Políticos ensoberbecidos
¬ Augusto Corro martes 13, Feb 2018Punto por punto
Augusto Corro
Los políticos mexicanos actúan como seres superiores que pueden insultar, ofender o subestimar a las personas.
Son incontables los testimonios de esas acciones denigrantes, ofensivas, de quienes ostentan cargos públicos y creen que el poder les autoriza actuar como patanes, ensoberbecidos e insensibles.
Cuando no es el maltrato, es la discriminación, la humillación a la gente por su condición económica de pobreza, su raza o color de piel, etc. Esa conducta reprobable, que no es otra cosa que el reflejo de la ignorancia, la mala crianza o cualquier otro complejo, es práctica común en los políticos.
Ni el más modesto manual de educación pasó por las manos de los políticos. Ni idea tienen de los modales que regulan la convivencia humana. El calificativo de patanes, claro con sus muy honrosas excepciones, les viene muy bien. Se siente honrados. En el estatus donde se mueven son aplaudidos y elogiados.
Uno de esos espectáculos bochornosos ocurrió hace varios días en una audiencia de un grupo de indígenas rarámuris (tarahumaras) con legisladores de la Junta de Coordinación Política del Congreso de Chihuahua.
Las indígenas relataron las injusticias de que son víctimas, pues “están siendo despojadas de las casas que el gobierno de Chihuahua les entregó en comodato cuando no cumplen con los caprichos de los líderes de la asociación que administra las viviendas”.
La queja es una más de la lista de la problemática social que enfrentan los tarahumaras desde que llegaron los negocios de la narcodelincuencia. Más de la mitad de la población indígena de la zona sufre pobreza alimentaria. El desayuno-sesión de trabajo se efectuó sin contratiempo alguno. Al diputado Pedro Torres Estrada se le ocurrió grabar y publicar un video de la reunión, en la que aparecían los legisladores de la Coordinación Política ante una mesa preparada para el desayuno.
Los desatentos o maleducados políticos empezaron a disfrutar sus alimentos: café, jugo, huevos, etc., ante las cuatro mujeres rarámuris, con su indumentaria regional, que escuchaban a sus interlocutores que hablaban con la boca llena de comida.
En el fondo del comedor, retiradas de la mesa y de las viandas, las denunciantes, apremiadas por la necesidad de ser escuchadas, aguantaron ese desplante de mala educación de los legisladores que ni siquiera tuvieron la atención de invitarles un vaso de agua. El video con ese gesto de descortesía de los políticos le dio la vuelta al mundo.
Los prietos
El precandidato presidencial priísta, José Antonio Meade Karibreña, tendrá que pensar, en serio, en cambiar a sus asesores políticos que poco o nada le ayudan. Estos personajes son parte de un “surtido rico” de políticos amantes de los conflictos y de los escándalos. Entre los integrantes del llamado “cuarto de guerra” se encuentra el líder nacional del PRI, flotillero, Enrique Ochoa, quien más que un dirigente político parece un buscapleitos de cantina.
Como que lo buscaron para ese cargo con el propósito de que cumpla con lanzar ofensas y descalificaciones contra sus adversarios políticos.
Sin ninguna necesidad, el sábado pasado, en Tabasco el tricolor llamó “prietos” a aquellos ex miembros de su partido que se unen a las filas de Morena, cuyo propietario es Andrés Manuel López Obrador.
El flotillero priísta ante los militantes de su partido dijo lo siguiente: “Aquí está reunido el priísmo real y profesional de siempre en Tabasco. En cambio hay algunos que se van huyendo a Morena, son los prietos y a esos prietos les vamos a demostrar que son prietos pero ya no aprietan”.
Se trató de un discurso pobre, irreflexivo, con una sobrecarga de racismo que afectó al propio orador que, dicho sea de paso, no tiene características de ario: no es blanco, ni tiene los ojos azules.
Algunos paisanos de piel canela criticaron al político por el comentario despectivo o de poco respeto hacia aquellos que formamos parte de la raza de bronce, y pidieron la intervención de la Comisión Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred). Le recomiendo que vea los “memes” sobre el tema. Demoledores.
¿Qué gano el líder priísta con su discurso racista? Nada. Al contrario, en vez de ayudar a su jefe, Meade, que va retrasado en las preferencias electorales, lo que hizo fue ganar críticas por sus palabras hirientes y racistas.
En el denominado “cuarto de guerra” también se encuentra Javier Lozano, expanista, un rijoso que de acuerdo con su manera de actuar, a Meade le restará votos, no le sumará seguidores como se supondría.