Se tragó sus palabras
¬ José Antonio López Sosa jueves 25, Ene 2018Detrás del Poder
José Antonio López Sosa
Venecia, Italia.- Uno de los primeros conceptos que aprendí haciendo periodismo es que, para ser político, el individuo que esté dispuesto a serlo, debe aprender a comer mierda. Así de soez me lo enseñaron y cada día compruebo que es una verdad.
Recordé esa frase, ahora que la senadora Gabriela Cuevas dio a conocer su renuncia al PAN y su incorporación a Morena, ¿por qué?, simplemente porque tuvo que tragarse su propio discurso, ese que sistemáticamente usó como arma política contra Andrés Manuel López Obrador desde el año 2005 y hasta hace pocos meses.
Cuevas incluso fue a pagar la fianza para evitar que López Obrador pisara la cárcel junto con Federico Doring, en aquel lejano 2005; insistió por años que se trataba de un candidato autoritario, populista, réplica de Hugo Chávez, en fin, calificativos sobraron y basta con leer un poco sus discursos —y sus columnas— durante todos estos años.
De un momento al otro, decidió que todo lo que dijo sobre López Obrador no tiene (o tuvo) sentido y se suma a su movimiento.
En su retórica, dice que la mueve la alternancia y la búsqueda de un México mejor, en la praxis se observa que todo tiene que ver con una candidatura a la Cámara de Diputados, la que le están negando en el PAN y le han ofrecido en Morena.
En otro orden de ideas, una curul en el Congreso vale que un político como Cuevas, se trague sus palabras, con tal de seguir viviendo de la política.
La gente —incluso los políticos— pueden cambiar, de ideología, de posturas, de partido, pero hay principios que ellos mismos pregonan y se hacen irreconciliables con decisiones como la que Gabriela Cuevas acaba de tomar, es decir, resulta complicado creerle.
Ahora bien, el hecho que López Obrador la reciba con gusto, habla también de la búsqueda del poder por el poder mismo, sin importar que quien se suba al proyecto haya sido un adversario acérrimo en el pasado.
El fin justifica los medios, decía Maquiavelo.