El tamaño del odio
¬ Augusto Corro martes 27, Feb 2018Punto por punto
Augusto Corro
El muro fronterizo México-Estados Unidos no servirá para gran cosa; pero la necedad de Donald Trump para construirlo sólo representará gastos millonarios inútiles.
El 19 de febrero empezó entre Calexico y Mexicali el levantamiento de un tramo de la valla con barras de hierro que alcanzan los 9 metros de altura y 2 de profundidad.
El tamaño de la cortina de acero seguramente busca desalentar el paso de indocumentados de México hacia EU por esa zona. Sin embargo, ese obstáculo artificial no reducirá ni el contrabando de personas, ni de drogas, menos de armas.
Es exagerado el odio de Trump hacia los mexicanos, su obsesión por insultarnos cada vez que tiene la oportunidad de hacerlo. También de recordarnos que México debe pagar la construcción del muro.
México no gastará un solo centavo para darle el gusto a Donald que cada día refleja su ineptitud para gobernar el país más poderoso del mundo.
Un sinnúmero de personas ya le dijeron al magnate de la construcción que su idea de evitar la migración ilegal con una valla es más que inútil.
Los indocumentados no entran a EU por la frontera con México, sino que llegan en avión como turistas y se quedan allá más de lo permitido por sus visas.
En los medios de información ya se dijo que “los inmigrantes indocumentados están entrando a EU a través de aeropuertos o puestos fronterizos con visas válidas, lo que haría del muro fronterizo de Trump un monumental desperdicio de dinero”.
Por otra parte, en el renglón del contrabando de drogas, los delincuentes no ven en el muro un obstáculo serio al trasiego de estupefacientes. Ellos utilizan drones, submarinos, aviones ultraligeros, etc., para transportar sus productos.
Para los narcos el muro de Trump es una distracción pintoresca, pues tiene poca aplicación práctica en un mundo donde se aprovecha la tecnología más avanzada para transportar drogas y personas a EU ilegalmente.
En materia de contrabando de armas el problema seguirá con valla o con la más alta cortina de hierro. Se trata de un negocio tradicional siempre floreciente. Las miles de personas muertas a balazos lo confirman.
Escuchar a los jovenes
En EU las matanzas se suceden una tras otra ante la presencia pasiva de las autoridades que se niegan a reformar sus leyes para evitar la compra y uso indiscriminado de las armas.
Y precisamente, esas masacres se registran en los colegios, donde las personas se encuentran desarmadas, convertidas en blanco fácil de los asesinos. El 14 de febrero, en el instituto de Parkland, Miami, fueron asesinados 14 adolescentes y tres adultos por un exalumno armado con un fusil de asalto.
El uso sin control de rifles de alto poder tiene enlutadas a las familias estadounidenses. Es más fácil comprar una pistola, rifle, granada de mano, etc., que una medicina. En EU, millones de personas aceptan leyes que permiten que cuanta persona lo desee se consiga armamento como si tuviera que ir a la guerra.
Ante esa situación tan reprobable, un grupo de estudiantes de Parkland optaron por reclamar más control de las armas.
Buscan presionar a la clase política para que con nuevas leyes la sociedad estadounidense enfrente y resuelva el problema social que representan los asesinos que tienen toda clase de facilidades para comprar armas.
El 24 de marzo, los jóvenes con el lema “Marcha por nuestras vidas” se reunirán en Washington para manifestarse por el “Nunca más”, en relación a las matanzas de estudiantes en EU. Ojalá y los estudiantes tengan eco en sus proyectos pues el control de armas más estricto ayudaría a salvar vidas.
Ya veremos qué es lo que piensa la Organización Nacional del Rifle (NRA), con más de 5 millones de afiliados, que defiende el derecho a poseer armas tanto para la defensa personal como para actividades recreativas.
El presidente Trump, sin idea de lo que dice o hace, se pronunció porque se entreguen armas a los profesores de los colegios para evitar ataques como el ocurrido en Parkland. Anunció que propondrá la prohibición de la venta de armas a menores de 21 años. De entrada, la NRA rechazó la idea.
Los estudiantes con su rebeldía empezaron a mover la conciencia de los estadounidenses que rechazan las matanzas, donde personas inocentes son víctimas de asesinos afectados en sus facultades mentales, pero con el derecho de manejar toda clase de armas.