¿Qué pasa con las alianzas?
Ramón Zurita Sahagún martes 13, Mar 2018De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Cuando se anunció la construcción de un frente amplio con la participación de tres partidos, dos de ellos de importancia nacional y el otro con pequeñas ínsulas de influencia en algunos estados del país, se pensó que sería difícilmente vencido en las urnas.
El PAN y el PRD eran, en ese momento, el segundo y tercer partido consolidados a nivel nacional y unidos a un partido de los considerados rémoras, presentan un frente opositor sumamente fortalecido.
La búsqueda del candidato presidencial no les fue difícil, observaron a su alrededor y consideraron que la mejor oferta la tenían a la mano, el constructor del frente había trabajado para sí mismo.
Solamente surgió una voz en contra, la de quien pujaba por convertirse en la candidata del PAN a la Presidencia de la República, la misma que siempre decía a todo que sí, que buscaría una candidatura a diputado federal y no lo hacía, la que también alzaba la mano en la búsqueda de la presidencia del partido y al momento de participar desistía.
Con la candidatura presidencial hizo lo mismo, amagó y cuando vio que los números no le favorecían, prefirió renunciar al partido y buscar una candidatura independiente.
Las otras alternativas de ese frente no fueron problema para que Ricardo Anaya Cortés, el entonces presidente nacional de Acción Nacional se alzara como candidato presidencial.
Miguel Ángel Mancera Espinosa no creció lo suficiente, Jorge G Castañeda no era opción, Graco Luis Ramírez y Silvano Aureoles, sabían que su aspiración se quedaría en solamente eso.
Anaya Cortés se deshizo de Margarita Zavala Gómez del Campo, quien pudo ser una piedra en el zapato y libre de ella y de algunos de los senadores que mostraban resistencia, el camino le quedó despejado.
Consolidar la alianza con PRD y MC resultó fácil, ya que los del sol azteca se encontraban en franca picada, sin candidato propio y el 2015 les resultó doloroso, al ver que estaban a punto de dejar de ser la opción de izquierda.
Mal le había ido al PRD en esos comicios, perdiendo varios de sus enclaves y con el grave riesgo de perder los que aún le quedaban en 2018.
El Partido de la Revolución Democrática gobernaba todavía los estados de Tabasco, Morelos y Michoacán, además de la CDMX, donde lo hacía con un mandatario no militante de su partido.
Tres de esas entidades están enfiladas a nuevos gobiernos en los comicios del primero de julio por lo que requerían del respaldo de otros partidos.
Se consideró que ir solos con candidato, los ponían en franca desventaja y con todo y ello, en Tabasco, CDMX y Morelos, lejos está de ser marcado favorito.
En los dos primeros va en segundo lugar en todo tipo de sondeos y encuestas y en la tercera de las entidades, está refundido hasta cuarto o quinto sitio.
Claro que en Tabasco y CDMX la alianza está consolidada, mientras que en Morelos el PRD va solo y el PAN y MC tienen un candidato en común.
Eso mismo le viene sucediendo en varios estados a la alianza conformada alrededor del Frente por México, ya que si bien lograron amarrar en lo referente a lo federal (Presidencia de la República, Senado y Cámara de Diputados), pero a nivel local no.
Jalisco reproduce el fenómeno de Morelos, ya que el candidato que podría haber surgido de dicha alianza, se opuso a ella y, en este caso, Movimiento Ciudadano va solamente con su abanderado Enrique Alfaro, amplio favorito que se negó a ser respaldado por PAN y PRD.
Hay otros estados en los que panistas y perredistas no se pusieron de acuerdo y presentarán candidatos propios cada uno a las alcaldías y Congreso local.
Esas diferencias podrían afectar el proyecto del Frente por México, ya que obligaría a realizar un voto diferenciado en algunos estados del país.
Con los priistas y sus aliados pasó algo similar y, tal vez, peor.
De inicio tuvieron que ceder una serie de posiciones de alto valor para verdes y neoaliancistas y poder formar la alianza a nivel federal, con candidato presidencial, aunque en diputados y senadores, no van de la mano en todas las entidades.
Sin embargo, como sucedió en el caso del Frente por México, Nueva Alianza y Partido Verde, decidieron ir con sus propios candidatos en varios de los estados y es donde viene una gran descomposición.
De los nueve estados con elección para gobernador, los priistas sufren, ya que solamente en uno de ellos están considerados con opción de triunfo: Yucatán. En el resto de las entidades se encuentra ubicado en segundo lugar en los menos y en tercero en las más.
Estados como Guanajuato, Chiapas y Veracruz, parecen condenarlo hasta el tercer lugar de los sufragios y en otros como Jalisco que actualmente gobierna, parece destinado a dejar de ser gobernado por el tricolor.
Por el momento, las alianzas de tercios formadas alrededor de los tres principales candidatos presidenciales, solamente parecen favorecer a la que arropa a Andrés Manuel López Obrador, ya que hasta el momento no hay síntomas de discordia entre Morena, Partido del Trabajo y Encuentro Social.
Ricardo Anaya Cortes, además de los problemas legales que enfrenta, sufre la pérdida de algunos apoyos internos de su partido y la ruptura de alianzas en algunas entidades en las que cada partido (PAN, PRD y MC) va por su lado.
José Antonio Meade, todavía no encuentra acomodo dentro de los priístas, por más que se convoca a constantes cierres de filas alrededor de su figura y menos con los problemas surgidos con Verdes y neoaliancistas en Chiapas, Tabasco, Puebla, Guanajuato y otras entidades.