Invisible corrupción
Alberto Vieyra G. jueves 25, Ene 2018De pe a pa
Alberto Vieyra G.
“La corrupción somos todos”. Era el slogan con el que Miguel de la Madrid, haría su campaña electoral a la Presidencia de la República y también sería el eje de su aberrante gobierno.
Miguel de la Madrid sería el primer presidente de México tecnofondomonetarista. Ni cosquillas le hizo ese régimen a la infame cultura de la corrupción, por el contrario, tomó vuelo.
Pero ¿Todos somos corruptos? Creo que hay de corruptos a corruptos, pero la corrupción no se inició con Miguel de la Madrid, la corrupción data desde la conquista española a territorio azteca.
Estamos, pues, ante un fenómeno cultural terriblemente arraigado. El ser humano, por naturaleza, es deshonesto y, por ende, corrupto, sólo es cuestión de que asome el dinero y, sabido es que todos tenemos un precio.
¿Pero por qué hay de corruptos a corruptos? Los estudiosos no dudan en afirmar que un individuo sin conciencia, es presa inmediata de la corrupción, pero quien está consciente de que, al fomentarla, le hace un daño a la nación y se degrada así mismo, lo pensará 2 o más veces en convertirse en un corrupto.
Recuérdese que, para bailar, se necesitan 2, es decir, que para que se produzca el fenómeno de la corrupción, tiene que haber un corrupto y un corruptor, sin embargo, mucho corruptos se conducen con una doble moral, como si fuesen blancas palomas, y son acérrimos críticos de la corrupción.
Es una inmoral conducta que recuerda a aquellos que detestan la muerte, pero la buscan a cada paso que dan.
Los recientes escándalos de corrupción que en México han llevado a la cárcel a gobernadores raterillos, principalmente del PRI, como son los casos de Javier Duarte de Veracruz, César Duarte de Chihuahua, o Roberto Borge Angulo de Quintana Roo, y hasta el ex jerarca priísta Alejandro Gutiérrez, acusado de peculado por desviar más de 200 millones de pesos a las campañas electorales priístas de Tamaulipas y Chihuahua, nos dicen que la meca de la corrupción está en la partidocracia mexicana. Diversos organismos internacionales han señalado a los políticos y a los policías como lo más corruptos de México.
La denuncia hecha por el panista Javier Corral, gobernador de Chihuahua, ha dejado al descubierto otro tipo de corrupción silenciosa que fluye por debajo del agua o las complicadas redes de la ingeniería electrónica.
¿Qué hubiese pasado, si Hacienda, le entrega los 700 millones de pesos, por los que el señor Corral ha hecho una escandalera con tintes electorales para favorecer al dictadorzuelo Ricardo Anaya, adueñado del PAN?
Pues no habríamos sabido, los mexicanos, que además de los presupuestos que por ley aprueba la cámara de diputados para ser entregados a los gobiernos de las entidades federativas, existen otros enjuagues llamados convenios discrecionales, a través de los cuales, el gobierno federal, cañonea a gobernadores silenciosamente. Esa práctica de entregar dinero discrecional, debe acabarse en México.
También el caso del dirigente priísta Alejandro Gutiérrez, nos dice que todos los partidos políticos en ejercicio del poder, llámese federal, estatal o municipal, desvían nuestros dineros públicos para buscar perpetuar en el poder a sus partidos, esas lacras sociales que cuando, se adueñan de una plaza, no la sueltan ni a balazos.
Toda la partidocracia lo hace, y esa silenciosa corrupción es la que está matando a los mexicanos, y esa infame cultura sirve para que, hoy, los que buscan el poder, hablen hasta por los codos, asegurando que van a acabar con la corrupción.
Es la mentira más infame; la corrupción desaparecerá en México, el día que haya seres con una conciencia monumental y una educación que nos distinga como seres civilizados y honestos.