¿Dónde está Diego?
¬ Augusto Corro lunes 29, Nov 2010Punto x Punto
Augusto Corro
La mañana del sábado nos despertamos con la noticia de que Diego Fernández de Cevallos ya se encontraba en su casa, con su familia: sano y salvo. La buena nueva se extendió rápidamente y nos dio alegría saber que por fin terminaba el viacrucis de “El Jefe” Diego, quien fue secuestrado o “levantado” el 14 de mayo cuando llegaba a su rancho La Cabaña.
Sin embargo, conforme avanzaba el día, la información se desvaneció, poco a poco se aclaró de que se trataba de un “borrego” (así se denominada a la noticia falsa en el periodismo). Familiares y autoridades negaron el retorno de quien fue candidato presidencial panista. Y al anochecer, se volvió a la realidad: Diego sigue secuestrado.
El regreso del panista se esperaba con expectación, porque corría el rumor de que podría estar libre en los primeros días de noviembre. Las especulaciones en torno a la desaparición del influyente político son permanentes y siempre en el mismo estilo: rumores y más rumores.
La realidad de la situación solamente la conocen los secuestradores y quienes realizan el papel de mediadores. Las autoridades no tienen la menor idea. Se alejaron de la investigación, porque así lo solicitaron los familiares del plagiado. No se sabe si se trata de secuestradores internacionales, nacionales, grupos guerrilleros o miembros de la narcodelincuencia.
Quienes se responsabilizan del secuestro son miembros de una banda autodenominada Misteriosos desaparecedores. Estos dejaron de emitir comunicados. En el último mensaje de septiembre los presuntos plagiarios afirmaron que “El Jefe” fue abandonado por su familia y que a “sus propios amigos no les importó su suerte”.
El viacrucis de “El Jefe” Diego continúa. De ahí se deriva que en México vivimos en el limbo. No se entiende como un político tan relevante se encuentre desaparecido. Y nadie mueva un dedo para rescatarlo. ¿Dónde está Diego? Se tiene la impresión que es nulo el interés de las autoridades por localizar al plagiado. ¿No funcionan las policías? ¿No existen organizaciones de espionaje o contraespionaje?
Si es cierto lo que dicen los secuestradores en el sentido de que “El Jefe” Diego fue abandonado por todos, su suerte o destino se complica más y más. Y si esa tragedia le ocurre a un hombre política y económicamente poderoso, ¿qué nos espera a los ciudadanos comunes? Como nunca la sociedad mexicana vive momentos de miedo, de zozobra. La delincuencia en general: sicarios, narcotraficantes, ladrones de coches y delincuentes se sienten en “Jauja”. Parientes, amigos, vecinos ya tenemos la amarga experiencia de haber sido asaltados o secuestrados. Y la historia se repetirá hasta el infinito. Viva la impunidad.
RUMOROLOGÍA
Con el cinismo propio de su personalidad, el ex gobernador de Oaxaca, José Murat, dijo sonriente que no se va del Partido Revolucionario Institucional (PRI). Esto viene a colación porque un sector tricolor regional ya no quiere en sus filas al controvertido político.
Hace varios días los enemigos de Murat plantearon ante la dirigencia estatal la necesidad de echar del partido a quien los traicionó en las elecciones pasadas. Es decir, que si el ex gobernador apoyó a Gabino Cué, existe la obligación moral de expulsarlo, aunque es necesario decirlo claramente: la traición es moneda de uso corriente entre los políticos.
Y tratándose de lealtades, el ahora diputado Murat es un compendio de traiciones. Es su modus vivendi. Después de su farsa como gobernador, se convirtió en diputado para cobijarse bajo el fuero de la impunidad.
Gente como el multicitado político tienen en el desprestigio total al Revolucionario Institucional. Si los priístas quieren regresa a Los Pinos tienen que usar la escoba y barrer a esos parásitos que se dicen representar al pueblo, y lo único que buscan es satisfacer sus ambiciones personales.
Murat no se irá, para mala fortuna de los priístas, de ese partido. El propio líder estatal, Eviel Pérez Magaña, dijo que se trata de un asunto de rumorología. Murat seguirá en el Revolucionario Institucional como experto en el manejo del puñal de la traición, listo para usarlo. Tendrá la oportunidad de manifestar sus habilidades en la lucha por la sucesión presidencial que se avecina.
Por otra parte, y hablando de traiciones, el senador Tomás Torres fue expulsado del Partido de la Revolución Democrática (PRD).
La expulsión debe ser “un mensaje de que se cumplirá la ley para todos aquellos que siendo militantes del partido decidan apoyar a otros institutos políticos en los futuros procesos electorales que se avecinan en 2011”. Así lo dijo el coordinador nacional de Nueva Izquierda, Miguel Barbosa, corriente que domina al interior de esa organización.
Resulta que el legislador Tomás Torres tiene un pleito añejo con la ex gobernadora Amalia García que sufre los embates de la contraloría porque no le cuadran los números de su gestión como mandataria estatal.
Ahora, el senador citado buscará cobijarse en las filas del Partido del Trabajo (PT) donde se encuentra su cuate el senador Ricardo Monreal. También podría incorporarse al Revolucionario Institucional que le ofrecería mejores perspectivas políticas. Sin lugar a dudas, no militar en el PRD es una buena ganancia.
No es de extrañarse esas reacciones entre la clase política mexicana. La traición, como señalamos arriba es algo común. Por ejemplo, el candidato perredista a la gubernatura de Guerrero es Ángel Aguirre Rivero, hasta unos pocos días priísta de hueso colorado.
Las propias acciones colaboracionistas de Jesús Ortega, el Chucho mayor, son ejemplos claros de colaboracionismo con el régimen panista de Felipe Calderón Hinojosa. Y colaboracionismo es traición, es colaborar con el enemigo, es apoyar a los adversarios.
Brincar de un partido a otro es lo natural. Aunque en algunos casos no ocurre nada. Ahí vemos el caso de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) que es perredista, pero apoya a candidatos del Partido del Trabajo y Convergencia; pero como dice el coordinador Miguel Barbosa: a “López Obrador, quien ha hecho campaña a favor de candidatos ajenos al PRD, no se le puede expulsar como al senador Torres, debido a que nadie ha pedido el proceso (de expulsión) contra el tabasqueño”. ¿Más enredo?, imposible.