Trump y su mensajero
¬ Augusto Corro martes 6, Feb 2018Punto por punto
Augusto Corro
Los mercados internacionales son un problema real para Estados Unidos (EU) que ven disminuidas las exportaciones de sus productos. En Latinoamérica, algunos países empezaron a incrementar sus tratos con China y mejoraron sus relaciones comerciales. Dejaron a un lado a EU.
Y esto, ya representó un dolor de cabeza para EU que tienen a Donald Trump, su presidente, un mercenario, como una persona adicta a los negocios y a las ganancias económicas. ¿Cómo es posible que otros se lleven los dividendos? No, de ninguna manera.
¿Qué hacer en esas circunstancias? Lo más sencillo. Mandar al secretario de Estado, Rex Tillerson, a recorrer algunos países latinoamericanos para decirles a sus gobernantes que no se olviden de su amigo Trump, el guía del país más poderoso del mundo.
Y así ocurrió. Ni tardo ni perezoso, el funcionario Tillerson, se fue en su misión de recuperar lazos antiguos de amistad, supongo. El 1 de febrero, el jefe de la diplomacia estadounidense acusó a China de sus intentos de llevarse a países de América Latina a su esfera comercial.
Cabe señalar que tras varios años de tener en el abandono a la región latinoamericana, ahora otra vez EU vuelve los ojos para mejorar sus relaciones. Y es en este renglón, donde la política internacional del gobierno estadounidense encontrará obstáculos para sus proyectos, que no superará con facilidad.
Por una sencilla razón: el millonario Trump se encargó de sembrar el odio hacia su persona entre los latinoamericanos. Sus razzias de indocumentados, sus permanentes descalificaciones a los hispanos, su racismo galopante, etc., tienen al mandatario reprobado en su gestión administrativa y manera de gobernar.
¿Cómo apoyar a un mandatario que un día sí y otro también se encarga de insultarnos en tuiters o en sus discursos, donde quiera que habla? Para no ir tan lejos, en México estamos cansados de ser el costal de entrenamiento del presidente que nos tiene en su catálogo de racismo como violadores, narcos y criminales.
Con ese trato de carretonero, de patán, a sus vecinos ¿realmente espera Trump que se le queme incienso o se le aplauda a rabiar tras el sinnúmero de vejaciones a los latinoamericanos?
A México también lo calificó como el país más peligroso del mundo. El Salvador y Haíti son para el multimillonario algo así como el estercolero. A los conflictos anteriores debe sumarse la política comercial errónea de Trump que sólo busca ventajas para EU. Esa actitud de desprecio hacia la región latinoamericana propició que China abriera más su mercado a los países de América Latina.
¿De qué manera actuará el gobierno estadounidense para contrarrestar, combatir y erradicar el problema de las drogas que florece en varios países latinoamericanos? ¿Y el conflicto migratorio que cada día se incrementa sin solución alguna? ¿Y la obsesión del muro fronterizo de la ignominia que piensa construir Trump? ¿Existe mayor ofensa?
¿La gira de Tillerson por Latinoamérica logró algún resultado? ¿También en su recorrido advirtió sobre la injerencia rusa en las contiendas electorales próximas? Lo que sí quedó muy claro es que mientras el Secretario de Estado va un camino, el presidente Truman va por otro.
El fin de semana estuvo en Jalisco el ex presidente Bill Clinton, en el inicio de un torneo de beisbol, dijo que “Estados Unidos debe estar siempre junto a sus amigos”.
Alguien tendrá que entender el mensaje de unidad y abogó por lograr un acuerdo en la renegociación del Tratado de Libre Comercio (TLC).
EL CONFLICTO PERMANENTE
En los últimos días, 300 migrantes centroamericanos fueron localizados ocultos en varios vehículos. La noticia no es nueva. Estos hechos son recurrentes. El incremento de extranjeros ilegales en México crece en vez de disminuir.
La frontera porosa del sur permite el ingreso de indocumentados sin mayor obstáculo. Una vez en territorio mexicano, su ruta hacia EU se complica por la presencia del crimen organizado o la policía corrupta.
Además, los riesgos de morir de los migrantes se multiplican, debido a que muchos de ellos son transportados en camiones cerrados, sin ventilación adecuada. El problema es grave porque los ilegales viajan con toda la familia, incluidas esposas e hijos pequeños.
¿Alguien podrá solucionar ese constante viacrucis de centroamericanos que huyen de su país en busca de paz y trabajo?