Aquí, sólo “la muerte tiene permiso”
Francisco Rodríguez miércoles 7, Mar 2018Índice político
Francisco Rodríguez
Un partido, una franquicia electoral que, al son de celebrar el octogésimo noveno aniversario de vida, homenajea y se rinde ante sus propios silogismos resulta ser demasiado peligroso. Los discursos rancios, pasados de moda y de época ya no le dicen nada al mexicano que se encuentra preparado para sustituirlo en el poder. Las palabras revolución, constitución, instituciones, entre otras muy manoseadas, son ecos de un pasado mendaz y postrado ante la realidad y el futuro.
Vaya! Hasta la escenografía falsa que utiliza se regodea en su propia ignorancia sobre las asignaturas pendientes. Mire usted que rodear a Meade de campesinos nylon, ataviados por los maquillistas de turno y con disfraces más falsos que un billete de dos pesos, es para ponerse a dudar de las facultades mentales de los organizadores.
Hasta un novato en estas lides sabe que ese partido procreó y sustentó durante nueve largas décadas un sistema presidencialista de corte dictatorial en lo interno y anexionista en lo externo. Despotismo más anexionismo es igual a una poción difícil de deglutir para la inteligencia media y la suspicacia del mexicano.
Un modelito inútil para las épocas que se avecinan, simple y sencillamente porque el sistema autocrático del presidencialismo personalista, donde una sola cabecita decide por todos los demás que le rinden pleitesía y lealtad interesada, ya no tiene nada qué ofrecer en el mundo de nuestro tiempo. Es un modelito que ya no corresponde a esta época.
Quien quiera entender el tamaño de este galimatías macabro, debe saber que sólo 18 países en el mundo, de los más atrasados política y democráticamente, de los más autoritarios del planeta, sostienen la esencia del presidencialismo unipersonal, pero con mucho menos facultades metaconstitucionales que aquellas que nosotros hemos soportado durante 200 años. Para ponerse a dudar.
El actual presidencialismo mexicano sostiene una estructura fantasmagórica de un individuo que es, por el solo hecho de ser elegido por una mínima minoría del 23% de las listas nominales de electores, jefe de gobierno, jefe de Estado, del Ejército, de la justicia, de la legislación, de la seguridad y del dinero de nuestros impuestos.
Y así como aparece aparentemente sólido al interior, en el terreno internacional es sólo una tapadera de las decisiones del poder financiero, el único poder al que reconoce en el mundo. El que fija el tamaño de nuestra economía, el valor de nuestra moneda, el porcentaje del crecimiento, la capacidad productiva, los salarios y los bestiales techos de endeudamiento externo.
No hay, en toda el área de influencia hegemónica de los Estados Unidos, un país que lleve tantos años sometido a sus dicterios. Los que nos acompañaban en esa insensatez nos abandonaron hace muchos años, cuando se dieron cuenta que el neoliberalismo del sistema económico y político estadounidense los estaba llevando a la ruina. Se fueron para crecer endemoniadamente y no regresar jamás a este corral de la ignominia.
Nosotros seguimos lamiendo esa coyunda. No nos cansamos de ser los esclavos societarios de esa manera de dirigir en contra de los intereses populares. El presidencialismo mexicano ha sido la mejor fórmula, la que más se apega a esos métodos de dominación que no tienen brújula ni piedad con los más humildes.
El presidencialismo no da cuentas a nadie. Si se equivoca, vuelve a mandar. Pero en la celebración del aniversario de su partido, los priístas afirman, por voz de Meade, que ésa es su fortaleza. Porque es el único que sabe qué errores cometió y se los pueden cobrar en la otra vida. Que son el partido histórico… de la desilusión nacional.
Y atrás de cada matraca se esconde y vive una historia de mentiras sin límite, una forma de saquear la conciencia histórica, un procedimiento indigno de lograr la estabilidad política a costa del sacrificio de los bolsillos de todos. Una manera esquizofrénica de vivir, de creer que se vive, y que se es libre. De seguir haciéndonos creer que somos rompedores.
Una corriente autocrática y entreguista que siempre ha pedido permiso para todo a los Estados Unidos. Como aquí el Estado rampante creó a la Nación, al revés que en cualquier lugar del mundo, ésta no tiene voz ni voto. Si el sistema debe pedir permiso, los habitantes con mayor razón.
Por ello, todo aquél protestar, escribir, argumentar, proponer y hasta hablar desde cualquier tribuna o espacio público, o manifestarse en la calle, decir algo que valga la pena, debe antes que nada, gestionar ante la administración la solicitud de permiso para hacerlo. Así se trate de una marcha pacífica o de una revuelta agraria o laboral en busca de reivindicaciones mínimas.
El Poder Legislativo, la Judicatura Federal, los poderes locales y los cabildos de la enorme mayoría de los ayuntamientos de este país siguen las reglas del mismo juego de pedir permiso, so pena de fracasar en cualquier intento. Es más, el permiso no se obtiene si no va acompañado de una buena dosis de corruptelas anteriores.
Y así como es de cerrado al interior, es de agachado al exterior. El sistema presidencialista infame tiene que pedir permiso al Norte casi para todo aquello, a veces hasta para lo protocolario. Pide permiso para sus nefastas reformas estructurales, para concesionar propiedades territoriales y servicios, para revisar el dinero de los empresarios, para encargar los útiles de la fontanería.
