Quién ha agredido más a México
Francisco Rodríguez lunes 9, Abr 2018Índice político
Francisco Rodríguez
Prudencia, moderación y cordura aconsejaban las abuelas a las niñas de antes. Era una regla de oro para las casaderas. Hasta eso se rompió en la política mexicana. Amanuense del entonces presidente del CEN del PRI, Juan Maldonado Pereda, el mítico Walt Disney de la grilla huehuenche —porque hacía hablar los animales— guardó el secreto hasta la tumba. Hoy, los que debían esconderse reclaman paternidades ofensivas.
Así era. Juanito Maldonado jamás reveló los términos en que el galeno morelense le “daba línea” cuando necesitaba un discurso cumbre: lo llamaba a su despacho y le espetaba “Juanito, ya sabe, la línea es Díaz Ordaz, Revolución, Díaz Ordaz y ¡zas, zas, zas!, ahora váyase a escribir”.
Era casi un secreto de Estado, de esos que ahora nadie se guarda y algunos como Zedillo hasta utilizan para pedir prestado o para reclamar un puesto de turiferario al servicio de sus patrones, los empresarios gabachos de las líneas ferrocarrileras. O Calderón, para habilitarse de profesor en Harvard. O Salinas para culminar sus mamotretos.
Los secretos de Estado son un trapo viejo que los mandarines utilizan para barrer o trapear, según sea el caso. Todo se vale para engordar el bolsillo, para salvar la reputación personal o el nivel de ascendencia en el abarrote; para reclamar la participación en el moche, usted sabe.
Hasta los presidentes del príato en retirada parían al candidato elegido por su dedo y se refugiaban en el ostracismo. López Mateos, sufriendo en la enfermedad terminal las ofensas del de Chalchicomula; Díaz Ordaz, apechugando las bravatas del ungido, que reclamaba las glorias de la masacre de Tlatelolco, pidiendo minutos de silencio a los estudiantes caídos durante su campaña michoacana.
El mismo Echeverría sufriendo el destierro en las islas Fiji, por querer reclamar su paternidad en el destape de López Portillo y participar adelantadamente en el reparto del pastel. López Portillo, destapando y refugiándose en las melancolías del océano después de alumbrar al colimense.
De la Madrid, sufriendo todas las vejaciones de que fue objeto por los malagradecidos tecnócratas salinistas ungidos por su dedo. Aguantando los reclamos de viejos militares ofendidos por el descarriado pelón de la colonia Narvarte, en sus atrevimientos de gladiador contra la vieja guardia que lo había parido.
Hasta el felón Salinas de Gortari escondiendo la mano en el destape del traidor Zedillo, tapándose con la cobija de supuestos augures citados en Los Pinos para decantarse con los sectores del partido en la unción del cómplice en Lomas Taurinas. Todo un show macabro y deleznable, pero dentro de las formas.
Hasta el traidor Zedillo reclamando la sana distancia de su partido para acabar obedeciendo la orden de la transición llegada del gabacho, de la dinastía Clinton de Yale, para empoderar a salvajes más cómodos y sencillitos al Imperio.
Ahora, como en todo fin de ciclo, todo es lo contrario a lo establecido por los sabios del sistema desde tiempos inmemoriales. Ahora todo petimetre reclama las autorías, se arroga las paternidades, busca las candilejas de la oportunidad para significarse hasta en el oprobio, venga de donde sea. En los momentos de la muerte todo mundo se endilga en la caravana de las miserias, y creen que el público no se da cuenta.
Videgaray se ufana públicamente de ser quien inyecta la basura del contenido del teleprompter peñista. Declara sentirse orgulloso de que recite de corrido una desastrosa comunicación que, queriendo ser una respuesta a las agresiones de Trump, resulta un acto amañado y servil, como todos los de esa estirpe entreguista y claudicante.
“Me siento orgulloso de escuchar a Peña Nieto hablar casi como un hombre de Estado”, espeta el traidor, el autor de las líneas anexionistas más infamantes que se hayan escuchado en el último siglo mexicano. Radiante, ante la rendición, reclamando la autoría de la abdicación nacional en boca del de Atlacomulco.
Hasta los comentaristas televisivos se avientan a señalar que las declaraciones contra Trump, igual que los procesos de la militarización mexicana “son coreografiados”. A confesión de parte, relevo de pruebas. Los mexicanos ya ni necesitamos leer noticias para saber hasta dónde pueden llegar en su obsesión enfermiza por vender a la patria.
Todos alardean la paternidad del descaro. Desde Videgaray con Peña Nieto, hasta Peña con Meade, Videgaray destapa al pringado para adelantarse en el agravio, antes de que sea desplazado por otro más bocón. Yunes Linares se pachotea con el hijín en Veracruz con cargo a fondos públicos, protagonizando la titularidad del engendro monárquico de ungir al vástago incómodo.
Es un juego que más que parecerse al de Juan Pirulero o al del arte de birlibirloque, que alcanza los dinteles de los saltimbanquis, de los mercenarios de la legua. Hasta el impoluto Instituto Nacional Electoral reclama para sí la infamia de los acuerdos con Facebook y Cambridge Analytica para caer sobre el cadáver de los votantes no dados de baja en el listado de electores.
