El bueno, el malo y el feo
Freddy Sánchez jueves 7, Dic 2017Precios y desprecios
Freddy Sánchez
Semejantes y a la vez distintos en sus métodos, ideologías y propósitos de gobierno, los tres grandes en la competencia partidista para ganar la Presidencia, han dejado más que clara la estrategia electoral de la que echarán mano.
Pretender que los electores vean cualidades y atributos en sus respectivos candidatos a la primera magistratura de la nación, al mismo tiempo de hacer uso de cuanta retórica ofensiva y desgastante afecte la imagen de sus opositores.
Campañas políticas colmadas de increpaciones e infundios, con medias verdades, acusaciones de corrupción, burlas y sarcasmos, filtración de información que desacredite a los aliados del contrincante y muchas otras estrategias que incidan en el desprestigio de los adversarios políticos.
En lo que sin duda alguna será una auténtica “guerra de lodo”, como fue el caso de anteriores sucesiones presidenciales.
Esta vez, con una más activa e incisiva participación de las redes sociales, a merced de manipuladores con simpatías y antipatías hacia los tres partidos políticos que mayores posibilidades tienen de alzarse con la victoria en el 2018.
El Partido Revolucionario Institucional, junto a los minipartidos que han decidido sumase a la candidatura presidencial del PRI, el Frente Unido y Morena con sus propias huestes, no tendrán reparo alguno en usar cuanto sea posible los medios cibernéticos para aprovechar su influencia social como promotora del voto a favor o en contra de una u otra organización partidista.
Otra vez, entonces, los grupos políticos parecen dispuestos a ensordecer al electorado con sus mutuas acusaciones, confiando en que como ocurrió en el pasado, gane el más habilidoso de los sembradores de pánico que tanto asustan a una amplio sector de la sociedad, favoreciendo con ello al candidato que menos espante o desagrade a la masas.
La táctica de que se apoye con mucha propaganda electoral elogiosa y diversas estrategias para cooptar el voto opositor, con la idea de que el personaje mejor arropado con estas acciones, salga lo mejor librado de las críticas en su contra, funcionó anteriormente y lógicamente se espera que surta el mismo efecto en la elección presidencial del próximo año.
Nadie puede negar que lo que la sociedad mexicana quisiera escuchar de los aspirantes presidenciales, a sustituir a Enrique Peña Nieto, es un conjunto de propuestas que entusiasmen e inspiren confianza en que los graves problemas nacionales, se habrán de resolver en beneficio de la mayoría.
Con nuevas y eficaces medidas oficiales contra la corrupción, la delincuencia y la falta de bienestar familiar, promoviendo no sólo una gran oferta de nuevos empleos, sino mejores ingresos económicos para las familias, con las debidas y adecuadas condiciones de seguridad para las actividades laborales y comerciales.
Además, lógicamente, de cambiar el esquema tributario pensando, no sólo en garantizar la estabilidad económica para tranquilizar a los mercados, sino incluyendo acciones públicas que garanticen un reparto más justo de la riqueza, con un uso racional y honesto de recursos del erario, cero connivencia con empresarios corruptos y una mejoría en la calidad de los bienes y servicios públicos y privados
Algo que la gente apoyaría y agradecería, seguramente mucho más, que las infames campañas políticas demagógicas y grotescas, cuyo propósito primordial es ahuyentar a unos electores y engatusar a otros con el viejo cuento del bueno, el malo y el feo.