Se le acaba la suerte a la “dictadura perfecta”
Francisco Rodríguez jueves 18, Ene 2018Índice político
Francisco Rodríguez
Las dictaduras tienen suerte: siempre encuentran a los que venden su conciencia por un plato de lentejas. O a los que cambian camino por vereda. Inusitadamente, con el voto abrumador de todos los partidos representados y luego coludidos en las cámaras, al famoso cuarto para las doce legislativo… … se aprobaron reformas impensables e inconstitucionales al Código Federal de Procedimientos Civiles para amenazar, perseguir y criminalizar a todo aquel mexicano que señale las conductas por demás atrabiliarias de cualquier prócer que ejerza poder.
De hoy en adelante, según ellos, nadie podrá acusar impunemente a un solo servidor público, funcionario o mercachifle que caiga en tipos delincuenciales de robo, sustracción presupuestal o ataques al patrimonio nacional.
Como si el derecho a la libre expresión sólo existiera en los libros iniciáticos o en los papasales de la doble moralidad. Las prerrogativas del pueblo, según los que tienen un poder prestado, sólo pueden formar parte de los misales hipócritas, de los retintines ideológicos de un sistema político que nunca ha sabido que está sentado sobre un barril de pólvora.
Muy parecido, y a veces dictando línea a las dictaduras asiáticas o africanas del Tercer o del Quinto Mundo, el sistema político mexicano está muy mal acostumbrado: siempre ha decidido, sentenciado y ejecutado. Jamás dialoga o negocia en beneficio de los más desprotegidos.
Porque usted coincidirá que hasta en Brunei, Myanmar, Zaire o La Conchinchina ya se han adoptado legislaciones ejemplares contra la corrupción y contra los hambreadores que son un obstáculo para el desarrollo social, científico o tecnológico. Singapur y Paquistán son un ejemplo de ello.
Cuando últimamente la expansión industrial de la empresa Tesla, de Elon Musk, fabricante de los modernos automóviles autodirigidos que empezarán muy pronto a inundar el mercado planetario —desplazando a los grandes consumidores de energía fósil— empezó a invitar a todos los habitantes…… de los diversos países a incorporarse a su mercado de trabajo, a los mexicanos sólo pudo ofrecerles plazas de oficinistas, vendedores o empleados de mostrador, nunca de participantes en un sólo proceso productivo, en la aplicación en línea de alguna tecnología o de un aprendizaje favorable.
En todos lados lo hizo, menos aquí. Es el “triunfo” de la rebasada política de reconversión industrial, y de la reforma educativa del pasado reciente y del actual régimen de risa mexicano. Es el legado bochornoso del régimen político a las generaciones del futuro, nacidas para servir al patrón, jamás para aprender, menos para aplicar.
Parir muchedumbres de trabajadores menores es el objetivo, que ya ha sido alcanzado, por regímenes políticos dictatoriales a los que les importa un bledo la construcción de país. Ellos están sólo para recibir los moche$ y comisiones que justifican su existencia planetaria.
Es el continuum de un sistema que nunca puso límites al tristemente célebre presidencialismo unipersonal, fallido desde hace mucho tiempo en la conducción social, en la administración de los haberes públicos, en las taxativas populares a los inversionistas de papel cuché.
Y ante el panorama, a los críticos del sistema, a los analistas de la desesperación social, a los mensajeros de la información, sólo nos quedará ser testigos testimoniales y mudos de la rapiña. Porque aquí no manda nadie, menos los que creen que mandan. Su Majestad es el dinero, la maleta, el moche, el embute, el chayote, el estropicio.
El castigo seguirá siendo la cárcel o la tumba. Igual que el destino del sistema nacido para perder, para robar, para entregar, al son que le toquen los financieros e industriales del exterior, ya ni los de aquí mismo. Los cementerios clandestinos, la sociedad interdicta, las masas obedientes, serán los monumentos a la estupidez y a la corrupción imperante.
