El pesimismo nacional
¬ Mauro Benites G. jueves 8, Feb 2018Municiones
Mauro Benites G.
Inmersos en el proceso electoral nacional en la etapa de los “Pre”, con la característica predominante de insultos, calumnias, descalificaciones y acusaciones, situación en que los posibles, sólo posibles votantes están irritados y verdaderamente defraudados al no tener propuestas para la solución de los múltiples problemas en que sobrevivimos los mexicanos, de parte de los “Pre”. A riesgo de ser acusado de “pesimista” por los precandidatos, que de momento han perdido la ponderación y la calma, lo que para este comentarista representa un enorme problema, quiero hacer algunas reflexiones sobre las últimas cuestiones que han agitado el mundo político, porque no es tiempo de que se calle nadie y se ha tratado, sin duda, de hacer cierta una oposición, la oposición tiene que hablar. ¿Soy oposicionista? Sí, sin duda, si aceptamos las últimas erróneas definiciones. Un periodista honesto, lo que tiene que hacer es señalar lo que cree que está mal, diciendo por qué lo cree, y mientras esa sea su tarea no podrá ser acusado de nada, vaya contra la vida nacional.
Hace años que Vargas Llosa, el escritor peruano, llamó al sistema de México “la dictadura perfecta” y entonces tenía razón, porque el PRI lo dominaba todo, ganaba elecciones, inventaba candidatos, etc. A la fecha, y la prueba está en la irritación del señor que preside el PRI nacional, las cosas han cambiado mucho: es verdad que se ha permitido una oposición y que por ejemplo claro, existen 10 partidos políticos con registro en el INE. Pero eso es lo que ocurre en todos los países democráticos del mundo y si se va impulsar la democracia hay que entender, y aceptar, tales críticas. Permítame el disgustado presidente del CEN del PRI decir por qué, en esta columna, se ha tenido que aclarar que:
Siendo este comentarista un convencido de que las reformas estructurales del presidente Peña Nieto, serían la fórmula para colocar a nuestro país en la ruta de desarrollo como potencia internacional en el campo de lo social, económico y político, pero, el eterno pero, nuestro Presidente no tuvo la sensibilidad de colocar los perfiles en las diferentes secretarías de Estado donde tendrían que aplicarse y desarrollarse dichos proyectos de reforma, convirtiéndose en reformas fallidas de facto, teniendo él la responsabilidad ante los mexicanos y ante la historia de ese fracaso.
Cuando un país vive la situación verdaderamente irritante, la gente tiene derecho a estar decepcionada y no creer en falsas promesas de mesías orates y fanfarrones de taberna. Lo menos que puede tener la gente es libertad para opinar y si se le reprocha y se le culpa por eso, entonces sí vamos a estar en insoportables condiciones de sobrevida.
Yo tengo pena porque se me califique, en mi pequeñez, de pesimista. Pero no veo cómo puede nadie ser optimista con tanta ineptitud e inmundicia.