Trump, irritado
¬ Augusto Corro lunes 26, Feb 2018Punto por punto
Augusto Corro
México tiene la razón. No pagará el muro fronterizo. Esa idea descabellada de Donald Trump de aislar a su país debe financiarse con el dinero de los estadounidenses.
Aunque queda clarísimo para los mexicanos que no debemos pagar la valla fronteriza, el presidente Trump sigue montado en su necedad, que tarde o temprano afectará las relaciones diplomáticas, comerciales, de seguridad, etc. Pero el mandatario no quiere entenderlo.
En su campaña electoral prometió la construcción del muro a lo largo de la frontera de Estados Unidos con México. Seguro que obtuvo muchos votos de sus seguidores, que, también como él, viven fuera de la realidad.
En el presente, Trump no puede aplicar la reversa a sus proyectos absurdos y necio e ignorante (por decir lo menos) como es no quitará el del renglón. No importan las consecuencias de su cerrazón.
Hace varios días se informó sobre una posible reunión entre los presidentes de México y Estados Unidos, Enrique Peña Nieto y Donald Trump, respectivamente, para tratar temas que atañen a ambos países, claro, incluido el relacionado con el levantamiento de la barda fronteriza.
El martes pasado los dos mandatarios sostuvieron una comunicación telefónica que no agradó a Trump, porque Peña Nieto le planteó la sugerencia de que “se retractara públicamente de su promesa de hacer a México pagar por el muro”.
Ante esta petición del mexicano, el magnate de la construcción “perdió los nervios” (se enfadó) y además se sintió “frustrado y exasperado”, de acuerdo con información de los medios. Así, las posibilidades de un encuentro entre Peña Nieto y Trump, de carácter oficial, se esfumaron.
A Trump las relaciones de buen vecino del millonario estadounidense con nuestro país no le importan. En su esfera política solo priva la soberbia, el egocentrismo y otras debilidades de la conducta humana, como el racismo, etc.
Siempre que tiene oportunidad Trump aprovecha la oportunidad para ofendernos. El magnate denigra a hispanos, afroamericanos, islamistas, etc., con los peores calificativos. Su visión sesgada del mundo lo lleva a tomar decisiones raras, extrañas. En más de una ocasión se preguntó si se encuentra bien de sus facultades mentales para ejercer su cargo.
¿Qué sigue? Para México la incertidumbre. México, Canadá y EU discuten sobre el futuro del Tratado de Libre Comercio (TLC) que podría complicarse con la actitud de nuestro país y el espíritu de confrontación de los representantes de Trump.
¿Continuará con vida el TLC? ¿En qué condiciones quedará México? No pasará mucho tiempo para que lo sepamos. Por ahora, México reitera que de ninguna manera pagará el muro. Esta posición de nuestro país irrita a Trump. Allá él.
UNA BUENA IDEA
En algunos partidos políticos tienen en sus propuestas de campaña la eliminación de las pensiones vitalicias de los ex presidentes de México. Los ex mandatarios una vez concluida su gestión reciben un sinnúmero de beneficios, que rayan en el escándalo.
Por ejemplo, la pensión para cada ex presidente, según los acuerdos presidenciales, es de 205 mil pesos mensuales, seguros de vida y gastos médicos mayores; además de tener a su disposición a 78 elementos militares, así como a 25 empleados de Presidencia.
Los beneficios incluyen a las viudas de los ex mandatarios. Tal es el caso de la ex actriz Sasha Montenegro, quien fue esposa de José López Portillo, que recibe 115 mil 187 pesos mensuales del erario.
Entre los ex mandatarios más beneficiados se encuentra Felipe Calderón Hinojosa. Antes de dejar el cargo, el michoacano modificó el reglamento del Estado Mayor Presidencial para “incrementar a 425 el número de elementos de seguridad asignados a su familia. Incluyó a padres, suegros, hermanos, cuñados, sobrinos y tíos”.
El guanajuatense Vicente Fox, además de recibir la pensión, tiene a 19 personas a su cargo que implican un costo de 817 mil pesos al mes.
Como se ve, se trata de beneficiar, sin límite alguno, a los ex presidentes mexicanos que en ninguno de los casos dieron resultados positivos a México. Las pensiones tienen que reducirse a lo que ordena la ley para todos los mexicanos, que dicho sea de paso, son injustas para la gran mayoría.
Un trabajador necesita 25 años de labor para jubilarse con una pensión de alrededor de 2 mil 500 pesos mensuales. Los ex presidentes reciben más de 200 mil pesos al mes por laborar sólo seis años.
¿Prosperará esa buena idea? ¿Usted que opina?