El “hueso” es primero
¬ Augusto Corro lunes 29, Ene 2018Punto por punto
Augusto Corro
Sin duda, la llamada democracia a la mexicana beneficia a la sociedad en general y en particular a los políticos. Estos últimos tienen las posibilidades de conseguir excelentes empleos, hacer buenos negocios y hasta recibir la protección del fuero.
Es en temporada de elecciones cuando los “chapulines” se movilizan para obtener un mejor cargo. Brincan de un lado a otro, sin mayor problema.
Hoy los ve usted como gobernadores, presidentes municipales, senadores o diputados y en unos pocos meses en otros sitios, pero siempre en la política y en la sombra del presupuesto.
También vemos que el nepotismo se incrementa cada vez más. Si no es el hijo, es el padre, si no, cualquier pariente, que apoyado por su familiar en el poder les consigue buenos huesos.
Es interesante contemplar la influencia de los políticos para, contra viento y marea, apoyar a sus familiares. En Veracruz, por ejemplo, el gobernador Miguel Ángel Yunes Linares, un “porro” de la política, lucha porque alguno de sus hijos le suceda en el cargo.
En otros casos, alcaldes, diputados, senadores y funcionarios públicos, etc., dejarán sus puestos para buscar alguna diputación que les permita defenderse de acusaciones por el delito de peculado.
Se trata pues de intercambios de cargos de “trapecistas” de la política a la mexicana, que hace muchos sexenios perdieron el decoro, la honorabilidad, no hablemos de la dignidad. ¿Qué es esto?
Por eso, tenemos ejemplos muy claros de políticos de primer nivel que brincan de un partido a otro con desfachatez total. Así ocurre, con el senador Miguel Barbosa, ex perredista, ahora morenista y tránsfuga.
Este legislador estuvo en primera fila, como uno de los principales perredista, en la firma del Pacto por México. Una especie de convenio transitorio, para favorecer al gobierno federal.
Con el tiempo, Miguel Barbosa se alejó del PRD y oportunamente cayó en el partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) del que será su próximo candidato a la gubernatura de Puebla. Le resultó un negocio redondo.
Otro de los oportunistas, tránsfugas, es el también porro y senador ex panista, Javier Lozano, recién ungido como vocero del candidato presidencial priísta, José Antonio Meade Kuribreña. El tal ex legislador, ave de tempestades, seguro le dará más dolores de cabeza al aspirante tricolor que resultados positivos.
No será con gente como Javier Lozano con la que logre levantar su candidatura el abanderado presidencial. El legislador panista dejó su partido porque no le dio la oportunidad de participar como su candidato a gobernador blanquiazul.
Son muchos los casos de los políticos que aprovechan la temporada de elecciones para saltar de un lado a otro, los “grillos” y “chapulines” beneficiados con “huesos” que no quieren perder, porque son negocios que reditúan mayúsculas ganancias. Anímese a entrarle a la política, está comprobado que a los militantes, del partido que sea, siempre les va muy bien.
“Chapulines”, “trapecistas”, “grillos” y tránsfugas pertenecen a la misma familia.
CÉSAR DUARTE
El Partido Revolucionario Institucional (PRI) enfrenta varios problemas en esta elecciones, entre otros la larga lista de delincuentes que usaron los cargos de gobierno para enriquecerse.
Ahí están los gobernadores del tricolor que saquearon las arcas públicas y que ahora se encuentran en la cárcel o son perseguidos por la justicia.
El asunto es que el PRI tendrá que buscar a una solución a la complejidad de los casos, porque en esta temporada electoral formarán parte de la guerra sucia que apenas empieza.
Las autoridades priístas se tardaron en solicitar la extradición del ex gobernador de Chihuahua, César Duarte, quien se encuentra en Estados Unidos, en busca de la nacionalidad estadounidense para burlar a la justicia mexicana.
Tuvo que venir el gobernador panista, Javier Corral, a movilizar al gallinero y a exigir el castigo a su antecesor, el político que llegó a su partido como vendedor de coches seminuevos y terminó como socio de un banco.
Y precisamente, en estos momentos de lucha política, el nombre de César Duarte aparece todos los días en los medios de comunicación y no es por su honradez, ni por su buen gobierno, sino porque es del equipo de saqueadores de México.
Será curioso presenciar lo que hará el PRI para sacudirse la mala imagen que le dejaron los gobernadores corruptos, saqueadores del tesoro público.