El instrumento proverbial del sistema, el delito de disolución social que se aplicó a los enormes luchadores sociales, el ferrocarrilero Demetrio Vallejo, el magisterial Valentín Campa, el agrarista Sacramento Joffre, el dirigente campesino Jacinto López…… el emblemático Jonás Bibiano en la selva del Uxpanapa, pasaron a mejor vida gracias a ese espantajo jurídico que les costó la prisión y la salud. Callar y obedecer, someter los reclamos populares a la bartolina o a la desaparición física fue el remedio que los regímenes conservadores y abyectos conocieron.
De ahí en adelante, el páramo y la miseria. El hambre de más de cien millones de mexicanos. Hacia afuera, el sistema entregaba todo, hacia adentro, reprimía y masacraba. Anexionismo y represión, las dos consignas de un presidencialismo ñoño que hoy quiere retomar sus fueros, a través de aplicaciones de la ley, esa ley que jamás ha respetado.
Una dictadura sin límites; con saña patrimonialista y grandes ambiciones, asentada sobre el poder de fuego de sus fuerzas armadas. Siempre a la espera del golpe de Estado oportuno, por cualquier medio, por cualquier motivo, a fuer de toda circunstancia. Y el fracasado candidato Meade repitiendo en cada esquina las consignas de Videgaray, todo en favor de la represión.
Que la ley se aplique en las mulas de mi compadre. Y el que venga atrás que arree. Y los candidatos en campaña, disputando un poder bufo, todavía nos ofrecen un listado de nuevos encargados del despacho, si ganan, que prometen ser peores que sus ancestros y que sus inmediatos antecesores. Nadie trae alguna baraja de respeto. Puros cartuchos quemados.
Personajes menores que han demostrado hasta la saciedad su concepto de que el poder público sólo sirve para seguir enriqueciéndose. Nuevos mandarines que provocan involuntariamente la abstención electoral. Como si fuera poco el ejemplo que nos ha dejado el mexiquismo de asesinar las conciencias libres y los cuerpos ultrajados, de la memoria de los familiares enlutados en todo lo ancho y largo del territorio, a contrapelo de toda inconformidad de organismo internacional.
Pero las dictaduras tienen suerte. Hasta que se les acaba. A la “dictadura perfecta” –Vargas Llosa dixit— de EPN le quedan estos meses para dejar su huella de espanto sobre el cadáver de una nación. ¿No cree usted?
Índice Flamígero: Hace un par de días, Juan Ignacio Zavala, cuñado del ex presidente Felipe Calderón, subió una petición a Change.org en la que solicitaba apoyos para expulsar del país y retirar la nacionalidad mexicana al analista y activista John Ackerman, arguyendo que “es un norteamericano nacionalizado mexicano que representa los intereses del gobierno ruso, a través de un medio de comunicación, Russia Today, utilizado por Vladimir Putin para influir en las elecciones en diferentes países”. Agregó que “Ackerman vive de los impuestos de los mexicanos y sirve a un gobierno que pretende boicotear las elecciones”. Es, dijo, “una de las personas más cercanas a López Obrador y se ha ocupado los últimos años de sembrar el odio entre los mexicanos, a quienes detesta si no piensan como él”. Ayer, el monero Patricio, por su parte, subió a la misma plataforma otra petición titulada: “Solicitud en Change.org para que Juan Ignacio Zavala sea expulsado del país por pendejo”. Esta es la que va ganando en apoyos. ¿Usted por cual vota? + + + Ya es costumbre. Todos los días la páginahttp:// www.indicepolitico. com es atacada por hackers, presumiblemente del PRI o del gobiernito. El ataque es DoS, para quienes dominan el lenguaje cibernético. ¡Basta de censura! + + + “Amlodipino” es el medicamento que Andrés Manuel López Obrador receta a Enrique Peña Nieto para que se tranquilice luego de ver las encuestas. Dice que cura el mal de ojo. Y vaya que EPN requiere esa medicina, pues él ve que México ha crecido 120%… en relación al sexenio de Vicente Fox. ¿Usted que ve?
www.indicepolitico.com
pacorodriguez@journalist.com
@pacorodriguez