Negra magia electoral
Freddy Sánchez jueves 25, Ene 2018Precios y desprecios
Freddy Sánchez
Uno se podría imaginar a los políticos como adivinos impasibles tras una bola de cristal de contenido nebuloso tratando con desesperación de hallar un buen indicio sobre el desenlace de la sucesión presidencial.
Quizá un misterio inescrutable incluso para los más duchos brujos, chamanes y hechiceros.
Porque francamente el futuro para el día de la elección presidencial pinta como un auténtico acertijo.
Las empresas encuestadoras que han querido hacerlo, anticipándose como es su afán por develar incógnitas sobre el porvenir, no han tenido empacho en dar cuenta de sus sondeos de opinión que como anticipos adivinatorios postulan como ganador de la contienda presidencial, a Manuel López Obrador, a varios meses de distancia de las elecciones, sin que formalmente hayan comenzado las campañas políticas.
Meade y Anaya, en lo que los encuestadores suelen catalogar de un fotografía actual del ánimo electoral, están más que condenados a perder frente al “Peje”.
El priísta más que el panista, en las susodichas encuestas se le considera completamente fuera de oportunidad para repuntar en esta contienda.
López Obrador, animado por la difusión de los sondeos, aseguró que de plano los priístas andan muy nerviosos porque su candidato no logra mayor aceptación.
Más irónico, Ricardo Anaya, afirmó que al aspirante del PRI a la presidencia, “ya le andan diciendo la Semana Santa porque no se sabe si caerá en marzo o en abril”.
En ese tenor, muchas otras críticas con intenciones de burla son las que los adversarios políticos del Revolucionario Institucional, no dejan de hacer como parte importante de su discurso proselitista procurándose un incremento de apoyo electoral entre la gran masa de electores potenciales e incluso los declarados indiferentes y abstencionistas de “hueso colorado”.
Y es que, naturalmente, romper con la indiferencia de los que no votan ni les interesa votar, es probablemente el gran objetivo de los contrincantes del PRI, sabedores de que más allá de los pronósticos en las encuestas, el ausentismo en las urnas favorecerá al partido que mejor “juegue sus cartas” en el artificio de alentar y desalentar votos a su favor o en su contra y en eso el tricolor ha demostrado que se “pinta solo”.
De ahí que no le bastará a López Obrador mantenerse en primer lugar de las preferencias electorales en cuanta encuesta salga a la luz de aquí al día de los comicios presidenciales y, obviamente, lo mismo se puede decir de Ricardo Anaya, en caso de acercarse o superar al “Peje” en los sondeos de opinión, si eso no se hace sentir rotundamente en las urnas electorales.
Lejos estamos entonces todavía de poder develar el misterio de la sucesión presidencial.
Lo único cierto es que lo que vendrá, podría tener un polémico final a favor de cualquiera de las tres coaliciones partidistas conformadas y en vasto ejercicio de sus propios recursos, maniobras y secretos con el discreto o descarado propósito de “agenciarse” la primera magistratura de la nación, no tanto por la sagrada voluntad de la democracia, sino a causa de las virtudes y maravillas de la asequible manipulación electoral.
Una tentación que difícilmente dejarán de lado los tres grandes competidores de la elección presidencial.
O sea pues los partidos políticos y aliados de Meade, Anaya y López Obrador, más que obligados en la actual contienda presidencial a echar mano de su blanca o negra magia electoral.