La otra «guerra» de Calderón
Roberto Vizcaíno miércoles 1, Dic 2010Tras la puerta del poder
Roberto Vizcaíno
- En fin, apenas un mensaje de la guerra que viene porque resulta que a Calderón, quien en los hechos ya está dando por terminado su sexenio, le faltan ¡2 años!, sí, ¡2 años! para entregar la Presidencia y un año 6 meses para las elecciones donde se escogerá a su sucesor
Hay muchos testimonios de la animadversión, odio, que el panista Felipe Calderón siente abierta y públicamente por el PRI y sus personajes.
Uno, repetido por varios testigos indubitables, es el que el ahora Presidente de la República decía, que era tanto su rechazo por los tricolores, que le enfermaba físicamente darle la mano a un priísta.
Para su desgracia, su historia personal y política está y estará ligada al PRI y los priístas. No vale la pena repetir lo que todos sabemos. Sólo reiterar que está donde está porque los priístas lo quisieron así.
Y para aumentar su tragedia, todos los indicadores y prospectivas apuntan a que -en detrimento de su antipatía, tirria, resentimiento antipriísta-, él será el panista que le regresará Los Pinos y la Presidencia de la República a un tricolor, cuyas siglas advierten que será Enrique Peña Nieto.
De ahí que no sea extraño que su otra abierta guerra -luego de la muy sangrienta que realiza contra los narcos-, que todo advierte aplicará a fondo, tope donde tope, en la que usará todos los recursos a su alcance, es contra los del PRI.
Esta guerra no es una sorpresa. Se viene gestando desde hace tiempo. Ya en febrero del año pasado tuvo un altercado a gritos, con mentadas de por medio, en Los Pinos, con un importante grupo de gobernadores del PRI que asistieron a una comida encabezados por los entonces coordinadores parlamentarios y la presidenta del tricolor.
Luego hubo otros enfrentamientos, agrios, en otras mesas con los mismos gobernadores.
En los dos procesos electorales más recientes -el de 2009 donde se decidieron 6 gubernaturas y la renovación de la Cámara de Diputados federal y el de 2010 en el cual se eligieron a 12 gobernadores más-, Calderón fue acusado de utilizar la red de delegados federales y el multimillonario presupuesto de media decena de secretarías, especialmente la de Desarrollo Social, para apoyar a los candidatos panistas y de las alianzas con el PRD.
Su querella personal contra el PRI se ve y mide en toda su magnitud en su discurso partidario del domingo en el Auditorio Nacional, donde cada uno de los 210 párrafos que contienen 9,271 palabras y 825 líneas -contenidos en 21 hojas que le llevó casi una hora de arengas-, Calderón los dedica a descalificar al PRI y sus gobiernos.
En ese discurso todo lo hecho por los priístas desde 1940 al 2000 fue pésimo y eso es el origen de todos los males que vivimos ahora los mexicanos: antidemocracia, sometimiento, pobreza, maltrato a indígenas y el resto del pueblo, control de medios informativos, restricción al acceso a servicios de salud y educación en todos sus niveles, etcétera.
El cambio hacia el bienestar y la democracia, respeto a la libertad de expresión e información, acceso irrestricto y universal a la salud y la educación, a la alimentación y al empleo, a la reducción de la pobreza, al respeto a los indígenas, las mujeres, jóvenes y viejos, llegó cuando Fox y él llegaron a Los Pinos.
Metido en la dinámica su propia arenga, Calderón concluyó así:
“Hace 10 años México transitó, plena y pacíficamente, a la democracia. Y transitó con la fuerza del voto ciudadano; desmanteló la vieja estructura autoritaria que había estado vigente durante casi todo el siglo XX… Y hoy, 10 años después… México ha cambiado, y ha cambiado para bien. Porque en democracia, en economía, en educación, en salud, en infraestructura, en vivienda, en tantas cosas, los mexicanos vivimos mejor…
“México cambió y el cambio trajo bienestar… trajo más ingreso per cápita, que es más dinero en promedio de los mexicanos… también menor pobreza, trajo mayor esperanza de vida, trajo mejor y mayor infraestructura.
“…estoy bien consciente que todos observamos la pesada presencia de los lastres que nos impiden avanzar con mayor rapidez y con mayor profundidad, porque todos vemos esos obstáculos, los obstáculos de un sinnúmero de intereses creados que se aferran a mantener sus privilegios.
“…se quiera reconocer o no, hoy, México es una nación democrática, tiene una economía fuerte, tiene un futuro promisorio, las libertades se ejercen sin cortapisas, los ciudadanos deciden quién los gobierna.
“Tenemos un auténtico equilibrio entre poderes, donde ni el Presidente manda al Congreso, ni el Congreso se impone antidemocráticamente al Presidente, y ninguno de los dos manda al Poder Judicial, ni el Poder Judicial abandona su cauce que dirimir las controversias por la ley.
