Incertidumbre priísta
Ramón Zurita Sahagún jueves 9, Dic 2010De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Mal panorama se avista sobre el PRI para el año próximo, donde estarán en juego diversos gobiernos estatales, cuya pérdida provocaría un escollo grande en sus pretensiones por recuperar la Presidencia de la República el año próximo.
El inicio del año pinta desastroso con las dos primeras elecciones en posibles pérdidas electorales, toda vez que el partido tricolor se rezaga en la disputa de los estados de Guerrero y Baja California Sur.
La fractura ocasionada entre el priísmo guerrerense por el éxodo de Ángel Heladio Aguirre Rivero, para convertirse en candidato de la izquierda, terminó por evaporar los sueños tricolores de recuperar esa entidad en la que fue derrotado hace seis años con un candidato mediocre como lo fue Héctor Astudillo.
Con una mala gestión del gobernador Zeferino Torreblanca Galindo, los priístas parecían recuperados y más con la división que llevó a la izquierda a presentar candidatos por cada partido en la contienda por las alcaldías del estado.
La mesa estaba servida para que el candidato del priísmo triunfara sin mayores obstáculos.
Solamente era cosa de que los dos precandidatos importantes se pusieran de acuerdo para decidir cuál de ellos asumiría la candidatura.
Ángel Heladio y Manuel Añorve, eran las mejores cartas del partido tricolor, emparentados entre ellos, parecía que no habría problemas para ponerse de acuerdo.
Se levantó una encuesta para ver quién era el mejor posicionado y Añorve Baños superó a su primo Aguirre Rivero, quien inconforme con la decisión buscó otros canales de proyección y encontró acomodo como candidato de la izquierda.
En Guerrero se repite el esquema de lucha de un priísta contra otro priísta. Uno ex gobernador interino y senador con licencia, el otro protegido del primero, ex diputado federal y alcalde con licencia de Acapulco.
La moneda se encuentra en el aire, pero todo indica que caerá del lado que le favorece al ex gobernador.
Guerrero es una plaza que el PRI ya sentía en la bolsa y una derrota electoral significaría un duro golpe a sus aspiraciones de recuperar Los Pinos un año después.
Iniciar con una derrota el año electoral, es mal augurio para el partido tricolor, por lo que la elección de enero puede servir de parámetro para los siguientes comicios que habrán de desarrollarse en el transcurrir del año.
Baja California Sur es la siguiente escala electoral, con comicios en el mes de febrero, donde todo apunta a la renovación perredista, partido que gobernó las dos más recientes administraciones sexenales.
Poco es lo que se espera del PRI en esa entidad, aunque contiende por el ayuntamiento de La Paz con Estela Ponce, ex diputada federal y ex coordinadora nacional del organismo femenino del partido tricolor.
El candidato del PRI al gobierno estatal, Ricardo Barroso Agramont, es de bajo perfil y aunque el perredismo y sus aliados de la izquierda, PT y Convergencia se encuentran divididos se le conceden pocas posibilidades de triunfo.
En ese sentido, se le advierte como mejor opción al candidato del PAN, Marcos Covarrubias Villaseñor, un diputado con licencia militante del PRD que rompió con este partido al no ser ungido como candidato al gobierno estatal.
Luis Armando Díaz compite por el PRD y con todo y la fragmentación de su partido es considerado como favorito para retener el gobierno estatal, en el que le antecedieron los perredistas Leonel Cota Montaño –hoy fuera del partido del sol azteca- y Narciso Agúndez.
La sureña entidad de la península de Baja California puede representar la segunda derrota del PRI en igual número de elecciones de inicio del año previo al proceso comicial presidencial.
Después viene la preciada joya que es el gobierno del Estado de México, donde izquierda y derecha establecieron un pacto para arrebatarle el gobierno al partido tricolor.
El intento se hará, aunque pocos le conceden oportunidad a que una alianza triunfe sobre el candidato del PRI.
Tendrían que pasar muchas cosas, ocurrir una debacle, equivocarse el PRI en el candidato o una serie de situaciones para que les sea arrebatado ese territorio.
En Nayarit, los priístas también enfrentarán una alianza entre izquierda y derecha, con mayores posibilidades de triunfo, ya que cuentan con cartas fuertes para competirle al PRI.
Michoacán se avista como otra pérdida para el partido tricolor, ya que el perredismo se encuentra sólido en la entidad y el liderazgo de la familia Cárdenas continúa siendo un aval para refrendar la plaza.
Los priístas tienen pocas opciones confiables y rescatar ayuntamientos importantes podría ser su prioridad, ya que la posible incorporación de Luisa María Calderón Hinojosa como candidata del PAN pondría al priísmo, nuevamente, hasta el tercer lugar de la contienda.
En Coahuila, el priísmo no deberá tener mayores problemas para que en dos elecciones consecutivas, un Moreira salga triunfador.
En 2005 fue Humberto, proyectado en la actualidad a la presidencia del PRI, y seis años después su hermano mayor Rubén, el que venza a panistas y perredistas en esa comarca.
Con estos pronósticos desalentadores, los priístas podrían tener un mal año electoral, con todo y que ganaran dos entidades clave como son el Estado de México –de donde, presumiblemente, saldría el candidato presidencial- y Coahuila, la tierra de su presidente nacional.
La pérdida de Guerrero, Baja California Sur y Michoacán sería un duro golpe a las aspiraciones del partido por reconquistar Los Pinos, con todo y que refrendarán Nayarit.
• El diputado perredista Guadalupe Acosta Naranjo solicitó licencia al Congreso para buscar la nominación al gobierno de Nayarit, donde izquierda y derecha firmaron un pacto para ir en alianza.
El ex presidente nacional del PRD es nacido en Sinaloa, aunque reivindica residencia en la entidad que pretende gobernar.