Sin sorpresas
Ramón Zurita Sahagún lunes 11, Dic 2017De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Una de las delicias de la política mexicana era el juego de los tapados, ya que los interesados en ella participaban abiertamente, siguiendo cada uno de los pasos de los prospectos de cada partido a la Presidencia de la República, poniendo especial atención en la figura del priísta.
Eso ya pasó a segundo término, porque en esta ocasión, cada uno de los partidos o alianza con candidato presidencial mostraron ser predecibles hasta el cansancio.
Cada uno de ellos intentó engañar con un dizque proceso democrático que no prosperó y que dejó ver el juego de los intereses de cada uno de los participantes.
Parodiando a Emilio Pacheco y Pedro Mata con su bolero “Presentimiento”, los partidos dejaron en claro que no hubo sorpresa alguna cuanto te hallé, ya que los candidatos eran bola cantada desde hace meses.
De juego democrático nada, José Antonio Meade Kuribreña sabía que sería candidato, cuando menos, desde agosto pasado en que el PRI decidió reformar sus estatutos para abrirlos a los candidatos externos, sin ninguna militancia partidista.
Qué decir de Andrés Manuel López Obrador que desde 2015 supo que sería candidato presidencial de Morena, una vez que este partido alcanzó el registro definitivo con los votos sufragados a su favor.
Ricardo Anaya Cortés lo supo cuando ideó formar un Frente de Oposición, al que invitó a todos aquellos que quisieran sumarse, pero limitó los espacios para aquellos que le permitieran ser candidato presidencial.
Como AMLO, Anaya Cortés diseñó un traje a su medida, sin oposición al frente, ya que la única que lo era, Margarita Zavala Gómez del Campo, corrió despavorida al ver que la candidatura presidencial no sería suya, de la forma comodina como siempre juega, por medio de la representación proporcional.
Lo curioso de todo esto es que ninguno de los supuestos aspirantes expresó inconformidad alguna sobre los métodos usados por sus adversarios para hacerse de la candidatura presidencial.
Si acaso Margarita huyó del partido que le dio todo, sin ofrecer nada a cambio y creyó en las bondades de una candidatura independiente que le está costando alcanzar, pero dentro de cada uno de los partidos, nada, silencio total.
Miguel Ángel Mancera Espinosa saltó “gallito” a disputar el espacio de candidato del Frente Opositor, sin tener espolones para gallo, lo que confirmó demasiado tarde.
El Jefe de Gobierno de la CDMX confió en sus consejeros y solamente hizo el ridículo como aspirante presidencial frustrado, aunque a cambio obtuvo otras canonjías que le resultarán ser pocas.
Si el Frente tiene éxito, Mancera Espinosa se convertirá en el nuevo líder moral del PRD, sin los tamaños de Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano ni Andrés Manuel López Obrador.
De fracasar el Frente y perder, además el gobierno de la CDMX, Mancera Espinosa dejará en claro que solamente fue un falso líder, engolosinado con el poder, que además de tener un gran bono democrático obtenido en los comicios del 2012 y que con pésima administración, malas decisiones, peor equipo de trabajo y obsesión presidencial, tiró por la borda.
Tan predecibles son los partidos y sus candidatos que hasta el “independiente”, Jaime Heliodoro Rodríguez Calderón, el antes popular “Bronco” lo fue.
El gobernador de Nuevo León negaba lo evidente, cuando todo mundo sabía de sus aspiraciones y ambiciones de ser candidato presidencial, inmediatamente después de ganar el proceso electoral en Nuevo León.
Los políticos mexicanos se hicieron demasiado notorios en sus ambiciones y dejan de lado sus convicciones.
Saltan de un lado a otro, estando un tiempo en la derecha, otras en el centro y en la izquierda, sin que nadie defienda sus derechos, haciendo sospechar a los ciudadanos que menos lo harán en defensa de sus gobernados.
Hay muchas historias de políticos resignados y hasta agachones, que no traen nada en su equipaje más que su ambición personal.
Son personajes que intentan dejar huella, sin conseguirlo y muchos de ellos de una efímera vida sexenal.
Cada uno de ellos guarda silencio ante los arrebatos de que son objeto, con tal de asegurar su futuro político por una administración más.
Algunos de ellos ven en su futuro la posibilidad de migrar hacia el Senado de la República, otros más a la Cámara de Diputados, los menos a un gobierno estatal y otros, los que forman parte del cercano círculo de alguno de los beneficiados con una candidatura presidencial, ser parte de su equipo, si es que gana la Presidencia de la República.
Muchos de ellos se dicen que les gusta servir al pueblo, pero hacen lo contrario se sirven del pueblo y obtienen grandes beneficios, sabedores de que la impunidad reina en el país y lo seguirá haciendo, mientras que la ciudadanía lo permita y no exija se ejerza acciones sobre una serie de políticos que han caído en el mayor de los cinismo y se burlan constantemente de los señalamientos públicos en su contra.
Sin importar el nombre del partido o candidato que gane el proceso electoral del primero de julio próximo, habrá que ver la forma en que reaccione a tantas peticiones del electorado sobre el freno a la impunidad y a la corrupción, como reglas de oro de la sobrevivencia política.
Sin caer en excesos de ningún tipo ni en revanchas, los nuevos gobernantes, los que asumen el primero de diciembre próximo como Presidente de la República y el cinco de diciembre como Jefe de Gobierno, además de nueve gobiernos estatales, deberán tomar en consideración las peticiones que le sean hechas en el curso de sus campañas.