PRI, sin fracturas ni golpeteo
Ramón Zurita Sahagún jueves 23, Nov 2017De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Conforme se acerca la etapa final para definir al candidato presidencial priísta, se recrudece el intercambio de golpes bajos entre los promotores de uno y otros de los aspirantes, los que deslizan a los medios de comunicación comentarios que pretenden dañar.
Sin embargo, la sucesión actual no se parece en nada a las anteriores, de los tiempos en que los priístas eran partido único o de los que participaron ya en la etapa democrática.
Claro que hay sus diferencias entre los actuales, pero tratan de guardar compostura, sabedores de que la decisión la tomará uno solo y ese uno analizará diversos factores, donde no tiene nada que ver el golpeteo mediático.
Las lecturas que se les da a cada uno de los movimientos que realizan los aspirantes son realzadas o degradadas por sus promotores o detractores, según sea el caso.
Durante la semana que terminó y la que inició el domingo, el presidente Enrique Peña Nieto convivió con varios de los prospectos de su partido, donde algunos creyeron ver un guiño hacia alguno de los presentes y otros lo negaron, según su conveniencia.
Primero, fue durante la convocatoria realizada por el gobernador de Chiapas, Manuel Velasco Coello, para la celebración del bautizo de su hijo, donde destacaron como invitados el presidente Peña Nieto y su gabinete, incluido el grupo de los presidenciables.
Al día siguiente, una nueva reunión en que el Presidente de la República se reunió con algunos de los aspirantes a la candidatura priísta.
Con toda la liturgia de los ritos priístas, será cuando el Presidente de la República considere los tiempos adecuados, cuando el partido emita la convocatoria, aunque para entonces el nombre del abanderado ya será revelado.
Mientras tanto, los priístas se encuentran a la espera de que no se produzca una dispersión, como la ocurrida en algunos episodios del pasado y menos que el intercambio de golpes se recrudezca.
En el pasado hay algunos hechos que los priístas intentan no revivir para la actualidad.
Algunas de las sucesiones resultaron con personajes amargados y relegados y otros que prefirieron negociar y acomodar su futuro, ante lo inminente de que la candidatura no sería para ellos.
Uno de esos casos fue el de Manuel Bartlett Díaz, quien era uno de los favoritos para la sucesión de Miguel de la Madrid y al que se le entrampó la elección presidencial y en su papel de secretario de Gobernación logró transitar de una administración sexenal a la siguiente, mediante la Secretaría de Educación Pública y el gobierno del estado de Puebla, como una salida a sus ambiciones políticas.
El hoy senador por el PT y simpatizante de Morena, logró su propósito de ser incluido en otra sucesión, sin conseguir ser el candidato de su entonces partido, el PRI.
Carlos Salinas de Gortari fue el candidato en aquel 1987, donde se intentó un albazo, mediante el deslizamiento del nombre de Sergio García Ramírez como el candidato, el cual abortó.
Salinas de Gortari fue víctima de un terrible golpeteo, mediante la publicación de un libelo, el que contenía hechos lamentables de su infancia, en que él y su hermano Raúl, habían cometido un crimen.
Otro hecho insólito dentro de los ritos priístas, fue el destape de Luis Donaldo Colosio y el golpeteo previo entre los seguidores del sonorense y los de Manuel Camacho Solís, el otro aspirante sólido.
Las diferencias entre uno y otro provocaron que Camacho Solís no asistiera al abanderamiento de Colosio y por el contrario manifestara su disgusto por ello y hasta se negara a participar en la campaña.
Camacho Solís fue designado Comisionado para la Paz en Chiapas el mismo día en que Colosio iniciaba su campaña electoral, robando reflectores del hecho.
Otro hecho de la sucesión fue el provocado por el asesinato de Luis Donaldo Colosio y cuando el PRI necesitaba nombrar un candidato sustituto, solamente había dos con esa posibilidad: el coordinador de la campaña presidencial del malogrado aspirante, Ernesto Zedillo, y el presidente nacional del partido, Fernando Ortiz Arana.
El golpeteo de los grupos de uno y otro se hizo sentir y hasta se anticipó la rebeldía de los seguidores del dirigente priísta si el elegido era Zedillo, aunque finalmente nada sucedió.
La nominación de Francisco Labastida generó inconformidad entre el grupo de seguidores de Roberto Madrazo y dio paso a un rompimiento que devino en la pérdida de la Presidencia de la República por vez primera.
Seis años después sucedió algo similar, cuando Roberto Madrazo fue el candidato presidencial y varios de los principales gobernadores priístas despreciaron a su candidato y le hicieron vacío.
Antes de eso, algunos militantes priístas con aspiraciones renunciaron al PRI y se postularon candidatos por otros organismos políticos, al saber que no estaban contemplados por su partido de origen.
En la actualidad, no se cree pudiera existir algo similar, ni siquiera que el partido sufriera alguna fractura por la nominación de un candidato ajeno a la militancia o alguno que no traiga una carrera sólida.
Se espera que con la nominación de su candidato presidencial, los priístas puedan competir en igualdad de posibilidades con los candidatos de las otras dos alianzas ya consolidadas la del PAN-PRD-MC y la de Morena-PT-
EL AÑO SABÁTICO DE MONREAL
Desgastado anímicamente por no ser candidato al gobierno de la CDMX, Ricardo Monreal renunciará (pedirá licencia) como jefe delegacional en Cuauhtémoc, para tomar un año sabático. Eso sí, mantendrá su militancia en Morena.