Todo se vale en la CDMX
Ramón Zurita Sahagún jueves 8, Mar 2018De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
La Ciudad de México se encuentra convertida en el centro estratégico en que los Partidos de la Revolución Democrática y Movimiento de Regeneración Nacional realizan su apuesta más grande, para gobernar la población más grande del país.
Es cierto que el Estado de México concentra mayor población que la CDMX, pero dispersa en los más de 125 municipios de que consta, mientras que la capital del país tiene solamente 16 alcaldías.
De los nueves gobiernos locales que irán a concurso el primero de julio próximo, la CMDX es la más grande, por encima de entidades pobladas como Veracruz y Jalisco.
Entre esas nueve entidades del país reúnen cerca del 40 por ciento de los distritos electorales del país.
De ahí que la CDMX revista gran interés por ganar el mayor número de distritos y obtener la segunda gema en importancia, después de la Presidencia de la República, que es el gobierno capitalino.
Hay un tercer partido que pretende insertarse en la competencia, pero que no logra penetrar en el ánimo de los electores, ya que desde que la ciudadanía elige a sus gobernantes primero en el desaparecido DF y ahora en la CDMX, han sido relegados como una fuerza electoral sin gran importancia.
Sin embargo, el PRI pretende participar como opción real de gobierno, recurriendo al mismo método usado con su abanderado presidencial, la de mostrar un candidato ciudadano que pudiese ser más atractivo que los candidatos presentados en el pasado.
Desde 1997 en que los ciudadanos capitalinos eligen a sus autoridades, el PRI ha quedado dos veces en segundo lugar y dos más en tercero, sin que sus candidatos hayan puesto en predicamento al ganador, siempre representando al PRD.
Con todo y que no ganó y ni siquiera se acercó al ganador, los priistas han contando con buenos candidatos, ganadores en ocasiones anteriores, cuando el PRI era partido único.
Dos de ellos, Alfredo Hilario del Mazo González y Beatriz Elena Paredes Rangel, gobernaron el Estado de México y Tlaxcala, respectivamente, antes de competir por el entonces Distrito Federal, mientras que Jesús Silva Herzog Flores traía detrás de él una carrera como secretario de Hacienda, de Turismo, director de INFONAVIT y Embajador, pero aún así no convencieron al electorado.
Ahora el PRI presenta una carta distinta, Mikel Arriola, quien fue director del IMSS y se presenta como candidato ciudadano, es decir no militante de ese partido.
Los priistas decidieron ensayar esa fórmula, desde las dos principales posiciones en disputa, la Presidencia de la República y la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México, debido al desgaste de la marca PRI y las corruptelas de algunos de los gobernantes provenientes de este organismo político.
José Antonio Meade Kuribreña salió como parte de esa fórmula priista que decidieron exportar a la CDMX, sacando un personajes que en un inicio cayó bien, por su desparpajo, pero que en las semanas recientes se ha rezagado, por lo que decidió emprender otras rutas que lo mantengan con presencia mediática.
Mikel trae una campaña contra la puntera de la contienda, Claudia Sheinbaum, a la que pretende bajar de alguna manera, ya que la diferencia se ahonda entre el primero y tercer lugar que dan las encuestas, sin iniciar todavía las campañas electorales formales.
Las acusaciones de Mikel contra Claudia abarcan distintos rubros. El desplome del Colegio Rébsamen (26 muertos) la clasificación de información reservada y algunos supuestos malos manejos en la construcción del segundo piso, son parte de la estrategia que desde el PRI usan como cañonazos en contra de la candidata de MORENA.
De esa forma, Mikel pretende escalar al segundo lugar en que se ubica la candidata de la alianza formada por PRD, PAN y MC, Alejandra Barrales.
Los dos candidatos ciudadanos del PRI, José Antonio y Mikel, parecen haber encontrado su espacio, aunque les costó bastante trabajo y ahora se ven un poco más sueltos y en esa tarea influye el suegro de Mikel, quien es a su vez asesor político de José Antonio.
Heriberto Galindo es el gozne entre estos dos personajes, quien se ha significado por ser el fundador del llamado Chilorio Power, un grupo de profesionales de la comunicación, quien es bien visto en algunos espacios y en otros sumamente criticados.
Ese grupo ha monopolizado por años oficinas de comunicación social, cuando el PRI es gobierno.
De él han salido jefes de prensa de la Presidencia de la República, del Senado de la República, de la secretaría de Hacienda, e la Contraloría, de los gobiernos del Estado de México, Sinaloa y otros más, además de mantenerse siempre en primera fila dentro de la estrategia mediática.
Con ese bagaje, Heriberto se convirtió en el gran estratega mediático de su yerno, aunque parece ser que a Mikel le falta como a José Antonio un ingrediente primordial, el carisma, la cercanía con la gente.
Nadie pone en duda que los candidatos importados por el partido tricolor, son profesionales, cuentan con experiencia, con gran preparación en sus temas, pero les ha costado trabajo, hasta ahora, lograr empatía con el electorado.
Claro que faltan los tres meses de campaña real, aquella en la que ya se podrán realizar debates y donde las propuestas tendrán que ser aterrizadas y esos 90 días serán de un constante trajinar, para mostrar quién de ellos resulta ser la mejor opción.
Por lo pronto, en la Ciudad de México, a los priístas no se le ve como opción real de gobierno, mientras que la disputa sigue siendo entre Morena y su candidata Claudia Sheinbaum y la perredista Alejandra Barrales.