Frente Ciudadano, contra el presidencialismo
Francisco Rodríguez martes 21, Nov 2017Índice político
Francisco Rodríguez
Las líneas generales que ha presentado el Frente Ciudadano por México son demasiado serias. Se trata nada más y nada menos de hacer un cambio de régimen político. No está sujeto a ocurrencias de demagogos providenciales, ni a voluntarismos de iluminados de sacristía, ni a los pequeños intereses regionales de empoderados. Es urgencia popular.
Es una convocatoria nacional que no admite exclusiones, exclusivismos, ni hostilidades. Está por encima de intereses electorales efímeros, se trata de ir con todo y con todos. El enemigo que tiene enfrente la Patria quiere arrasar con México. Es el momento de marcarle el alto. Los pudibundismos y las pequeñeces parroquiales salen sobrando en esta hora del país.
Deben sumarse todos aquellos bien nacidos que tengan algún capital político qué aportar, todos deben atender este requerimiento. Estamos frente a una posibilidad concreta que se presenta pocas veces en la vida de una nación. Las banderas están claras, las necesidades colectivas abandonadas, la ocasión es propicia.
Arrancar de cuajo las ataduras, enraizadas en la corrupción persistente es la demanda importante . El Frente propone un gobierno de coalición, cuyos integrantes san aprobados por el Congreso, plataforma de principios común presentada ante la población antes de pedir su voto, integrantes de todas las ideologías al frente de responsabilidades y consecuencias.
Sus objetivos fundamentales, acabar con el presidencialismo absolutista que ha dado al traste con la eficiencia del sistema político. La desmedida concentración de facultades y atribuciones metaconstitucionales en un sujeto sin mayores atributos y sin responsabilidad ante la nación ha decantado en uno de los mayores despropósitos de este país.
En sustitución del régimen unipersonal establecer un sistema político basado en la democracia participativa con referéndum, revocación de mandato, plebiscito y parlamento abierto, además de contrapesos políticos efectivos. Asimismo, frenar el modelo económico neoliberal por uno que mantenga la dirección y la responsabilidad del Estado.
Luchar de frente contra la corrupción, dotándole dientes a los organismos constitucionales que deben encargarse de dar resultados en la materia, acabar con el fetiche de la negativa de juicio político y penal contra el Presidente y los funcionarios administrativos que resulten responsables. Recuperar la dignidad administrativa, judicial y parlamentaria perdidas.
Establecer las sesiones permanentes de las Cámaras, en lugar de sesionar un par de veces cada año, ser las vigilantes de que no prescriban jamás las ofensas a la Patria, los delitos de enriquecimiento ilícito, peculado, lavado de dinero y operaciones con recursos de procedencia ilícita.
Ante un programa de esta envergadura que tiene como objetivos superiores la lucha frontal contra la corrupción, el desmembramiento de las redes del narcotráfico, el cese de las actividades entreguistas y antipatrióticas de la gentuza llegada de Zacazonapan, no proceden las actitudes parroquiales ni provincianas. Ningún redaño es válido.
Ya han salido a la palestra tanto los ataques de medios financiados por quienes se oponen a la llegada al poder de este trabuco, hasta las manifestaciones internas de inconformidad porque no se están privilegiando sus cuotas de poder en las candidaturas a diputados y senadores que corresponden a cada minoría. Usted sabe, las prebendas antes que la unidad.
Dentro del PRD, del PAN y del MC, los firmantes originales, se asoman las fauces de los vividores de siempre que tiran los zarpazos por ser los primeros en inscribir a sus cachorros en las listas de canonjías. Las tribus amarillas, los grupos confesionales blanquiazules y los caciques regionales anaranjados que no han entendido de qué se trata, pugnan por arrebatar las primacías.
No se acaba de entender que lo que se plantea es un Frente Ciudadano, dentro del cual tendrán prioridad los auténticos representantes del pensamiento y los reclamos de grandes franjas poblacionales, no los vocingleros de las banderías, los eternos mandados de los poderosos. Los agachones del cacicazgo.
Cualquier interés que pretenda imponerse por encima del objetivo común que es echar a patadas a los mandarines actuales deberá ser rechazado por principio. Lo importante es pensar en el bienestar de la nación, no en los grupitos clientelares.
Por el lado de los planteamientos pacatos de los profesionales del atavismo secular, es preciso señalar que aquellos temas que hoy no son materia de la litis política y electoral, como los abortos, matrimonios igualitarios, sociedades de convivencia y usos medicinales de la marihuana, deben ser pospuestos para la hora de la campaña y la confrontación ideológica con los adversarios. No tienen entidad para ser materia de confrontación prematura.
Es indudable el peso político del Frente coaligado que se propone. Lo dicen todas las mediciones serias que puedan ensayarse. En todos lados es motivo de curiosidad, de parte de quienes buscan la esperanza y de preocupación por parte de quienes quieren conservar privilegios a base de deturpaciones.
Hasta los que pensaban abrirse paso del lado de los fallidos independientes entran en razón: cada uno por su lado no puede, a menos que se preste a las maniobras electoreras que se urden todos los días en Los Pinos. Los que están a punto de jugarse el pellejo están apanicados.
Es materia de negociaciones previas, donde no se sacrifiquen las posiciones ideológicas proverbiales que, juntas, pueden formar el amasijo para hacer un bloque que coincida en las líneas políticas fundamentales de defensa de soberanía y de lucha por la independencia y la autodeterminación.
Somos un gran país que merece una oportunidad para manifestar sus opciones. El Frente amalgama las más preciadas, las indispensables para la supervivencia y la dignidad. La gente con dos dedos de frente dice en la calle: si en verdad van a luchar, que vayan por todo.
En este momento de México deben sacrificarse las pequeñas pasiones y los profundos desentendidos entre las fuerzas políticas representativas de la voluntad colectiva. Nadie debe esquivar la parte que le corresponde en esta construcción de consensos.
Bien lo decía el intemporal poeta de la República, León Felipe: “Voy con la rienda tensa y refrenando el vuelo porque no es lo que importa llegar solo ni pronto, sino llegar con todos y a tiempo”. Su boca sea de profeta. ¿No cree usted?
Índice Flamígero: Con sus actitudes y acciones, Ricardo Anaya se está autodescartando de la selección del candidato presidencial del Frente Ciudadano por México. Por principio de cuentas se negó a participar en el debate 18 en La Mira, transmitido el jueves por Azteca Uno. Fue una producción de Adriana Delgado y Ricardo Vélez que condujo Ezra Shabot y en el que sí intervinieron Silvano Aureoles, Rafael Moreno Valle y Miguel Ángel Mancera. Luego, tras de que se hiciera pública la reunión que el viernes sostuvieran Mancera y Moreno Valle con Margarita Zavala, envió a sus huestes a descreditarla, cuando la propuesta frentista es de suma, no de resta y menos de división. ¿Qué le pasa a Anaya? ¿Será verdad que, de Joven Maravilla ya pasó a ser Joven Mantequilla, porque su aspiración se está derritiendo? + + + Quien promovió y organizó la reunión del Balmoral fue Luis Serna Chávez, secretario particular de MAM. Olfato político no le falta y posibilidades para lo que viene le sobran.
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