Inútil discusión
¬ Augusto Corro lunes 12, Mar 2018Punto por punto
Augusto Corro
El tema de los vendedores de drogas en el campus de la Universidad Autónoma de México (UNAM) no es nuevo. Sin embargo, se hizo notar más la presencia de la delincuencia en la Ciudad Universitaria (CU), por dos asesinatos, a finales de febrero.
David Eugenio Albarenga, de 20 años, y Francisco Axel Gallo, de 29 años, fueron abatidos a balazos. Formaban parte de la banda de Raúl “N”, (a) “El Barbas”, detenido con droga. Según se informó los presuntos victimarios pertenecen al grupo de Los Carniceros, también identificado como “narcomenudista”.
Otros hechos de violencia se registraron en los últimos meses en el campus universitario y nadie movió un dedo para incrementar la seguridad, ahora afectada por grupo criminales.
El 25 de febrero en la pantalla del estadio Olímpico apareció el letrero entre signos de admiración y mayúsculas: ¡Fuera narcos de la UNAM! Qué bueno que se hizo notar el repudio universitario a los vendedores de drogas.
Pero esa protesta no es suficiente. Se necesitan acciones radicales para erradicar el problema de las drogas y la violencia que no sólo se registran en el campus universitario. Pero se les olvidó señalar a los consumidores.
Pero preocupa más que ocurra en los centros de estudios donde se supone que nuestros jóvenes necesitan convivir en paz, lejos de los problemas de la inseguridad que nos aquejan a la mayoría de los mexicanos.
En cuanto ocurre un problema como el registrado recientemente en CU, todo mundo se desgarra las vestiduras. Que es necesario meter en cintura a la delincuencia, que ya basta de violencia, etc.
Y en automático se plantea que nada se puede hacer porque la autonomía universitaria es intocable. Que ninguna fuerza pública armada puede ingresar al campus universitario si no es a petición de las autoridades universitarias. Es decir que la delincuencia sí puede entrar y salir armada de CU y hacer lo que quiera, y los representantes de la ley no.
En fin, continuará la discusión bizantina sobre la intocable autonomía universitaria, mientras los “narcomenudistas” reorganizan su redituable mercado de las drogas en el campus de CU, que fue afectado, temporalmente, por la muerte de los dos vendedores de estupefacientes.
Anaya y su escándalo
¿De qué tamaño es la guerra sucia contra el candidato presidencial panista, Ricardo Anaya? ¿Pequeña o grande? ¿Está en el negocio sucio del lavado de dinero? Ya se encargarán las autoridades que lo investigan de decirnos si efectivamente el abanderado frentista es objeto de vincularlo a proceso por alguna ilegalidad.
En el presente, Ricardo Anaya se defiende como puede, mientras las pruebas de su delito se hacen más sólidas en su contra.
Claro, no debemos olvidar que estamos en campaña electoral y la lucha campal es de rudos contra rudos, sin límite de tiempo.
La esperada guerra sucia entre los partidos políticos empezó y Ricardo Anaya arrancó como protagonista.
Para los analistas políticos, el eje central de los discursos de los candidatos en la campaña será el de la corrupción. Si se comprueba que Anaya es corrupto, en vano es decir que no tendrá ninguna autoridad moral para predicar con el mal ejemplo. Pero si sólo se trató de acusaciones falsas para ganar votos, Ricardo Anaya podría fortalecer su candidatura.
Por eso, preguntamos de qué tamaño es la guerra sucia contra el panista-frentista.
La presunta ilegalidad de Ricardo Anaya es un juego de niños comparado con el saqueo del tesoro público de los ex gobernadores priístas. México es uno de los países más corruptos de mundo y no causa extrañeza que sus políticos naden en el mar de corrupción.
El lío en que se encuentra metido Ricardo Anaya tiene nerviosos a los frentistas que, según dicen, ya piensan en un Plan B por lo que pueda ocurrir en los próximos días. ¿Usted qué opina amable lector?
Los damnificados
En la Ciudad de México (CDMX) los damnificados por los sismos tienen que enfrentar su nueva forma de vida con paciencia de santo.
Desde el terremoto del 19 de septiembre, cientos de familias enfrentan su dramática situación de la mejor manera que puede.
La sobrevivencia les llevó a soportar los fríos invernales en las carpas improvisadas como viviendas. El dinero destinado para la reconstrucción de sus casas no se ve llegar.
Las autoridades de la CDMX y los asambleístas se encargaron del manejo de los recursos para reconstrucción con la respectiva lentitud y su presunto mal manejo. ¿Los damnificados tendrán que pasar el próximo invierno en la calle? ¿Alguien puede contestar la pregunta?