¿Cuál es el verdadero Meade?
Ramón Zurita Sahagún lunes 4, Dic 2017De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Hacía mucho tiempo que los priístas no vivían una jornada como la del domingo 3 de diciembre de 2017. Las puertas de su sede hubieron de ser cerradas, para no permitir el acceso de cientos de personas que querían ingresar.
Fue necesario recurrir a ello debido a los grandes contingentes que se hicieron presentes para manifestar su apoyo al ahora precandidato único a la Presidencia de la República, presentado por ese partido.
No hubo acarreados, dirán los altos mandos priístas, todos fueron por su voluntad y la realidad es que la sede partidista lució como en sus días de gloria, de partido único.
Todo esto hace reflexionar sobre si de verdad José Antonio Meade Kuribreña es el fenómeno de alto impacto que el PRI diseñó para competir por la Presidencia de la República.
Es carismático, inteligente, preparado, culto, humilde y sencillo como lo pintan en el partido que abandera rumbo al 2018 o es arrogante, pirruris, soberbio, aislado y parte de lo mismo, sin ser militante de ese partido, como lo presentan algunos de sus adversarios.
La primera semana de Meade Kuribreña como aspirante presidencial del PRI la vivió como un sueño de hadas, princesas y príncipes, con resultados sorprendentes.
Consiguió conciliar a los supuestos críticos del partido, aquellos que amenazaban con presentarse como prospectos presidenciales, enfrentados a la decisión del gran elector.
La forma de conciliar fue muy sencilla, los mejores argumentos fueron los de registro de candidatos, los que tenían que juntar más de 600 mil firma en una semana, cuando los requisitos para un candidato no militante eran simples, solamente el pedirlo.
Ivonne Ortega Pacheco, la incansable ex gobernadora de Yucatán, que invirtió tiempo, dinero, esfuerzo, saliva y hasta sacrificó su salario de diputada federal, por enfrentar la cargada priista a favor de José Antonio Meade y que tanto criticó el “dedazo”, sucumbió al ofrecimiento de otorgarle Yucatán como plaza suya.
Se sabe que saliendo de la entrevista con el Presidente Enrique Peña Nieto, Ivonne dobló las manos, desistió de registrarse como candidata opositora de Meade Kuribreña y se sumó a la algarabía que desató el ahora carismático candidato.
Eso sí, además de la entrega de Yucatán como coto particular, Ivonne tendrá grandes posibilidades de regresar al Senado de la República, de donde salió hacia el gobierno de Yucatán.
Miguel Ángel Osorio Chong, secretario de Gobernación, fue el más afectado con la decisión presidencial de promover la candidatura de un no militante del PRI.
El hidalguense encabezaba todas las encuestas de los militantes del partido tricolor y era el único que podría arrebatarle la candidatura al favorito de Los Pinos.
Convencerlo fue sencillo, se le buscará acomodo en el Senado de la República y podrá el líder de la bancada de su partido, sin importar el número que sea, muchos o pocos, Osorio Chong los coordinará y hasta se podrá dar el lujo de ser candidato de mayoría.
El secretario de Gobernación comió con el ya ungido candidato presidencial del partido en el que el hidalguense si milita y el abanderado presidencial no.
Fue una comida sencilla, donde ambos mostraron su disciplina y hasta fueron fotografiados en el colmo de la hipocresía, uno, el secretario de Gobernación, con una cerveza y el otro, el candidato, con un refresco.
Manlio Fabio Beltrones Rivera fue convocado como parte del Consejo Permanente del PRI y ahí ratificó su respaldo al candidato priista, el que lo relegó en una pretendida segunda oportunidad de competir por ganar el respaldo de sus compañeros de partido, algo que nadie veía.
Manlio Fabio confió que su voto es para el PRI y de esa forma desmintió, por lo pronto, que se fuese a sumar a otra candidatura presidencial.
Eso sí, Ivonne Aracely y Manlio Fabio trajeron con pendiente a los altos mandos de su partido, desde aquel intento en la Asamblea Nacional en la que intentaron frenar los cambios en los estatutos del partido.
Abrir los candados fue sencillo y desde entonces, todos supieron quien sería el candidato del partido tricolor.
Otro de los inconformes, Ulises Ruiz Ortiz, ex gobernador de Oaxaca, simplemente se escondió para no dar la cara, aunque en realidad tampoco fue considerado como parte importante de la resistencia anti-Meade.
Los demás aspirantes, simplemente eran catalogados como rellenos. José Ramón Narro Robles, secretario de Salud y Enrique de la Madrid Cordero, secretario de Turismo, también fueron convocados a sendas comidas con el abanderado priista.
Antes de eso José Encarnación Alfaro, un pequeño foco de resistencia, ya había sido cooptado y sumado a las filas de la algarabía priísta y tendrá una diputación federal en su futuro.
Aprovechó el tiempo para recibir el apoyo de los sectores del partido, incluidos Movimiento Territorial, mujeres, jóvenes y otros más, además de las tradicionales CTM, CNC y CNOP.
Su discurso de aceptación de la precandidatura destacó la humildad con que se presenta, para pedir el apoyo, según dice, para que cada familia viva con seguridad y justicia.
Claro que abordó el asunto de la corrupción y dijo que habrá un combate frontal. Ni un peso al margen de la Ley. No más privilegios, aseguró.
Asumió el compromiso de hablar con franqueza a los mexicanos y aseveró que se conducirá con la misma rectitud con la que ha formado a su familia.
Ya conciliados los priístas, conforme con su candidato y asegurado que no habrá divisiones, ni fracturas o rompimientos entre su militancia, el abanderado del partido tricolor iniciará el 15 de diciembre los retos de su precampaña presidencial.
Ahora falta que las candidaturas al Congreso de la Unión y a las nueve gubernaturas en puerta no sean semillas de germinación de inconformes.