Fox: descarado
¬ Gustavo Mora viernes 3, Dic 2010Nostálgicos y acelerados
Gustavo Mora
Un nostálgico clásico del poder, Vicente Fox Quesada, reconoció lo que todo México sabía: que durante su gestión como Presidente de la República: “cargué los dados para que Andrés Manuel López Obrador no llegara a la candidatura presidencial del PRD por ser un peligro para México”.
Ni falta hacía que dijera algo que se vio tan obvio.
Lo malo es que con su actitud contra el tabasqueño que era el Jefe de Gobierno del Distrito Federal, se llevó entre las patas y llenó de desprestigio a todos los poderes habidos y por haber: el Ejecutivo (vía la Presidencia de la República y la Procuraduría General de la República); el Judicial (Suprema Corte de Justicia de la Nación y sus jueces) y Legislativo (Cámara de Diputados) Y acabó con el prestigio de un militar que como Procurador de Justicia Militar, se había atrevido a degradar y encarcelar a tres Generales de División: Rafael Macedo de la Concha.
Cuando le preguntaron al guanajuatense si había cargado los dados contra el “pejelagarto”, su respuesta fue cínica: “pues claro que sí, pero fue un acto democrático (?) Y su derrota en la elección presidencial del 2006, fue mi segunda victoria” ¿Cuál fue la primera? Porque el guanajuatense, teniendo el desafuero complaciente del Congreso de la Unión, no se atrevió a dar el siguiente y más importante paso: meter a la cárcel a quien según él, había desacatado la orden de la autoridad judicial. Y eso fue precisamente lo que amarró la candidatura presidencial del tabasqueño que Fox no supo evitar.
Ya entrado en gastos, el folclórico nostálgico del poder dice estar en desacuerdo con el Presidente Felipe Calderón cuando habla de errores que se cometieron durante la administración foxista tan tormentosa y desaseada constitucionalmente.
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El caso es que Fox se niega a bajarse del ring, mientras su alfil, Manuel Espino Barrientos, amenaza con ir a votar por el nuevo presidente del PAN, no obstante haber sido expulsado de las filas del partido azul, pintado de azul… Ya bailó, pero se niega a sentarse… Manlio Fabio Beltrones y Francisco Rojas Gutiérrez, coordinadores de los senadores y diputados priístas, dijeron que seguirán negociando con el gobierno, “ a pesar de los ataques del presidente Calderón al PRI”. Esto, en presencia de Beatriz Paredes Rangel, todavía presidenta del PRI… Y el Jefe del Ejecutivo, engallado, les pregunta: “¿habrá o no habrá reformas?”… Manuel J. Clouthier, de estirpe empresarial y latifundista, más que panista, afirma que los ataques del Presidente Felipe Calderón Hinojosa al PRI son indefendibles e inapropiados… Puros representantes del aliancismo en la toma de posesión de Gabino Cué Monteagudo como gobernador de Oaxaca, mientras que en Veracruz, el priísmo acompañó al hijo político de Fidel Herrera Beltrán, Javier Duarte… Y en Aguascalientes, volvió el priísmo al Palacio de Gobierno… Desaseo, gritos y sombrerazos en Oaxaca. Ni fu, ni fa, en Veracruz. Y triunfalismo en la tierra de los hidrocálidos… El caso es que si revisamos el mediocre cuadro de gobernadores priístas, panistas, perredistas y aliancistas, Carlos Lozano está a años luz de distancia de un Enrique Olivares Santana en Aguascalientes; Juan Sabines Guerrero nada tiene que hacer comparado con Juan Sabines Gutiérrez o un Jorge de la Vega Domínguez, en Chiapas; César Duarte ni siquiera se aproxima a un Manuel Bernardo Aguirre u Óscar Flores Sánchez en Chihuahua; el Metrobús y los puentes de Marcelo Ebrard Casaubón, nada tienen que hacer frente a los ejes viales y la Central de Abastos de Carlos Hank González; Juan Manuel Oliva no es ni caricatura de José Aguilar y Maya en Guanajuato; Miguel Osorio Chong es peso paja al lado de Alfonso Corona del Rosal y Jesús Murillo Karam, en Hidalgo; con su lenguaje de cargador de La Merced, es un insulto para los jaliscienses que recuerden a Francisco Medina Ascencio; Leonel Godoy no puede con el recuerdo de los Cárdenas en Michoacán; Marco Antonio Adame es una mala caricatura al lado de Lauro Ortega Martínez y Antonio Rivapalacio en Morelos; Ney González no soporta la carga de su apellido (Emilio M. González) en Nayarit; Rodrigo Medina no sería ni Oficial de Quinta con Ignacio Morones Prieto, Alfonso Martínez Domínguez o Luis M. Farías en Nuevo León; Mario Marín Torres y quien le sucederá, Rafael Moreno Valle, no quieren que les menciones a Manuel Bartlett Díaz o Melquiades Morales Flores en Puebla; José Calzada detesta oir el nombre de Mariano Palacios Alcocer, en Querétaro; Félix A. González Canto no pede con la carga del villanuevismo (Mario Villanueva Madrid), ni con el prestigio de Pedro Joaquín Coldwell en Quintana Roo; Carlos Jonguitud vive en el recuerdo y reconocimiento de sus paisanos potosinos; Jesús Alberto Aguilar Padilla y Mario López, juntos, se niegan a cargar la imagen broncuda pero entrona de Leopoldo Sánchez Célis, en Sinaloa; Guillermo Elías Padrés tiene suficiente con Luis Encinas Johnson y Manlio Fabio Beltrones, en Sonora; Y Granier es un pitufo al lado de Carlos Alberto Madrazo Becerra, en Tabasco; Eugenio Hernández no puede, 40 años después, con la imagen de Norberto Treviño Zapata en Tamaulipas; Héctor Ortiz será arrasado por Mariano González y por el recuerdo de Tulio Hernández Gómez y Beatriz Paredes Rangel, en Tlaxcala; Javier Duarte ya reconoció que es un adulto chiquito y los apellidos Alemán, Ruíz Cortines y Gutiérrez Barrios le pesan como loza, en Veracruz; e Ivonne Ortega Pacheco se defiende y protege con el apellido de su pariente Víctor Cervera Pacheco en Yucatán; Miguel Alonso odia que hablen en Zacatecas de Genaro Borrego Estrada Y J. Guadalupe Cervantes Corona.