La economía, la televisión y el futbol
Francisco Rodríguez jueves 16, Nov 2017Índice político
Francisco Rodríguez
El fracaso comercial de Televisa es producto directo de la imposibilidad de atraer el rating a base de comedias y parodias de ínfima calidad que perdieron su encanto ante el gran público. Los contenidos de esa manera de enganchar los sentimientos populares en horarios Triple A, pasaron a formar parte de la leyenda urbana.
El diario The Wall Street Journal, inquieto, pregunta si ser el número 10 en la lista de millonarios mexicanos que publica la revista Forbes, le alcanzará al Tigrillo Emilio Azcárraga Jean para atraer al gran público perdido por Televisa.
Hacer “televisión para jodidos”, la consigna del Tigre Azcárraga, emitida en un fasto de la celebración del Día de la Prensa ante el Presidente de turno, resultó fallida por la falta de ingenio y talento para acomodar esas jaladas populacheras entre el nuevo público, que exige mínimo respeto a sus gustos y preferencias.
Algunas barras en el radio y el empuje de las redes digitales, cada vez más preferidas por los anunciantes para exhibir sus productos, dieron al traste con un negocio multimillonario que no fue convenientemente explotado por los herederos del monopolio televisivo. Han sido rebasados en todos los frentes.
Sin embargo, todavía existe un nicho, el real, donde nadie puede incursionar: el morbo deportivo que se oficia desde el tabernáculo del espectáculo futbolístico. Las ganancias que reportan los anuncios comerciales en cada partido son gigantescas, de escándalo. La lucha por el manejo implica a grandes intereses.
Si a esto se añade el control trasnacional del producto, la injerencia en las organizaciones internacionales de las competencias, las transmisiones a nivel planetario de los ridículos y farsas panboleras, estamos hablando de un mundo mafioso donde se reparte tanto dinero como en los negocios del narcotráfico o del contrabando de armas y el trasiego de la prostitución de altos vuelos.
Todo debe arreglarse en los vestidores, como recomendaba el genial Didí, entrenador y genio de las canchas del futbol, a los equipos y dirigentes del negocio. Una vez que ha empezado el juego, decía el mediocampista más grande de todos los tiempos, no puede arreglarse nada, por más que se grite y se amenace.
En 2015, siete directivos de la Federación Internacional de Futbol Asociado, fueron sorprendidos y atrapados por los policías estadounidenses y suizos en el hotel Bar au Lac, reputado balneario en el Lago de Ginebra. Fueron consignados ante tribunales los miembros de ese clan por lavado de dinero, fraude electrónico y delincuencia organizada.
La mentada FIFA ha sido pasada a la báscula por la falta de transparencia con la que maneja sus recursos y porque su Comité Ejecutivo opera sin controles. Los votos de los 196 países asociados —más que los miembros de la ONU— y las sedes mundiales de las competencias, se compran y venden como chiles en abarrote.
Es de tal tamaño el monto y las repercusiones del asunto que fue allanada la sede de la FIFA en Zúrich así como las oficinas de la CONCACAF, cómplice de Televisa, en varios países latinoamericanos por la misma razón. Joao Havelange, el inventor del desmadre ya había sido procesado por tráfico de armas y grandes sobornos recibidos de todo el mundo para conseguir los favores de la FIFA.
Libró todas las órdenes de aprehensión y la cárcel. A tal grado que pocos meses después el Parlamento brasileño lo propuso ante el comité de Oslo como Premio Nobel de la Paz, por haber conseguido que Río de Janeiro fuera la sede de los Juegos Olímpicos del 2016 y del Mundial de Futbol del 2014.
En México, las quince empresas más poderosas del país y los dueños del único efectivo circulante, se encuentran atrás de todos los equipos de futbol profesional. Manejan las contrataciones, la publicidad de las marcas, sus franquicias para los boletajes, los precios de la transmisión por televisión, los spots, las bardas, las cortinillas, las derramas, todo.
