No es Meade; pese al push de Reforma, Osorio lleva mano
Roberto Vizcaíno lunes 27, Nov 2017Tras la puerta del poder
Roberto Vizcaíno
El contragolpe intentó anoche desbancar a Miguel Ángel Osorio Chong. La punta de Lanza fue el diario Reforma que puso en su espacio principal de su portal que el secretario de Gobernación se bajaba de la contienda presidencial de 2018.
Nada más falso.
Reforma acudió al viejo y usado recurso de señalar que un “cercano” al titular de Gobernación les dijo que Osorio Chong había informado a los suyos que no contendería por el cargo de Presidente. Nada de eso ocurrió.
A Reforma lo secundo El Universal bajo el mismo esquema. Pero el resto de los medios no se unieron.
El intento de Reforma y de El Universal es, en los hechos, el segundo intento de imponer fuera de la voluntad de Enrique Peña Nieto a José Antonio Meade.
Y esto sucede cuando lo evidente es que entre jueves y viernes pasados se definió la sucesión dentro del PRI. Y en esta parte inicial del proceso José Antonio Meade fue desechado como el de mayores posibilidades de ser nominado el abanderado del PRI y de Enrique Peña Nieto.
Es por demás obvio que lo ocurrido en esos dos días, explicita e implícitamente, deja a Miguel Ángel Osorio Chong firme para ser designado dentro del Consejo de Delegados que se realizará el 18 de febrero próximo dentro del esquema legal escogido para ser aplicado por el PRI.
Y digo que es Osorio por dos elementos esenciales que requieren Enrique Peña Nieto y el país de su nominado tricolor:
Experiencia y temple en el manejo del poder, de la política y el gobierno, y;
Carácter.
Nada de eso tienen Aurelio Nuño ni el doctor José Narro. Menos Meade, a quien confunden por ser un buen y hábil funcionario de alto nivel con un hombre de Estado, con un político. Meade no es político, es un buen técnico en finanzas y un buen burócrata que encaja y administra indistintamente las secretarías de Desarrollo Social o Energía. A nivel empresarial sería un buen gerente, no un CEO como Carlos Slim.
No me imagino a Meade, Nuño o el doc Narro enfrentando con éxito una protesta postelectoral de las que acostumbra realizar Andrés Manuel López Obrador. Una protesta del tabasqueño con grandes consecuencias nacionales e internacionales, que ahora, dadas las experiencias últimas del Estado de México y Coahuila, podrían sumar al PAN y a otros actores de la contienda del 2018 por el Poder.
Creo que el único que pudiera enfrentar algo así es Osorio Chong. Se la ha pasado estos últimos cinco años enfrentando conflictos de todo tipo, desde paros en el Politécnico a plantones campesinos o de seguridad. Un entrenamiento sin treguas.
Es obvio que el México de 2018 a 2024 será muy complejo.
Si Usted lee con cierta frialdad y serenidad, dentro de una actitud ajena a las superficialidades de los analistas de redes sociales, de twiter y Facebook, si usted lee los discursos del presidente Enrique Peña Nieto de sus tres últimas visitas al PRI llegará a una misma conclusión: que el Presidente cree que el reto del próximo presidente es po-lí-ti-co, no económico o financiero.
Y al parecer los hechos le están dando la razón. Confirman su análisis.
La misma disputa prevista dentro del proceso electoral de 2018 advierte que de estas elecciones saldrá un Congreso casi a tercios entre PRI, Frente (PAN-PRD-MC) y Morena.
Y en el Congreso (Diputados y Senadores) se definirán muchas líneas para el siguiente sexenio.
¿Usted en realidad cree que Peña Nieto –el elector real dentro del PRI y el sistema-, se expondría a impulsar a un candidato que no tenga experiencia de Gobierno, legislativa y de manejo de poder? ¿Un candidato blandengue y sin experiencia en todo lo anterior?
Ni Nuño, ni el doctor Narro ni Meade han sido gobernadores o diputados como sí lo ha sido Osorio.
Ninguno de ellos ha estado tan cerca de Peña Nieto desde su paso como gobernador y luego en su campaña y ahora en sus cinco años de Gobierno como sí ha ocurrido con Osorio.
Confuciones, despistes
Cuando el presidente Enrique Peña Nieto convocó a los acelerados dentro del sistema –a políticos y periodistas en primer lugar-, a no ser despistados, no hablaba en el vacío.
El gallinero se alborotó porque Luis Videgaray le hecho porras de más a su amigo –y precandidato-, José Antonio Meade en un encuentro con el cuerpo diplomático.
Pero no hubo el efecto que se buscaba. Nadie lo siguió dentro del PRI ni del sistema. Todos se quedaron quietos. No hubo cargada ni las fuerzas vivas acudieron a Hacienda con pancartas y altavoces a apoyar Meade.
Lo único que provocó Videgaray fue la respuesta dura, definitiva de Peña Nieto quien pidió no caer en despistes porque el candidato, dijo, no será elegido por aplausos y halagos.
En los hechos al definir el destape de Videgaray hacia su amigo Meade como un intento de despiste y de destape, el presidente Peña Nieto estaba diciendo claramente que el titular de Hacienda no era “su” elegido.
Y que lo hecho por Videgaray era un acto de presión. De quitarle la facultad de elegir a su sucesor.
Una reflexión es pertinente ahora, cuando Reforma habla de que Meade renuncia hoy y que Osorio renuncia a su intención de participar.
Si Meade es el candidato de Peña Nieto, lo único que tenía que haber dicho luego de los halagos de Videgaray hacia Meade es: “si, Luis tiene razón… Meade es todo lo que dice Luis que es”.
Y ya nadie hubiera podido revertir el destape. Pero Peña Nieto calificó el halago de Videgaray de un intento de despiste.
Uf, fue decir, “Meade no es mi elegido”.
Reglas, procedimientos
Estos intentos por descarrillar a Osorio Chong y por lanzar a como dé lugar a Meade, surgen de confusiones a causa del método con la tradición.
Lo cierto es que el PRI (Peña Nieto) optó por establecer un nuevo esquema para elegir a su candidato presidencial.
Para aprovechar los pasos definidos por el INE en su calendario electoral, el PRI decidió que entre el 24 de noviembre y el 10 de diciembre se deben inscribir sus aspirantes no afiliados y los militantes. El 14 de diciembre la comisión respectiva debe calificar quien cumple con los requisitos para ser declarados como “precandidatos”.
Bajo este procedimiento los “precandidatos” inician una campaña interna (que en los hechos será externa) que concluirá el 16 de febrero a fin de que el Consejo de Delegados previsto a realizarse el domingo 18 de febrero, defina quien de entre los precandidatos es el candidato efectivo del PRI a la Presidencia.
Se supone que los que queden fuera, serán nominados en las listas de plurinominales del tricolor al Senado.
Todo esto está pensado para, primero, legitimar la contienda interna y al candidato y para posicionarlo entre los mexicanos.
El viejo recurso del “destape” y del “candidato único” fue enterrado por la Convocatoria emitida la noche del jueves 23 por el CEN del PRI encabezado por Enrique Ochoa Reza.
Por ello todos estos intentos de lanzar a Meade como “el bueno” son intentos de presión hacia Peña Nieto y para crear confusión entre los acelerados. Quieren arrebatarle al de Atlacomulco el poder de elegir a su sucesor. Sí, cómo no…
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