El tiempo político
¬ Salvador Estrada jueves 25, Ene 2018Folclor urbano
Salvador Estrada
Los procesos electorales en nuestro país deben de cambiar y acortar los meses que duran las campañas, que son de marzo a junio, para luego ir en julio a las elecciones y después de éstas conocer al ganador y prolongar la toma de posesión durante otros cuatro meses.
La democracia en México cuesta un dineral, millones de pesos, que salen de nuestros impuestos y que con esa derrama económica se pueden construir escuelas, hospitales, casas y carreteras.
Empero, el Instituto Nacional Electoral no lo ve así y reparte dinero a diez partidos para su mantenimiento y no considera que son ¡diez de lo mismo! O usted cree que son distintos sus objetivos. ¡Ya no se distinguen por su ideología!
Da lo mimo ser derecha que izquierda o centro. Los militantes de los partidos atacaban a sus opositores y cuando se pasan a su bando, de azules a amarillos o tricolores, o viceversa, para “seguir defendiendo al pueblo”, ya no hay insultos y se hermanan, solidarios, en “la lucha contra la corrupción”. “Da lo mismo ser derecho que traidor, todo es igual, nada es mejor, lo mismo un burro que un gran profesor. Todo es igual. Nada es mejor”, dice sabiamente el tango Cambalache.
Y se cambian a otro partido, al que habían denostado, porque en el suyo “ha cambiado su ideología y ha perdido su esencia y caído en la corrupción”. Mentiras y más mentiras. “Si aquí no me postulan, me paso a otro partido”. “Es un error vivir fuera del presupuesto”.
Esa es su justificación, para que no los llamen traidores. Éstos son conocidos como “chapulines”, porque brincan de un cargo a otro o se pasan a otro partido. A esos “acomodaticios” se les debe de poner un hasta aquí. El INE, para registrarlos, debe exigirles un año o dos de permanencia en el partido que los postule. Ingresan de la noche a la mañana. Y ¡ya soy morena!, yo que estaba contra el aborto y los matrimonios del mismo sexo, ahora, ¡viva la libertad sexual!
Es indignante que existan candidatos “así de democráticos”, que su único interés es servirse con la cuchara grande y no luchar por mejores leyes en beneficio de la ciudadanía o como gobernadores trabajar para desterrar la pobreza en su entidad y aplicar la ley para castigar la injusticia y la corrupción.
Aunque a muchos se les queman las habas para que pasen las elecciones de inmediato y ya ganadores tomen posesión de sus cargos, porque el tiempo es oro, hay que recordarles a estos “brincadores”, que les llegará el tiempo de la cuenta.
Los candidatos a la Presidencia son los que puedan angustiarse más con el tiempo. Si alguno de ellos es el preferido del pueblo, esperará la fecha para tomar posesión del cargo y se les “hace una eternidad” la llegada de ese día.
Y tendrán que recordar al poeta fray Miguel de Guevara: “…estoy sin tener tiempo y sin dar cuenta…sabiendo que he de dar cuenta del tiempo y ha de llegar el tiempo de la cuenta”.