“Cabaret maldito” conmociona al público mexicano
Espectáculos lunes 5, Mar 2018- La tercera entrega de “El circo de los horrores” sorprende con temática provocativa, irreverente y algunos actos de circo en Sala
Arturo Arellano
Tras una partida inesperada de la compañía de circo española, en su última visita a México, la producción, comandada por el clown Suso Silva, está de regreso y lo hacen para presentar “Cabaret maldito”, la tercera entrega del concepto “El circo de los horrores”. En esta ocasión, con más interacción que circo, abriéndose paso con temáticas irreverentes, provocativas y comedia bastante ácida, hacen que el público suelte carcajadas incómodas y miradas atónitas, siempre atentas del escenario y los comentarios de los personajes que conforman el espectáculo. El show presenta su temporada en Sala, de la Ciudad de México, ubicada en Puebla 186, colonia Roma Norte.
El estreno se llevó a cabo con un foro abarrotado y un público listo para vender sus almas al lado oscuro. Suso Silva abre dando la bienvenida, en su personaje de Lucifer y antecediendo la llegada también de otro payaso, que hace una parodia de un sacerdote o religioso de cualquier denominación invitando a la gente a arrepentirse y abandonar la sala.
No obstante, los asistentes permanecen en sus asientos, dispuestos a degustar del satírico y provocativo espectáculo.
El primer acto de circo es un número de telas españolas, a cargo de un acróbata bastante asombroso, quien suspendido en el aire lleva las miradas del respetable hacia el cielo, entre la admiración y los nervios, realiza piruetas, dejando a la gente al filo del asiento. A ritmo de tango, abraza a una bella dama, mientras es asediado por un rival de amores, que termina por matarle en el centro del escenario.
En este punto se presenta un grupo de “perras infernales”, que más bien son mujeres bastante atractivas, invitando a hombres y mujeres al pecado. Ellas se divierten con el público, poniendo nerviosos a los hombres, con sus bailes sensuales y movimientos sugestivos, a los que ninguno se resisitió.
Es el momento en que su amor Lucifer, regresa para poner orden y defender lo suyo. Lo mismo, invita a una mujer del público al escenario para presentarle a sus “ángeles negros” un par de caballeros musculosos que son objeto de las fantasías de la dama partícipe, a quien se le permite tocarlos, besarlos y hasta lamerlos. Terminada la participación de la chica del público, los hombres se quedan en el escenario para realizar un acto de pulsismo, que sólo deja ver su destreza y fuerza para realizar diferentes figuras con su cuerpo.
Cabe destacar que todo ocurre entre números musicales, a cargo de sus diferentes cantantes, que interpretan canciones covers y originales, para adentrar a la gente a esta antesala del infierno. Uno de los personajes que realmente cautivó al público y no por su belleza, sino por su talento, fue el “angelito negro”, una chica mexicana que dio el toque de nostalgia a la velada, interpretando con una voz realmente angelical “Beautiful”, mejor conocida en la voz de Cristina Aguilera, pero de la cual hicieron una versión en español para el espectáculo. Sin duda, este ángel negro se llevó gran parte de los aplausos, sin necesidad de quitarse una sola prenda, como lo hizo gran parte del resto del elenco.
Posteriormente, tomó el escenario una pareja de intrépidos patinadores, quienes realizaron acrobacias en 360º. El varón, girando sobre su propio eje, con su compañera de entrada en hombros, pero luego, sosteniéndola apenas del cuello o con una soga atada alrededor de su cabeza, mientras ella sorprendía girando rápidamente sobre su eje. Más tarde, tomaron también el escenario dos personajes ataviados en atuendos con referencias al sadomasoquismo, quienes realizaron un acto de lanzamiento de cuchillos, cuchillos con fuego y una especie de hachas, que el caballero lanzaba a una superficie de madera en la que la dama reposaba, al parecer disfrutando del sufrimiento y la adrenalina.
Lucifer regresó al escenario para realizar una dinámica de “confesiones”, invitó a una pareja del público al escenario, de quienes destapó sus más profundos y sucios secretos, ellos revelaron sus fantasías con el público y recibieron premios o castigos, según la confesión realizada, todo enfocado al sexo y las perversiones, a las que orgullosamente eran capaces de llegar.
Lucifer, complacido, salió de nueva cuenta del escenario para dejarlo libre a la participación de quien en un principio era un sacerdote, pero ahora convertido al lado oscuro se vistió de diablo completamente rojo y ofreció un espacio de comedia al estilo del Stand Up, un tanto floja, quizá por lo negro y ácido del contenido, al que la gente respondía poco tarde. En la recta final del espectáculo, entre irreverencia, bailarines y cantantes, se vislumbró un numero de streaptease, en el que una bella mujer se fue despojando de su ropa, al ritmo de la música, subiendo una escalera parte de la escenografía, hasta llegar a lo más alto del escenario y dejar a todos los varones con la boca abierta, ante sus bien formados atributos al descubierto. Siendo este el preámbulo perfecto para el último acto de este show con la presencia de Lucifer en el escenario, quien cerró con un breve monólogo en el que invita a le gente a vivir el hoy y ahora, sin prejuicios, embriagarse, pecar y vender su alma al arte como lo hace, según sus palabras, cada miembro de la compañía.