Campañas reales y campañas “fake”
¬ José Antonio López Sosa miércoles 28, Mar 2018Detrás del Poder
José Antonio López Sosa
¿De dónde salen tantas noticias falsas?, ¿de dónde sale tanta guerra sucia sobre todo en plataformas y redes sociales?, ¿por qué se enturbia el proceso electoral a tal magnitud?.
La respuesta es simple: por deseos y acciones de los mismos actores políticos, partidos y sus equipos de campaña, que piden lo contrario en público.
Me explico: todas las casas de campaña exigen equidad, reprueban públicamente la guerra sucia y desmienten lo que falsamente se les imputa sobre todo en internet, sin embargo, ¿de dónde pueden salir esos golpes bajos, ataques, fake news y mensajes cibernéticos?, pues de los mismos estrategas.
Es difícil pensar que un ciudadano de a pie, sin un interés político obsesivo, dedique tiempo de su día en elaborar estos mensajes, en especial cuando la economía en general no da para abundancia.
Quienes están detrás de esto, creen tener la habilidad de hacernos pensar que son ciudadanos desinteresados los que hacen la guerra sucia, que son entes fuera de su alcance e incluso los reprueban.
Las campañas reales y las campañas fake, parecieran tener la misma autoría, quizá no en la ejecución final pero sí en la planeación.
Si le sumamos a ello, la lógica electoral de este año que es, a ver qué candidato le puede tirar más lodo a su oponente, nos encontramos frente a una realidad de votar por el menos malo, de votar por el que menos corrupto sea y de escoger entre lo peor algo que sea medianamente malo.
La clase política no tiene límites con relación a su ambición por el poder, son capaces de lo que sea y como sea, independientemente de su filiación ideológica o política.
Para ellos la premura es ganar a costa de lo que sea, así lo han demostrado desde el año 2000, en que las elecciones se convirtieron en un instrumento medianamente democrático.
El 1 de abril arrancan estas dos clases de campañas con todo, ya han tenido un largo previo en estos meses, pero ahora sí, vendrán a cabalidad demostrando lo endeble y simulada que es nuestra democracia.