¿Quién será la comparsa en el PRI?
Ramón Zurita Sahagún lunes 20, Nov 2017De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Para nadie es un secreto que el priísmo ya tiene definido el nombre de su candidato, aunque se mantiene como un secreto que solamente conoce el Presidente de la República, el gran elector o fiel de la balanza como fue calificada la forma de seleccionar al abanderado del partido tricolor.
¿De qué depende de que se devele el nombre del candidato priista?
Solamente es ajustar los tiempos, mandar la terna de prospectos para el Banco de México, definir los partidos que irán en alianza, conformar el equipo que acompañará al candidato, nombrar a los sustitutos que ocuparán los cargos que quedarán vacantes.
Lo del programa, ya está definido y delineado, por lo que se conocerá en breve, ya amarrados los otros aspectos.
Tampoco preocupa conocer quién será la comparsa que acompañará al candidato del PRI dentro de la precampaña presidencial, para aprovechar los tiempos. Será alguien a modo que pueda correr sin poner en aprietos al que será, finalmente, abanderado del tricolor.
Se pensó en una primera instancia en Ivonne Ortega Pacheco, la ex gobernadora de Yucatán, que tanto exige participar como aspirante presidencial, sin ser tomada en cuenta, pero es demasiado riesgoso, a decir de algunos, ya que Ivonne podría encarrerarse y convertirse en una verdadera contendiente, por lo que se analiza si se participa con algún militante de uno de los partidos que vayan en alianza, es decir Encuentro Social, Nueva Alianza y Verde, siendo este último el de mayores posibilidades tiene de aportar el señuelo para el tricolor.
Las ganas que tiene el senador Carlos Puente por ser ubicado como candidato presidencial hacen posible que sea tomado en cuenta para esa figura, aunque todos sepan que sería solamente una candidatura testimonial.
Si algo saben los priístas es cómo convencer a futuros patiños de colaborar en esa función en una selección de candidatos, donde todos queden conformes y hasta pagados por su participación.
Así sucedió durante muchas décadas, cuando los priístas como partido único y poderoso alentaban a los personajes del gabinete para moverse discretamente y dejar sentir su interés por alcanzar la candidatura presidencial.
Los personajes en cuestión recibían su compensación, mediante la incorporación, en ocasiones, a la campaña presidencial y reacomodó en el siguiente gabinete, otros se iban como gobernantes a sus entidades natales o de residencia, unos más terminaban como diputado o senadores y todos conformes.
En los tiempos modernos, siete fueron los destapados (en realidad seis y uno se añadió más tarde) por Leandro Rovirosa, para la sucesión de Luis Echeverría Álvarez. El ganador fue José López Portillo y tres de los que se quedaron en el camino fueron incorporados al equipo de campaña de JOLOPO.
Porfirio Muñoz Ledo quedó como presidente nacional del PRI, Augusto Gómez Villanueva, secretario general y Hugo Cervantes del Río, presidente del tricolor en el Distrito Federal. Porfirio fue secretario de Educación Pública en el siguiente sexenio, mientras que Augusto fue el coordinador d ellos diputados del tricolor y Hugo director de la CFE.
Los demás aspirantes fueron despachados a su casa. Carlos Gálvez, Luis Enrique Bracamontes y Mario Moya. Igual sucedió al siguiente sexenio, con varios aspirantes como Pedro Ojeda reubicados para ayudar en la campaña y garantizar empleo a la siguiente administración.
Seis prospectos fueron presentados para suceder a Miguel de la Madrid, de los que solamente Ramón Aguirre y Manuel Bartlett aseguraron empleos en Lotería Nacional y Educación Pública al siguiente sexenio. Sergio García, Miguel González y Alfredo del Mazo, no fueron considerados por Carlos Salinas.
La candidatura de Luis Donaldo Colosio causó la inconformidad de Manuel Camacho su único antagonista importante (algo insólito en la política mexicana) y solamente Ernesto Zedillo fue jalado del gabinete a su campaña, con el resultado que todos sabemos de que Zedillo terminó como candidato presidencial y Presidente de México, por el asesinato de Colosio.
Un sexenio después se produjo el cisma priista, con un rebelde Roberto Madrazo y los dóciles Manuel Bartlett y Humberto Roque sirviendo de patiños y asegurando una senaduría en su futuro.
Francisco Labastida se convirtió en candidato del PRI y el primero en perder un proceso electoral como aspirante presidencial, con una de las peores campañas presidenciales.
Roberto Madrazo fue el siguiente y en el camino se quedaron los seis personajes que formaron el TUCOM y sacaron como su candidato a Arturo Montiel, el gobernador del Estado de México, quien fue evidenciado como uno de los principales millonarios del país, con una fortuna incalculable.
Después de eso, la candidatura del TUCOM rodó por el suelo y hubo que implementar a un adversario interno para presentarse a la contienda interna, siendo Everardo Moreno, el único disponible para ello.
Roberto Madrazo fue boicoteado en su campaña por los propios priistas que lo acusaron de apropiarse de la candidatura presidencial y su partido cayó hasta el tercer lugar en las preferencias electorales, siendo la segunda vez que el tricolor perdía la elección presidencial.
En los períodos de los panistas Vicente Fox y Felipe Calderón, los priistas no tenían miembros del gabinete que pudieran incorporar a la campaña de su candidato presidencial, por lo que ahora parece la hora de regresar a los viejos tiempos de sacar del gabinete a los que diseñen la campaña de su candidato presidencial, aunque se duda que puedan asegurar posiciones para el futuro-
¿Dónde va el frente?
Comienza la cuenta regresiva para la consolidación del Frente que pretenden integrar PAN, PRD y MC. Son muchos los que apuestan en sentido contrario a la conformación, incluidos muchos militantes y dirigentes de esos partidos, principalmente de los dos primeros.