Mucho ruido retórico
Freddy Sánchez jueves 11, Ene 2018Precios y desprecios
Freddy Sánchez
Ahora sí, hasta “colmarle el plato” a la audiencia con propaganda de un alto contenido electorero, las precampañas y campañas políticas no se detendrán, en tanto esté vigente el tiempo legal para “bombardear” con toda suerte de mensajes a los potenciales electores con motivo de las elecciones.
Poco o nada será distinto a las épocas preelectorales en comicios anteriores.
Más bien una calca, en particular de las tres últimas competencias sexenales, cuyo saldo llevó al PRI a dejar Los Pinos 12 años, hasta lograr su regreso al poder presidencial en el periodo de seis años, que todavía está un curso.
Así que a “apechugar” por tanta verborrea electoral que los candidatos a puestos de elección popular, sus partidos y simpatizantes, se dedicarán a repartir en espera de engatusar al mayor número de electores, para que voten a su favor, o al menos no lo hagan en apoyo a sus adversarios.
La estrategia a seguir en ese aspecto de los tres contendientes con mayores posibilidades de cerrar con más votación que otras opciones electorales para la primera magistratura de la nación o sea el PRI, PAN y Morena, con sus respectivos aliados coyunturales, es exactamente la misma.
De no lograr votos para sus organizaciones partidistas, entonces desplegarán su esfuerzo propagandístico para quitarles votos a sus contrincantes más fuertes, induciendo el voto hacia los partidos y candidatos con menor arrastre electoral, recurriendo a decir “pestes” de sus contrincantes con más posibilidades de ganar la Presidencia.
Y es que cada voto que se reparta entre aspirantes presidenciales ajenos a las siglas del priísmo, Morena o el panismo (a sabiendas de que difícilmente el ganador de la silla presidencial provendrá de un origen diferente), lógicamente favorecerá a cualesquier de los tres grupos mejor posicionados en el ánimo electoral, sobre todo si el abstencionismo se pone también de su parte.
Lo cual es de suponer que ocurrirá entre más electores potenciales, decidan no votar y con ello le den ventaja al partido y sus aliados que vayan ligeramente arriba en el conteo de los votos, así sólo fuera un sufragio el que hiciera la diferencia entre el primer y segundo lugar en la elección presidencial.
Dicho pues con toda claridad: los que no votan y los que lo hacen por una opción dudosamente capaz de ganar la Presidencia con suficiente apoyo de la mayoría de los electores, quiéranlo o no, en realidad están votando por el candidato del Revolucionario Institucional, Acción Nacional o Morena, sea cual fuere de esos tres actores electorales, el que consiga más votos a su favor, aunque la diferencia sea mínima sobre sus otros dos oponentes o algún independiente (hombre o mujer), si se diera el sorprendente caso de su inesperado crecimiento electoral durante el día de la elección.
Y ante ésta eventualidad los tres grandes de la contienda a la presidencia, igualmente tendrán reservada una amplia propaganda de desprestigio para esos otros adversarios, que naturalmente también usarán la misma táctica.
Porque de lo que se trata es “echarle mugre” a los de enfrente y por lo mismo los electores no podemos esperar gran civilidad en las campañas electorales, con propuestas que sacudan la conciencia social y conmuevan el corazón de las masas, sino más bien y tristemente: ilusorias promesas de un bienestar que no tardará más en llegar, descardas mentiras para ocultar verdades atroces de renovados afanes de corrupción e impunidad y, lógicamente, mutuas acusaciones, agravios y mucho ruido retórico.