Un burro hablando de orejas
Alberto Vieyra G. martes 6, Feb 2018De pe a pa
Alberto Vieyra G.
Hasta el hartazgo escuchamos al niño chillón y canalla, Ricardo Anaya, hablar de corrupción en un podrido PRI, cuando él no es capaz de lanzar la primera piedra. Sí, un corrupto hablando de corrupción, o como dirían los rancheros allá en mi tierra: “El burro hablando de orejas”.
El semanario Proceso, en su edición 2153, acaba de exhibir al precandidato de la prostituta alianza PAN-PRD-MC, Ricardo Anaya, sacándole un maloliente garrerío al sol, en un demoledor artículo firmado por mi muy prestigiado colega, Álvaro Delgado, experto en cuestiones del extremista yunque panista.
Ahí le va una probadita de la podrida ingeniería defraudatoria creada por Ricardo Anaya en el 2009, cuando cobraba como secretario particular del gobernador queretano, Francisco Garrido Patrón:
El burro que habla de orejas creó, junto con otros compinches panistas, una fundación llamada “Por más humanismo A.C.”, que tenía como finalidad primordial “fortalecer la conciencia democrática de los queretanos y su formación cívico-política”. Pero fue usada para hacer bisnes defraudatorios en lo que podría constituir el delito de lavado de dinero y asociación delictuosa, pues, sabido es que las fundaciones no pagan impuestos.
Con argucias legaloides, Anaya y compañía se apoderaron de terrenos ejidales, es decir, se los arrebataron a los queretanos, simulando haberlos comprado en poco más de un millón de pesos, y en esos predios construyeron un edificio, el cual vendieron a una lideresa de la Coparmex, o sea, a otros panistas en casi 7 millones de pesos mediante sucias triangulaciones financieras para no dejar rastros de la corrupción blanquiazul en Querétaro.
Ese asunto, lo habíamos conocido en reportajes de El Universal, periódico al que demandó Ricardo Anaya y cuyo litigio fue ganado en los tribunales, gracias a las poderosas influencias de un siniestro personaje llamado Diego Fernández de Cevallos, pero, el reportaje de Proceso es tan contundente, que, el precandidato presidencial panista no tuvo más remedio que admitir su inmoralidad por no haber reportado esa fraudulenta fundación en su declaración “3 de 3”.
Hoy, el mundo se le viene encima. A los mexicanos nos queda muy claro que ese precandidato presidencial es un podrido y corrupto que habla de corrupción, esto es, un burro hablando de orejas.
Los propios panistas, como Felipe Calderón y Ernesto Cordero, líder del Senado, exigen que Ricardo Anaya sea investigado por presunto lavado de dinero. Como ya es costumbre del niño chillón y canalla, dice que todo se trata de guerra sucia por parte del PRI y, claro, que el jerarca tricolor, Ochoa Reza, está reza y reza para que el niño chillón y canalla se lo lleve la rechintola, políticamente hablando, y la lucha por la silla presidencial sea entre San Juan Diego López Obrador y Pepe Meade.
“Tu vida pública está marcada por la corrupción: terrenos y edificios de origen oscuro; fundaciones y empresas fantasmas; triangulación de dinero, moches y excusas sin credibilidad. No hay complot en tu contra”.
Difícilmente, el señorito Ricardo Anaya, ese burro que, a cada rato habla de orejas, se levantará de la lona, y sólo los mexicanos sin sano juicio podrían votar por él.
No me cabe la menor duda de que Ricardo Anaya es un auténtico tricocéfalo enfermo de poder y capaz de corromper a toda una nación. Lo peor es que faltan 5 meses para seguir soportando a ese y a otros tricocéfalos que envenenan el ambiente político electoral de México.