Por México al Frente”, toda una mascarada anayista
Jorge Luis Galicia Palacios lunes 11, Dic 2017Como veo, doy
Jorge Luis Galicia Palacios
- Engañados, Mancera, Moreno Valle, Romero Hicks y Ruffo Appel
- Identifican al movimiento como el de los “Ninis”, ni es ciudadano, ni democrático
Tres meses fueron suficientes para que la máscara se cayera y apareciera el rostro verdadero del llamado FCM que los partidos políticos del PAN, PRD y MC, construyeron para llegar juntos a la cita electoral de 2018. Al final del camino se impuso la fuerza que representa el panismo a nivel nacional y con ello se consumó una traición más del dirigente de los azules, Ricardo Anaya, porque hay muchas en su corta trayectoria profesional, quien engañó a los de fuera y también a los de su propio partido.
En el camino quedaron las aspiraciones presidenciales de personajes como Miguel Ángel Mancera, jefe de gobierno de la Ciudad de México, apoyado por el PRD, así como de los ex gobernadores panistas de Guanajuato, Puebla y Baja California, Juan Carlos Romero Hicks, Rafael Moreno Valle y Ernesto Ruffo Appel, entre otros aspirantes, quienes ilusamente creyeron que había cancha pareja y la democracia era parte del ideario frentista. El resultado, sus trayectorias fueron atropelladas.
Fue Margarita Zavala quien denunció el secuestro del PAN y de toda la alianza tripartita por parte de llamado “joven maravilla”. Muy pocos le creyeron cuando se les señaló que la estructura panista operaba a favor de quien los impuso y hasta adelantó lo que hoy se pretende descubrir como un acto democrático, que Anaya sería el candidato del Frente. Margarita Zavala no se prestó a esa simulación y por eso hoy es precandidata por la vía independiente.
Hace precisamente tres meses que nació lo que en un principio se empezó a manejar como la construcción de un Frente Amplio Democrático, que dijeron sería opositor al gobierno y a su partido (PRI), luego cambiaron el nombre y ampliaron los alcances al registrar la intensión aliancista ante el Instituto Nacional Electoral (INE) con el nombre de Frente Ciudadano por México.
El nombre por si solo empezó a llamar la atención, a ganar adeptos y recibir adhesiones como un anhelo de una ciudadanía que en principio está molesta con todos los partidos políticos, al considerar que una unión entre siglas políticas y la ciudadanía podría generar una suma interesante para encontrar soluciones y atención a la problemática nacional, y en el entendido de que por sí solos las nomenclaturas partidistas no son precisamente las más adecuadas para abanderar la unidad nacional, pero aun así -opinaban- era un avance de la democracia y el triunfo electoral estaba a la vista.
El sueño duró tres meses, en el camino se fue descubriendo el verdadero rostro del movimiento frentista, el PAN de Anaya se impuso y se sepultó cualquier intento democrático en el método para elegir candidato, las peticiones ciudadanas nunca fueron tomadas en cuenta y la prioridad no era la problemática nacional, no es, al menos no para quien los representará en la batalla electoral, pues a todas luces se ve que lo único que les interesa es el poder, es decir sacar a un partido para poner a otro, el suyo.
Ese es el fin, ese el mensaje después de tres meses de ruido mediático. El reciente fin de semana nos amanecimos con el verdadero rostro del Frente, oficialmente el acuerdo entre panistas, perredistas y del movimiento ciudadano quedó registrado ante el INE como la coalición “Por México al Frente”, donde se destaca que el convenio será de manera parcial para contender en el proceso electoral del 2018, para la Presidencia de la Republica, Senado y diputados.
Atrás, más bien en el olvido, quedaron las palabras de un Ricardo Anaya cuando hace tres meses señalaba que “la idea de conformar un Frente Amplio Opositor va más allá de la retórica, es asumir que primero está el país y después las organizaciones, partidos, proyectos personales, por legítimos que sean”.
Así, con todas sus letras, el dirigente nacional panista se llenaba la boca con palabras que nunca pondría en práctica, porque en su corto léxico el término que mejores dividendos le ha dejado es el de la “traición”, y si no que le pregunten a Gustavo Madero, ex presidente nacional del PAN, quien en su momento le dio la oportunidad y luego le dieron una patada en el trasero, al grado de casi desaparecerlo políticamente hablando.
Y traicionados hoy también se sienten quienes quedaron fuera de la competencia por la candidatura del Frente. Mancera lamentó “profundamente” que el PRD haya decidido elegir al candidato por la fuerza política de los partidos y no a través de un método abierto. “Respeto lo decidido por el PRD aunque lamento que no se haya dado un proceso de selección de manera democrática”, resaltó en conferencia de prensa.
Y es que a pesar de que nunca se puso en la mesa de negociación esa condición, del reparto de posiciones por la fuerza política que representaban los integrantes de esta alianza, Ricardo Anaya siempre lo supo y solo jugó con un discurso que hablaba de democracia. En fin, el también apodado como “El cerillo”, esta semana se registrará como aspirante de la coalición “Por México al Frente”, en una mascarada más.
VA MI RESTO.- A propósito del movimiento frentista, jocosamente en la opinión pública ya se habla de esta coalición política como de los “Ninis”, pues dicen que ni es Frente, ni es ciudadano.
Nosotros agregaríamos que ni es amplio, ni es democrático. Lo que sí es, es una combinación política con ideario diametralmente opuesto, pero que estará en las urnas como opción. Que lástima, nada nuevo que ofrecer a la ciudadanía, y hasta ahí porque como veo, doy.