No se mueve la hoja de un árbol en ese deporte si no está autorizado por los hombres más ricos del mundo y de este país. Más que una competencia deportiva por los colores y las historias de los clubes, es una crónica de la explotación, un resumidero de sus beneficios comerciales.
Las nóminas más altas se manejan en México, donde un jugador gana muchas veces más que un profesional similar en Latinoamérica. Cuando se “importa” a un jugador, todo mundo gana, excepto la afición. Por eso no se desarrollan los deportistas nativos. El futbol que tenemos está al nivel de la corrupción, no de la competencia.
Si el país está sumido en el pantano de la corrupción, ese es el lugar del futbol. Lo perjudicial es que en esa olla de presión está el desfogue de la población. Las elecciones ya no sirven ni como distracción. Hoy son sinónimo de ejecuciones, engaño, guerras de lodo, sangre, secuestro y dolor colectivo. Ni en qué entretenerse.
Es más: como se trata de un deporte de multitudes en serio, sus dueños obtienen también rentabilidades en la política, donde sirven como generadores de entusiasmo y fallidas expectativas para las masas. Su influencia en los negocios y en la política rastacuera no tiene comparación. Son casi la regla del juego.
Muy cerca de la sede de la FIFA en Zurich, donde se desató el escándalo, se encuentra la empresa Mountrigi Management Group Ltd., la filial de Televisa que acapara los derechos exclusivos de la transmisión de los partidos de la Copa del Mundo, hasta el año 2030.
Según las actas documentadas de las policías estadounidenses y suizas encargadas de la investigación derivada del hotel Bar au Lac antes mencionado, Alejandro Burzaco, el socio argentino de Televisa, se declaró culpable de haber sobornado a dirigentes del futbol internacional a cambio de que la filial de la mexicana obtuviera todos los derechos de transmisión panbolera.
Frank Dunne, el especialista que edita la revista de TV Sports Markets, Burzaco, el socio del Tigrillo Azcárraga Jean, dijo que “se cayó” con 190 millones de dólares para tal efecto. Las autoridades están demasiado interesadas en estos datos, sobre todo después de que la mafia del futbol organizado le cerró las puertas…… al mismísimo príncipe de Jordania, Alí Ben al Hussein, interesado en ser el sucesor del negocito de Havelange, heredado a Joseph Blatter, otro tramposo de siete suelas. Por algo ha de haber sido… comentan los suspicaces. Pero como esta papa está muy caliente, tuvo que rebotar en las instalaciones del poder televisivo mexicano.
Los sumos pontífices de la religión del futbol deben estar fuera de toda sospecha. Por eso son lo que son. Con toda razón, Ortega y Gasset no podía explicarse por qué despertaba tantas pasiones que 22 elementos anduvieran corriendo tras una pelotita.
La renuncia del Tigrillo Azcárraga Jean, que desde hace 20 años, a la muerte de su padre, heredó el CEO de Televisa, está rodeada de suspicacias y declaraciones de paniaguados al servicio de Chapultepec 18. Nadie ha tocado el hueso de las verdaderas razones. A lo mejor siente la lumbre en los aparejos.
En los intríngulis de la corrupción y del futbol, ya eran muchos y se le ocurrió parir a la abuela.
¿No cree usted?
Índice Flamígero: + + + A pesar de que en San Luis alardearon sobre el comportamiento ejemplar de la afición en el México contra Trinidad y Tobago, la FIFA multó otra vez a la FMF por el “Eeehhh… puuuto” que gritan los espectadores cada ocasión que el portero del equipo adversario despeja el balón. El organismo sancionó a la Federación Mexicana de Futbol con 10 mil francos suizos (alrededor de 190 mil pesos) por el grito que considera homofóbico. Esta es la decimosegunda multa y una vez más está acompañada de una advertencia a la FMF, aunque el veto sigue sin consumarse.
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