Ex presidentes, en la mira
Freddy Sánchez martes 13, Mar 2018Precios y desprecios
Freddy Sánchez
“Agáchense que no respondo”…
Como “grito de guerra” en la actual contienda política electoral en busca del que será el sucesor de Peña Nieto, de casi todos los frentes surgen “pedradas” y “dardos envenenados” para dar en “el blanco” de los tres contendientes con mayores probabilidades de colocarse la cinta presidencial.
Ellos son los que con el apoyo de diversos grupos políticos, formaron un frente o alianza con los liderazgos del PRI, PAN y “Morena”. O sea, José Antonio Meade, Ricardo Anaya y Andrés Manuel López Obrador.
Y el más aporreado por el momento ha sido el llamado “joven maravilla”, quien se la ha tenido que pasar “dando de “brincos” en los “lodazales” de las acusaciones de corrupción que se le hacen desde el PRI y Morena.
Los señalamientos contra el abanderado panista, candidato presidencial del frente integrando también por el PRD y Movimiento Ciudadano, por simulaciones jurídicas de carácter inmobiliario, no se limitan a un reparto de increpaciones para el consumo exclusivo de los medios de comunicación y las redes sociales.
Formalmente, la Procuraduría General de la República procede a una amplia pesquisa en la que se pretende determinar si en efecto existen o no indicios suficientes para ejercer acción penal contra Anaya, en virtud a los cargos que públicamente se ventilan en su contra, sin que por ahora oficialmente se confirme que en las intenciones de la justicia esté el afán de consignar ante un juez al panista para que demuestre su inocencia en un juicio penal con las formalidades de ley.
Todo se ha quedado en una etapa meramente indagatoria, sin acciones legales contra Anaya, lo que a él le ha dado por afirmar que se trata de una maniobra de Estado contra los opositores al régimen en turno.
Y en apoyo a su aserto, el candidato presidencial del frente, afirma que si tan sólo el cinco por ciento de las acusaciones que se le hacen fueran verdad, “porque no se me cita a declarar”.
Algo que inesperadamente ocurrió la semana pasada, en la visita del panista y sus seguidores a la PGR para demandar que se detenga la “guerra sucia” en su contra, pero debido a que la invitación a presentar su declaración no tuvo el carácter formal requerido (después de que alguien con una chamarra de la SEIDO llegó corriendo a decirle que si quería podría declarar), por consejo de Diego Fernández de Cevallos, el candidato presidencial optó por solicitar que se le hiciera un citatorio por escrito.
Así, que la historia de los supuestos actos de corrupción por los que la Procuraduría General de la República, supuestamente tiene bajo minuciosa investigación al “joven maravilla”, seguirán dando mucho de qué hablar, aunque a fin de cuentas sólo pudiera tratarse de una parte de la pirotécnica electoral con sesgos de judicialización de la política en torno a la sucesión presidencial el curso.
O lo que es lo mismo: mucho ruido y pocas nueces como dice el refrán.
Y es que en la persecución de actos de corrupción entre los altos personajes de la política nacional, a diferencia de otros países en los que la lista de detenidos y consignados penalmente, con pruebas aparentemente contundentes de sus ilícitos de corrupción tienen que ver incluso con ex presidentes de aquellos lugares, aquí en México todo parece distinto en la administración de la justicia en la lucha contra la corrupción.
Por eso, cuesta trabajo creer que se encarcelará al señor Añaya o cualquier candidato presidencial y más aún que en la persecución de los corruptos se quiera ir tan lejos como lo amerita la urgencia de acabar con este “cáncer social” poniendo en primer lugar a los ex presidentes en la mira.