Meade, en su laberinto
¬ Augusto Corro miércoles 14, Feb 2018Punto por punto
Augusto Corro
Alrededor de mes y medio tendrá el Partido Revolucionario Institucional (PRI) para mejorar su imagen, como nunca tan deteriorada ante el electorado. ¿Cómo lo logrará? Se ve una tarea más que difícil. Perdieron un tiempo valioso en la lucha contra la corrupción. La oportunidad voló, se esfumó.
Ahora, el fantasma de los funcionarios priístas corruptos se presentará y pasará la cuenta al tricolor en esta temporada de intensa campaña electoral.
La jerarquía priísta dejó que sus gobernadores corruptos huyeran a otros países y burlaran a la justicia mexicana. No lo lograron. De los tres ex mandatarios que saquearon el tesoro público, sólo dos se encuentran presos. Uno es el veracruzano, Javier Duarte, acusado de los delitos de peculado, enriquecimiento inexplicable, delincuencia organizada, etc. Este ejemplo de pillo espera en el Reclusorio Norte que se defina su suerte.
El otro sujeto es Roberto Borge, el quintanarroense, también señalado por actos delincuenciales de él y su gabinete, entre otros un daño al erario por más de mil millones de pesos. Se encuentra recluido en un penal de Morelos. De esa trilogía de bandidos sólo falta el ex gobernador de Chihuahua, César Duarte, quien, según dicen, es perseguido ya en Estados Unidos. Se asegura que es inminente su captura y deportación.
Sin duda, los estrategas priístas serán quienes decidan, una vez que lo detengan, claro, la fecha de recibirlo aquí en México. César Duarte también tiene acusaciones por los delitos de peculado y de triangulación de dinero público a su partido el PRI.
Aquí informamos que los chihuahuenses son testigos del auge económico del ex mandatario, que llegó a la política como vendedor de automóviles seminuevos y terminó como socio de un banco.
Será interesante saber cómo limpiará el PRI su cara manchada por la conducta negativa de sus funcionarios. Si hace tiempo se supo de los saqueos al erario por parte de los mandatarios estatales, los dirigentes del tricolor debieron exigir cuentas y castigar a los pillos. Quizás nadie se acordaría de esos saqueadores.
No lo hicieron, el problema creció. En la campaña presente, los partidos políticos adversarios del PRI manejan la spotiza contra la corrupción con los rostros de Javier Duarte y Roberto Borge. Es posible que añadan la imagen de César Duarte, una vez deportado.
Mientras, en el PRI se devanan los sesos para encontrar la fórmula para ganar votos y mejorar la posición de José Antonio Meade Kuribreña en las preferencias electorales, que ahora lo tienen en un tercer lugar, según las encuestas. El tricolor no le encuentra la cuadratura al círculo en el tema de posicionar a Meade Kuribreña como el candidato ideal para las elecciones presidenciales.
Más de un priísta no entiende cómo es que el aspirante presidencial nunca militó en su partido, pero sí alcanzó la precandidatura y luego la candidatura. En la intercampaña política que terminará el 30 de marzo el abanderado priísta tendrá que revisar sus cuadros, ajustar la maquinaria para la recta final rumbo al 1 de julio, que será una guerra de lodo.
Son múltiples los obstáculos que debe superar el aspirante Meade Kuribreña para mejorar la imagen de su partido, para decirle a los mexicanos que es el representante del cambio tan esperado. ¿Lo logrará con militantes como el dirigente petrolero, Carlos Romero Deschamps, un representante genuino de la corrupción? ¿O un ex gobernador como José Murat, con una cola tan larga como dinosaurio? ¿O con el apoyo de los dirigentes cetemistas casi desaparecidos del escenario político? ¿O con los dirigentes charros de otras organizaciones sindicales? ¿Podrá enmendar el error de aceptar como asesores a personajes controvertidos, como el ex panista Javier Lozano? ¿O con el apoyo del dirigente nacional del PRI, Enrique Ochoa Reza, que sólo provoca conflictos que su jefe tiene que resolver? La novatez del líder nacional priísta surge siempre en los momentos más complejos. Por ejemplo, su último error fue llamar prietos a los simpatizantes de Morena, como si él fuera el prototipo de ario del que se ufanaba Hitler: blanco, rubio y de ojos azules. ¿Quién puede competir con tantos obstáculos en contra?
En el otro renglón de la candidatura Meade Kuribreña tendrá que ofrecer un proyecto de gobierno que erradicará la violencia y la corrupción que nos agobia, mejores oportunidades de vida para la gran mayoría de jóvenes que tienen cerradas las puertas de su futuro y algo que nos lacera constantemente, la pobreza galopante que nadie puede frenar.