Licencia para matar
Alberto Vieyra G. martes 19, Dic 2017De pe a pa
Alberto Vieyra G.
El Ejército mexicano ya no será garante de la soberanía nacional, ahora será policía.
Ningún poder humano ni divino, evitó que Enrique Peña Nieto y los sátrapas senadores y las rémoras aliadas del Partido Verde, consumaran en la Cámara alta la aprobación de la llamada Ley de Seguridad Interior, sin oír el reclamo de voces nacionales y extranjeras que exigían detenerla para evitar que México esté a merced de las bayonetas.
Con esa maldita ley, se le da, a los soldados mexicanos, una licencia para matar.
El propio general secretario Salvador Cienfuegos Zepeda lo dijo muy clarito: “Nosotros estamos adiestrados para matar, no para detener”. Sí, es la máxima de mi general Francisco Villa: “Mátenlos en caliente, después viriguan”. ¿Se trata de que el ejército mexicano, tan cuestionado hoy por flagrantes violaciones a los derechos humanos, mate en caliente?
La nefasta ley de seguridad interior, convierte por decreto a las fuerzas armadas, en un cuerpo policiaco de élite. Qué degradación tan infame. El error histórico en el que ha caído Enrique Peña Nieto, no tiene precedentes, cayó en la trampa del Tío Sam. Lo que el Pentágono norteamericano quiere, es justamente convertir a los ejércitos de América, en meros cuerpos policiacos, para que, la primera potencia del mundo, pueda desplegar una fuerza militar hemisférica para patrullar por nuestras vapuleadas y ultrajadas naciones.
Esa maldita ley es una ley suicida. ¿Qué idiota le aconsejó a Peña Nieto, mandar esa ley al congreso, en vísperas de las elecciones presidenciales del 2018, en las que, por desgracia, el PRI podría salir, otra vez, vergonzosamente de Los Pinos? ¿O querrá Peña Nieto, retener el poder con el poder de las bayonetas y las balas?
Nuestros Juanes, deben entender, también, que, si ellos serán los policías de élite, de anda sirve tener y gastar millonadas en policías municipales, estatales o federales.
Durante la aprobación de esa nefasta ley, la noche del pasado viernes, la senadora campechana Layda Sansores recordó, con un valiente y mordaz discurso al senador chiapaneco Don Belisario Domínguez asesinado esa misma noche, después de haberle cortado la lengua, y todo porque no bajaba a Victoriano Huerta Márquez, de gobernante usurpador, traidor y asesino al servicio de Estados Unidos, como hoy lo hace Enrique Peña Nieto.
Muy saludable será que la senadora Sansores, no vaya a correr la misma suerte por haber criticado, con tantas cosas de varón y dientes, la “maldita ley de seguridad interior”, así le llamó, que faculta al Ejército a matar a cualquier mexicano, y violar los derechos humanos en cualquier parte del país. De Peña Nieto dijo: “está al servicio de Estados Unidos”. Qué acusación tan grave.
El senado, pero concretamente los senadores priistas y sus rémoras del Partido Verde, se han revelado, al aprobar esa ley, como enemigos del pueblo de México.
Sí, es una ley suicida que da, a los soldados, licencia para matar.
Me pongo de pie, y me quito el sombrero, ante la senadora Layda Sansores, hija del ilustre campechano Carlos Sansores Pérez, mejor conocido como “El Negro Sansores” que fue líder nacional del PRI.
¿División de poderes en México? No, lo que impera es la sumisión de poderes.
Malditos senadores con cinturita de mantequilla.
La señora Sansores simplemente les llamó “sátrapas, que cargarán eternamente con la vergüenza”
La última esperanza de los mexicanos es la Suprema Corte de Justicia de la Nación. ¿Les fallará a los mexicanos de a pie?