Bono anticorrupción
Freddy Sánchez martes 16, Ene 2018Precios y desprecios
Freddy Sánchez
Al estilo de esas pujas para saber “quién da más”, aunque en el caso que nos ocupa sería al revés (para ver quién pide menos), habría que hacer una subasta sobre las pretensiones salariales de los aspirantes presidenciales.
Ahora que Andrés Manuel López Obrador “puso sobre la mesa” el sacrificio económico individual que estaría dispuesto a hacer de llegar a la primera magistratura de la nación, sus adversarios en busca del mismo empleo, no deberían quedarse atrás.
Y es que “El Peje” hizo una nueva aseveración de las que suelen desatar polémica, como sigue siendo el caso de su propuesta de amnistía a los narcos.
El tabasqueño, que pronto se convertirá en el tres veces candidato presidencial consecutivo en el México moderno (lo que al menos será un récord difícil de igualar en el futuro), en uno más de sus muchos actos proselitistas por el país, ofreció reducirse a la mitad el sueldo si los mexicanos en las urnas (los que obviamente rompan su apatía y se animen a votar), deciden por el voto de la mayoría nombrarlo jefe del Ejecutivo federal.
Así que lo afirmado por López Obrador, que no sólo para sus simpatizantes a lo largo y ancho del país y los más que activos partidarios que tiene en las redes sociales, es una muestra palpable de sus afanes de austeridad y probidad, obviamente, amerita una postura personal de los demás deseosos y prácticamente proclamados únicos y ciertos contendientes presidenciales.
Dos de ellos, en primer lugar: el priísta José Antonio Meade y el panista Ricardo Anaya. Ambos obligados a referirse al sueldo presidencial que “El Peje” planteó disminuir a la mitad como parte de otras acciones inmediatas de su gobierno, si por el voto popular se le abren las puertas de Los Pinos.
De modo que si el aspirante del PRI al cargo presidencial y por supuesto el de Acción Nacional (con el espaldarazo de sus respectivos aliados electorales), tienen la misma intención de abaratar su ingreso nominal (de ser alguno de ambos el que gane la Presidencia), es el momento de que lo digan.
Y también valdría la pena que los otros (incluida la otra), de los que aspiran a asumir el mismo cargo, dijeran hasta cuánto estarían dispuestos a bajarse el salario para no quedarse atrás de López Obrador, en eso de que sus haberes por servicios a la nación podrían bajar a la mitad e incluso quedar más abajo todavía. Margarita Zavala, “El Bronco”, Armando Ríos Píter y Pedro Ferriz, tienen la palabra.
Aunque, francamente, el tema de la austeridad oficial no debería limitarse a una discusión pública acerca de lo poco a mucho que se debe pagar de salario, prestaciones y extras de cualquier especie al presidente que gobierne durante el próximo sexenio a este país.
Eso es irrelevante frente a la imperiosa necesidad de acordar, promover y ejecutar acciones institucionales que sean capaces de ponerle un alto a la impunidad y el abuso del poder con manejos “en lo oscurito”, complicidades y maniobras de corrupción al amparo de administraciones públicas encubiertas, regularmente por lo opacidad de la que se aprovechan funcionarios corruptos para disponer a “sus anchas”, autorizando derroches y más derroches de dinero público, ansiosos de llevarse su propia tajada de todo gran pastel sexenal.
Una corrupción que no se va a terminar con simulaciones de moralización, acciones timoratas contra los corruptos y mucho menos si el futuro primer mandatario no cobrara un solo peso de salario, cuando que en todo caso habría que pensar en estimular la probidad institucional con “mano dura” contra la deshonestidad y un buen bono anticorrupción.