Es el rasgo fundamental de un sistema autocrático dictatorial: que no haya una sola libertad o prerrogativa constitucional, competencia, atribución, franquicia, dispensa, concesión, permiso, cesión de derechos públicos que hoy se pueda ejercer en México sin pedir el previo permiso a los patrones del Norte. Es la raíz y la razón del sistema presidencialista mexicano.
Los costos sociales son demasiado elevados. Para lograr esta estabilidad y gobernabilidad de papel han tenido que sacrificarse a sangre y fuego las luchas campesinas por la tierra, las protestas sindicales, las libertades fundamentales que sólo obtienen permiso si favorecen a las clases explotadoras de los favoritos del sistema.
Congelar salarios, atiborrar de exenciones fiscales y proteger a empresarios ineficientes, agachándose indiscriminadamente a los vecinos del Norte, asimilando todas las recetas de créditos atados, de sujeción incondicional y cancelación de banderas colectivas, convierten al presidencialismo mexicano en el capataz ideal del gabacho.
Pedir permiso para malvivir sometidos a la voluntad de otros, tan ajenos como sus intereses es la marca, el sello de la casa en el sistema presidencialista, tan elogiado por los textoservidores que viven con largueza a nuestras costillas.
Pedir permiso para todo, excepto para morir. En México, la única que tiene permiso es la muerte, escribió Edmundo Valadés. También, la represión, el mantenimiento del sistema a base de mendacidades y horrores sin freno. Lo macabro ocupa el lugar de lo sustancial. Se refleja en los rancios discursos priístas y hasta de los no priístas (jejeje) como Meade.
No hay peor ciego que el que no quiere ver.
Y usted, ¿ya está listo para darles la patada y cambiar de sistema?
¿O va a decidir que sigamos pidiendo permiso?
Índice Flamígero: No sólo las encuestas colocan a José Antonio Meade hasta abajo en sus mediciones. Los mismos organizadores de su campaña lo sitúan hasta atrás en los aviones comerciales en los que viaja y ¡junto a la puerta de emergencia!, como si quisieran tirarlo. Le digo esto porque ayer, con motivo de un viaje del pri-itamita a Guadalajara, sus voceros oficiosos repartieron fotografías “para demeritar” al presidente del PAN, Damián Zepeda, quien viajaba en la misma aeronave, pero adelante, en clase business —más caro el pasaje—, mientras que su recomendado lo hacía en económica. Demagogia barata. El PRI es el partido que recibe más prerrogativas —recursos de nosotros los contribuyentes— y más dinero por debajo de la mesa, y tiene con qué pagar un mejor asiento a su candidote. + + + Todo un éxito resultó el World Golf Championships México Championship 2018, que por segunda ocasión en nuestro país tuvo una final inigualable para coronar al estadounidense Philip Mickelson, como el nuevo campeón de este torneo, organizado por Grupo Salinas —empresa con la que colaboro en TV Azteca— y la PGA Tour. Durante cinco días el Club de Golf Chapultepec registró la asistencia de miles de almas, principalmente niños, que se dieron cita para presenciar el torneo más importante del orbe, en el que participaron 64 de los mejores golfistas del mundo que disputaron una bolsa de 10 millones de dólares. Con un cupo totalmente vendido, una transmisión en vivo y en directo en 227 países del mundo, el World Golf Championships, México Championship, fue para el californiano Phil Mickelson, quien reconoció a Grupo Salinas por organizar un torneo de clase mundial en el Club de Golf Chapultepec en la CDMX. En la ceremonia de premiación, Benjamín Salinas Sada, CEO de Tv Azteca, agradeció el esfuerzo que realizaron todas las partes que formaron parte de la organización del World Golf Championships-México Championship, que por segundo año consecutivo ha sido un rotundo éxito, además de cumplir con el objetivo de Grupo Salinas, de fomentar los valores y la disciplina que conlleva la práctica de este deporte. + + + El próximo viernes 16 de marzo se estrenará el documental La Libertad del diablo, de su director Everardo González, que nos adentra al tétrico mundo de la muerte violenta a manos de otro ser humano. Revive las pesadillas de quienes habitan las ausencias y de quienes las han causado. Es un documento visual que todo ciudadano debe de ver antes de las elecciones, ya que México está sumergido en una serie de problemas profundos, por lo que ya es tiempo que la sociedad mexicana se involucre más en los problemas de los demás y se los apropien para poder marchar juntos hombro a hombro hacia adelante con un fin común y que eso provoque que no haya más abstencionismo. + + + “Panistas ‘hipócritas y santurrones hasta la sepultura’”, titula a su colaboración de hoy don Rubén Mújica Vélez: “ Caray. No sé cómo explicarle a mi nietecito. ‘Abue, ¿cómo es eso que Diego de Cebollas esté apoyando al peloncito y sospechoso ricachón de Ricardo Canalla y después vaya al besamanos de unos cuantos despistados con Meade?’ Caray, en nuestro pueblo lo llaman de manera muy rasposa. ‘Y luego Manuel Espino se ‘espina’ hasta el rabo, porque primero elogia a AMLO y días después se toma la foto con el desinflado Meade? Ya ni la amuela el hijo del genial Clavillazo. Abue no entiendo nada.’ No mi hijo, le dije, no es cosa de entender. Es cosa de oler las miasmas que despiden esos que dicen ser políticos”.
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