Fiasco de las reformas
Freddy Sánchez martes 6, Feb 2018Precios y desprecios
Freddy Sánchez
Lo que para Meade y Anaya pudo ser un trampolín electoral en su búsqueda de la primera magistratura de la nación, prácticamente se convirtió en el resbaladizo borde de un despeñadero para sus aspiraciones presidenciales.
Se trata naturalmente de las reformas estructurales, que el priísmo y el PAN junto con el Partido de la Revolución Democrática, (ahora separados y en franca confrontación), aprobaron por consenso y a estas alturas del sexenio, el apoyo social conseguido para dichas reformas perdió su brillo, junto con las peroratas laudatorias que tanto se pronunciaron para su respaldo político tripartidista.
Así que el famoso Pacto por México de inicios sexenales quedó en el olvido, en buena medida porque los beneficios colectivos de las reformas, simplemente se quedaron por debajo de lo prometido un día sí y otro también entre los otrora adversarios políticos que supuestamente habían dejado atrás sus diferencias políticas pensando en el bienestar nacional.
Lo que a estas horas, bien podría motejarse como una auténtica farsa, no sólo por la abrupta interrupción de las alianzas, sino debido a que ninguna de las reformas goza de amplio o al menos mínimo apoyo de la sociedad mexicana.
Algo más que evidente, dado que la mayor parte de la gente vive abrumada por una incontenible carestía de la vida, con frecuentes y abusivas alzas de precios en bienes y servicios, la misma o peor calidad en los rubros financieros y de las telecomunicaciones, además de una dudosa mejora educativa con el grueso de la población escolar reprobada en matemáticas.
Y por si todo eso no fuera motivo suficiente para la decepción de la población, ahí tenemos la gran mofa sexenal del cacaraqueado incremento en la generación de empleos, los más de los cuales se remuneran con ínfimos salarios.
Cuentos y más cuentos sobre una falsa mejoría en las condiciones sociales, que de no haber roto las expectativas de un México diferente y justo en favor de las masas, tampoco habría provocado que el 50 por ciento de los consultados por diversos encuestadores, expresen su firme voluntad de no votar por el PRI para una nueva encomienda presidencial.
Y la gran molestia que entre mucha gente ha provocado una serie de insatisfacciones con las reformas estructurales no es una mala propaganda, sólo para el priísmo.
El Partido Acción Nacional, al igual que su aliado el PRD, tendrán que cargar con su propio descrédito a causa de que en los casi seis años de reformas, mientras sus furibundos críticos sostienen que en esta primera etapa los más que generosamente favorecidos con leyes afines a las grandes inversiones en sectores reservados anteriormente para el sector oficial, son grupos económicos y sus socios políticos, lo que el pueblo en general sigue esperando es que realmente crezca la oferta de mejores productos y servicios a precios más bajos.
De modo que si antes del día de las elecciones, no se da algo que en verdad haga cambiar la impresión social sobre el efecto de las reformas, nada extraño será que Morena y López Obrador confirmen los pronósticos actuales sobre su arribo a Los Pinos.
Nada importará que se siga diciendo que optar por esta opción, volviendo a echar al PRI de la Presidencia e impidiendo que regrese Acción Nacional, equivaldría a cometer la imprudencia de arrojarnos a un abismo con el tabasqueño en el mando presidencial.
Un negro futuro que quienes lo apoyan niegan que ocurrirá, seguros como dicen estar de que de no apoyar a López Obrador para la Presidencia, el bienestar de la población continuará cayendo en un barranco profundo como funesto resultado del fiasco de las reformas.