsedades y tonterías.
Para los que opinen diferente, baste hacerles ver que por lo regular las personas (no siendo una excepción los políticos y demás figuras relevantes de la sociedad), no dicen realmente lo que piensan, porque si lo pensaran muy probablemente no lo dirían.
La mayoría pues, si no siempre, en distintos momentos de nuestras vidas, más que decir lo que pensamos, decimos lo primero que sale de nuestro “ronco pecho”. Se habla por hablar y se incurre en tanta barrabasada que Dios nos libre de esos riesgos.
Pero, bueno, entre la gente común, los que viven lejos de las escenas públicas y los que no tienen encomiendas que los obliguen a ser mesurados en la articulación de sus palabras (los del populacho sin más fuero que su boca) no importa mucho que se mientan, agredan verbalmente y se lastimen, aunque eso igual deja secuelas de resentimiento familiar o social.
Malo realmente es constatar que quienes deberían ser ejemplo de un uso cuidadoso del lenguaje para no mentir ni ofender, tristemente suelen ser los que mayormente incurren en conductas que afectan la sana convivencia colectiva.
Y como no, si los mitómanos promotores del bienestar social, recurren habitualmente a mentir ofreciendo cambios favorables en beneficio de las masas, los que jamás llegan a concretarse o apenas se perciben y cuando la presión de las circunstancias exige que respondan por sus mentiras, habitualmente se “salen por la tangente” o se les suelta de la legua diciendo alguna idiotez.
Y más en estos momentos, en que nuestros dizque prohombres de la política andan en plena campaña electoral, pretendiendo sobrevivir a sus propias mitomanías repartiendo paradójicamente nuevas mentiras para ver quienes les pueden creer y votan a su favor para conservarse en el poder para seguir mintiendo y pretendiendo justificar sus mentiras con más mentiras.
Una verdad de a kilo en los menesteres de la política.
Falsedades tras falsedades y más falsedades.
Un mal que sería menos malo si los políticos antes de decir y hacer pensaran un poco más y dijeran mucho menos.
Porque francamente la sociedad está harta de escuchar promesas de solución a los problemas de la inseguridad, el combate a las organizaciones delictivas, un hasta aquí contra la corrupción y la impunidad y una supuesta mejoría económica con de bienes y servicios mejores y más baratos.
Y no sólo eso, sino empleos bien pagados, un sistema educativo de primer mundo y grandes empresarios dispuestos a compartir beneficios con empleados y la gente común, todo lo cual no se cumple cabalmente por un razón: se miente a la sociedad y después se intenta justificar esas mentiras con más mentiras dichas sin rubor ni reflexión.
Otro gallo nos cantaría en este país, si al menos entre los aspirantes a los cargos de elección popular predominaran los hombres y mujeres honestos y realmente interesados en promover el bien común, en vez de aquellos que elucubran y obran para su exclusivo y boyante bienestar, puesto que se trata de auténticos sinvergüenzas con “piel de ovejas” que ni siquiera piensan lo que dicen dada su conducta habitual de charlatanes.
En cuyo primerísimo lugar se encuentran, obvio, los políticos mentirosos.