PRI o Morena
Freddy Sánchez martes 21, Nov 2017Precios y desprecios
Freddy Sánchez
La sucesión presidencial pinta un panorama confuso e incierto para el 2108, con el Partido Revolucionario Institucional y Morena, en ese orden rigurosamente, como punteros en las expectativas para ganar la Presidencia.
Pero, en ningún caso, con la certeza plena de que uno u otro partido político la tiene ganada, puesto que eso dependerá de varios factores, a consumarse en las próximas semanas.
En particular, lo relacionado con el Frente que integran Acción Nacional, el Partido de la Revolución Democrática y Movimiento Ciudadano.
Y es que aquellos que dan por hecho el “desinfle” de esta última opción presidencial, debido a la desunión panista con la salida de Margarita Zavala y el supuesto empecinamiento de nombrar al líder actual del blanquiazul como su candidato a la primera magistratura, dejando fuera a cualquier otro aspirante, como requisito para mantener la unidad del frente, no es un hecho consumado.
El joven Anaya, del PAN, ciertamente se apunta como el más viable para recibir la estafeta de candidato a la Presidencia, pero los partidos que forman el frente podrían reservarse una sorpresa para propios y extraños.
Alguien distinto de los que tanto se han mencionado podría asumir el cargo de representar al frente en la contienda presidencial.
Esta posibilidad existe y cobra fuerza por la sencilla razón de la embestida contra el joven Anaya, que de ser finalmente el candidato del frente a la primera magistratura de la nación, inevitablemente llegaría a la contienda con un alto saldo de daño en su imagen personal.
Lo que implicará un doble reto para que el líder panista logre posicionarse en el ánimo electoral por encima de dos candidatos presidenciales a los que habría que superar claramente para obtener el triunfo en el 2018.
Ellos son Andrés Manuel López Obrador, y el candidato priísta, sin importar quien pudiera ser el elegido.
En el caso del priísmo, porque es evidente que su apuesta para ganar, depende del uso eficiente de sus estructuras de poder para conseguir los votos que les sean suficientes para impedir que el tabasqueño logre más votación del tercio de electores que votan y lo hacen habitualmente a su favor.
Es decir, que el PRI sin un frente con un candidato que garantice la conservación de ese otro tercio de votos que suelen producirse en las urnas en apoyo a Acción Nacional, y que incluso represente para el tricolor una merma en su propio tercio de votantes solidarios, sencillamente tendría la posibilidad de acrecentar suficientemente los votos para su candidato, acaparando un poco de la votación panista que se pierda o influyendo para que los que tengan una preferencia electoral distinta, de ninguno modo den su respaldo a López Obrador.
En la pasada elección presidencial (algo semejante a anteriores elecciones, aunque con sus notables diferencias), sucedió con la votación de los que votan dividiéndose prácticamente en tercios la totalidad de los votos emitidos.
Eso hizo posible el triunfo de Peña Nieto, como en las elecciones previas fue el caso de Fox y Calderón. En ambos casos, dejando a López Obrador cerca y a la vez muy lejos de la Presidencia.
Lo que podría repetirse en el 2018, si los del frente no reaccionan y el PRI vuelve a dar cátedra de sus trucos electorales y se las ingenia para que el tabasqueño juegue como nunca y pierda como siempre, en la contienda presidencial, que con o sin competidores independientes por el momento sólo hace ver a dos probables ganadores: PRI o Morena.