Como en el tango Cambalache, su mundo es una porquería. Hasta los contratados peñabots del cuarto de guerra digital se unen al coro de demandantes de las intrigas. Reclaman para sí las ideas pueriles en favor del pringado Meade. Son sepultureros a modo de la ocasión. Creen que palean bien sobre la fosa.
La Marina asume la responsabilidad del ametrallamiento de los civiles en Tamaulipas, asesinados a mansalva como los de Tepic, en dizque fuego cruzado con los delincuentes del trasiego. No se guarda ninguna cordura, ni recato, pues usted sabe, todo se apunta cómo méritos de guerra en campaña política… … en la loca carrera de la impunidad por ungir a Meade y al mismo tiempo cumplir con la orden que llegó de arriba para copiar íntegra y aplicar sin desdoro la Ley de Seguridad Interior ordenada por el Pentágono para acallar nuestros reclamos civiles y electorales, faltaba más.
Enrique Peña Nieto es el responsable. El inició y encabeza el jueguito, la broma en la que se ha convertido un país destrozado, saqueado y acribillado por los mismos que ansían las marquesinas de la infamia. Ignorantes y ambiciosos de tres al cuarto en los que cayó el destino de una nación agraviada y en pie de lucha.
Pero las preferencias electorales los sepultan. Al tiempo que escenifican estas barbaridades, las preferencias apuntan el desenlace: el 74% de la población con credencial de elector ha dicho que sí irá a las urnas el primero de julio de este año.
De ellos, el 43% ha señalado que votará por el puntero. Todo está dicho. Mientras los ignaros se arrogan paternidades de papel periódico y de pantallazos televisados, el pueblo reclama le den su lugar en la definición del futuro inmediato.
¿Usted, amigo elector, busca paternidades ñoñas o se decanta por el cambio de guardia? Tiene la palabra.
Índice Flamígero: Coincide don Rubén Mújica Vélez con el escribidor y envía un comentario titulado “Trump y su ignorancia, paralela a la de Los Pinos”. En este señala que “ 1.- La catarata de migrantes centroamericanos y… mexicanos es la ola en sentido inverso a los apoyos y creación de dictaduras sangrientas en Centroamérica por los gobiernos yanquis. De los mexicanos, pues la respuesta al ‘exitoso’ TLC de Salinas de Hurtari. 2.- Las enormes riadas de estupefacientes que producen México, Centroamérica y Suramérica y que crece y crece gracias a que los yanquis viciosos se sumergen en la gigantesca alberca de todos los vicios existentes. ¡Si no hay consumo no hay negocio! Pero los yanquis siguen drogándose y viendo ‘elefantitos rosas’ y nuestro país pone los muertos.” + + + Es totalmente cierto lo que recién ha dicho el embajador Héctor Vasconcelos, a quien AMLO ha propuesto como canciller en su probable gobierno: Peña Nieto y Videgaray ya no están en condiciones de negociar con Donald Trump. Su corrupción e ineficiencia, bien conocidas en Washington, los han convertido en un pasivo, más que en un activo para nuestro país. Además ya van de salida. Ya casi tienen un pie en bartolinas. + + + Y en el otro extremo del continente, Luiz Inácio Lula da Silva ingresó voluntariamente a prisión. Pero antes de ello dijo: “ “Yo soñé que era posible gobernar incluyendo a millones de pobres, que un metalúrgico sin título llevara a los negros a la universidad. Cometí el crimen de poner pobres en las universidades, pobres comiendo carne y viajando en avión. Por ese crimen me acusan. Yo soñé, si ese es mi crimen, seguiré siendo un criminal. Me voy a presentar ante el comisario con la cabeza erguida y la historia va a mostrar que los que cometieron un crimen fueron los que me acusaron. No los perdono por haber enviado a la sociedad la idea de que soy un ladrón. Yo no estoy por encima de la justicia, si no, no habría fundado un partido político, habría propuesto una revolución. El fiscal dice que no tiene pruebas, pero tiene convicciones. Que guarde sus convicciones para sus cómplices. Lo que no se dan cuenta es que, cuanto más me atacan, más crece mi relación con el pueblo brasileño. El golpe no terminó con Dilma. El golpe sólo terminará cuando ellos consigan que yo no pueda ser candidato. Su sueño es la foto de Lula preso. Van a tener un orgasmo múltiple con mi foto preso. Voy a acatar la orden para transferir la responsabilidad, porque ellos no saben que el problema de ese país no es Lula, sino la conciencia del pueblo. No alcanza impedir que yo camine el país, porque hay muchos para caminar. Voy a cumplir la orden de prisión. Y todos ustedes van a ser Lula y van a caminar por este país. Yo ya no soy un ser humano, soy una idea. Todos vamos a llamarnos Lula. Ellos tienen que saber que la muerte de un combatiente no para la revolución. Me dicen que vaya a la embajada de Bolivia, de Uruguay. No tengo edad para eso. Los voy a enfrentar mirándolos a los ojos. Cuanto más días de tengan preso, más Lulas van a nacer en este país. Voy a salir de esto mayor, más fuerte, más verdadero. No tengo cómo pagar la gratitud, el cariño y el respeto que ustedes me dieron. Los poderosos podrán matar una, dos, cien rosas, pero jamás van a impedir la llegada de la primavera. No van a decir que yo estoy prófugo o escondido. No les tengo miedo. Hagan lo que quieran. Yo voy a probar mi inocencia”. ¡Esos son hombres, no payasos!
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