Muy divididos
¬ Claudia Rodríguez martes 9, Feb 2010Acta Pública
Claudia Rodríguez
Es válido disentir u opinar de forma contraria frente a un suceso de cualquier índole. Es hasta sano tomar decisiones con base a diferentes criterios, experiencias e ideologías. Lo que es inadmisible es que se polemice al grado de cerrar los oídos frente a los otros y profundizar las divisiones hasta la descalificación y el odio.
En México, la tan anhelada alternancia en el poder —con los que muchos pensaron sería un avance hacia la verdadera democracia— ha arrastrado consigo decenas de situaciones anómalas que se reflejan entre la sociedad; unas son causa y otras consecuencia. Ningún camino es terso y el hecho de que el Partido Revolucionario Institucional (PRI) luego de casi 70 años al frente del Ejecutivo federal se viera relevado por el Partido Acción Nacional (PAN) ha modificado muchos de los esquemas con los que se administraba esta nación, pero también ha cambiado muchas de las formas de expresión de la sociedad y la ciudadanía.
Hoy nos sentimos más libres de disentir, de descalificar, pero también estamos muy divididos.
Hoy calificamos desde el bando de los buenos y acusamos a los otros de malos. Todo lo que no nos gusta es incorrecto. Todo lo que nos afecta y quienes perturban nuestras finanzas, nuestro entorno y nuestras costumbres son señalados de lo peor. Y el ingrediente relevante es que se hacen señalamientos con un sabor a rencor y odio.
Estamos tan divididos que más bien parece que estamos desmembrados.
Y no me refiero a las opiniones vertidas en contra de los poderes legales o ilegales pero reales, sino entre los grupos de la sociedad, que al final somos una unidad.
Si cooperamos y ayudamos como sociedad ante la desgracia de propios o extranjeros, recibimos los señalamientos ultra polarizados de quienes disienten de nuestras acciones.
Si expresamos nuestra opinión sobre un evento político pasado, presente o futuro, en casa, en el colegio, en el trabajo o entre amigos, recibimos no opiniones, sino ataques y descalificaciones denigrantes, como si disentir fuera un pecado o un crimen.
México está dividido y eso sólo aporta a los poderes que nos usan para sus fines.
Si los poderes locales no pueden contra la delincuencia o las deficiencias de los servicios urbanos ¿Hay que dejarlos solos? Sinceramente creo y acepto todas las opiniones —aún las que descalifican—, pero opino que al dejar solos a administradores y gobernantes y otorgarles todo el poder, hemos cedido nuestras responsabilidades y obligaciones a quienes usan su nicho para su propio beneficio, además de alentar el divisionismo entre nosotros los mexicanos.
Divide y vencerás.
Acta Divina… El 3 de septiembre del 2009, el presidente Felipe Calderón habló de costos y riesgos en su administración y afirmó que … “el riesgo de quedar bien con todos, querer quedar bien con todos es terminar quedando mal con todos y a mi yo lo que quiero prescindir es de este criterio de tratar de quedar bien porque es imposible, simplemente hacer lo que se necesite y ojalá haya la comprensión debida para que todo mundo entienda de que sí nos va a costar algo a todos pero si ponemos cada quien de nuestra parte la ganancia al final será un México verdaderamente distinto que nos va acabar beneficiando a todos también”.