“Ha quedado atrás el autoritarismo, la opresión, la censura que caracterizaron tanto a México, durante una buena parte del caminar de nuestra historia después de la Revolución.
“Somos conscientes, yo el primero, de que aún quedan muchos desafíos, de que tenemos muchos problemas, de que hay un gran camino por andar, de que hay muchas estructuras de lo viejo que hay que derribar…
“Es hora… de seguir la larga marcha que nos ha sacado de ese México viejo y opresivo, (al) que nunca, nunca debe volver… (es hora de) para luchar contra los resabios del autoritarismo que aún aprisionan a muchos mexicanos, que aún frenan el desarrollo nacional…
“Sé, y bien lo sé, que en muchos ciudadanos existe incertidumbre, existe desaliento y pesar… a todos ellos les digo… sí es posible someter a la delincuencia… sí es posible erradicar la pobreza extrema… sí es posible lograr la cobertura universal de salud… sí es posible hacer de nuestra economía una que crezca y se coloque a mitad del siglo entre las mayores del mundo.
“Vamos por más, mexicanos. Porque México no se merece quedar varado a la mitad del camino del cambio democrático (¿?) que hemos emprendido, y mucho menos la tragedia de regresar a lo antiguo, a lo autoritario, a lo irresponsable. Y no se lo merece, porque eso significa pobreza, significa corrupción, significa negación o simulación de la libertad y del derecho… preparémonos para durar y trabajar duro, tanto como vaya exigiendo nuestra ingente labor, para trabajar siempre por todo aquello que creemos.
“Los ideales de la democracia, los ideales del humanismo político, habrán de rellevarnos al desarrollo humano sustentable que queremos, habrán de guiarnos en esta nueva etapa y habremos de triunfar, porque somos más, muchos más los mexicanos que queremos ver a esta tierra como debe ser: una Patria justa, una Patria ordenada, una Patria generosa, que México será con la fuerza de su gente. ¡Vamos por más!”.
Interesante seguir lo dicho por Calderón, porque es un reflejo fiel de lo que piensa de sí mismo. Habla de entrada de la fuerza del voto que lo llevó a la Presidencial, pero los hechos indican que por poco y pierde, entonces ¿Cuál fuerza de su voto?
Dice que él ha desmantelado la “vieja estructura autoritaria”, cuando lo que todos le reprochan usar todos los días precisamente esa estructura del viejo presidencialismo priísta.
Dice que con él ha llegado el bienestar y la riqueza para los mexicanos. ¿Entonces qué es lo que vivimos? ¿Una violencia y miserias de ficción?
Que hoy hay escuelas, atención en salud para todos, ¿en verdad cree eso?
Afirma que con él México es hoy un Estado democrático, ¿y entonces por qué echa fuera a Manuel Espino del PAN?, ¿por qué ha impuesto a Germán Martínez y a César Nava en ese partido?, ¿por qué los mismos panistas dicen que pondrá al siguiente dirigente?, ¿por qué ha decidido en quien recaen las candidaturas a gobernador del blanquiazul?, ¿por qué darle en pago por servicios electorales a Elba Esther la subsecretaria de la SEP, la Lotería Nacional, el ISSSTE y el Fovissste?
En fin, apenas un mensaje de la guerra que viene, porque resulta que a Calderón, quien en los hechos ya está dando por terminado su sexenio, le faltan ¡2 años!, sí, ¡2 años! para entregar la Presidencia y un año 6 meses para las elecciones donde se escogerá a su sucesor.
Ubicado en este tiempo, su arenga panista del domingo no es otra cosa que hacer pública la declaración de la guerra que ya mantiene desde hace rato contra el PRI.
LA ENCUESTA DE MARÍA: En este contexto cobra un valor específico la encuesta de María de las Heras publicada en “El País”, que, entre otras cosas, revela: Que en los 10 años sin el PRI, a la pregunta de si, ¿México está mejor o peor desde que está el PAN en el gobierno?, el 60 por ciento de los mexicanos opina que está peor, y el 30 por ciento dice estar mejor; de si, ¿el PAN ha gobernado mejor que el PRI?, el 55 por ciento afirma que peor y 45 por ciento que mejor; en cuando a si, ¿los gobiernos del PAN resultan mejores o peores?, el 50 por ciento afirma que peores, mientras el 40 por ciento, dice que mejores; de si, ¿le gustaría que el PAN ganara en 2012?, el 53 por ciento exclama que ¡NO! Y el 31 dice que ¡SÍ! Y al preguntar sobre, ¿qué tantas posibilidades tiene el PAN de volver a ganar la Presidencia?, el 39 por ciento de los encuestados dice que ninguna y el 30 por ciento opina que pocas, en tanto que un 24 por ciento afirma que muchas…
Números por demás interesantes que revelan el sentir y la percepción de los mexicanos, ¿no?