La cop girl
¬ Salvador Estrada martes 3, Abr 2018Folclor urbano
Salvador Estrada
Ella aprendió en la escuela policíaca a cumplir con su deber y ser responsable en su trabajo y esa conducta le permitió superar la amenaza “plomo o plata”, y su decisión le da una estrella más en su carrera.
La mujer policía después de ser interceptada por unos sujetos armados que le ofrecieron dinero a cambio de que los dejara trabajar en la zona, sudando la gota gorda, aguantó la embestida, y sin más, los malosos después de la amenaza siguieron su viaje en cinco automóviles de lujo, advirtiéndole que atentarían contra ella, porque conocían todos sus movimientos.
La copgirl se comunicó por la radio y explicó la situación. Pidió apoyo y dio las coordenadas. Pronto arribaron las patrullas y dieron alcance a “la caravana del mal” y los policías al detenerlos cayó en sus manos Héctor Hugo, alias “El H”, a quien identificaron como el líder de los narcomenudistas en Tlalpan y principal distribuidor de la droga que corre en Ciudad Universitaria. Las autoridades le imputan a “El H”, 13 homicidios dolosos, incluyendo los registrados en las instalaciones universitarias.
La policía detuvo a “El H” y a diez personas más y confiscó cinco automóviles, cuatro pistolas y una subametralladora, así como tres kilos de yerba verde.
Y la mujer policía, la copgirl, cumplió su deber y con ello la sociedad debe de reconocerla como una gran policía, a la que se le debe premiar con un ascenso y mejorar su remuneración.
La honestidad y el profesionalismo debe tener una recompensa y ésta la tiene que otorgar el jefe de la policía capitalina.
Ser policía en una gran ciudad no es tarea fácil y sobre todo si quien luce el uniforme es una mujer, que por su seguridad se evita identificarla.
La mujer policía debe ser asignada a otro sector para darle protección y también para cuidar a su familia. Las mujeres tienen en ella un ejemplo de valentía, honestidad y profesionalismo que deben imitar en las diversas labores en que se desempeñan.
El Instituto Técnico de Formación Policial, ahora llamado Universidad del Policía, es la escuela donde se forman las nuevas generaciones de policías y ella es un ejemplo de ex alumna que asimiló la educación y que después de 16 años de prestar su servicio, pone en alto su formación en la universidad.
Ella cumplió con su misión, pero ahora debe cumplir con su deber el juez de control, quien valorará los argumentos de la representación social.
Sin embargo, los delitos por los cuales fueron acusados “El H” y su banda, como son cohecho, el narcomenudeo y la portación de armas, son delitos no considerados graves po,r lo cual es presumible que puedan seguir su proceso penal en libertad.
Y aquí es dónde los habitantes se sienten frustrados: admirar la labor de la chica policía, que no se ve todos los días, y luego saber que por “culpa de la ley, que considera no graves esos delitos” los malosos no pisen la cárcel y anden en las calles como si nada, haciendo y deshaciendo a su gusto.
Es menester que se revisen las leyes para que los malvados vayan a la cárcel y se castigue a quienes envenenan a la juventud de todo el país y no solamente a los universitarios.