Pactos fracasados: el de La Moncloa, 40 años; el Por México, 5 años
Francisco Rodríguez jueves 9, Nov 2017Índice político
Francisco Rodríguez
Hace 40 años se firmaron los Pactos de La Moncloa. Documentos históricos debidos en gran parte al talento de Santiago Carrillo, dirigente casi ancestral del Partido Comunista Español, quien defendiendo las autonomías y, rebasando el anarcosindicalismo de la Comisión Nacional de Trabajadores, hizo posible la firma de los acuerdos.
Por encima del ministro de Economía, Enrique Fuentes Miranda, del presidente de la Constituyente, Adolfo Suárez, de las posiciones de Felipe González, del PSOE, y de los arrebatos monárquico parlamentarios de Calvo Sotelo, Santiago Carrillo, con el apoyo de Enrique Tierno Galván, impuso los consensos que salvaron a ese país del desastre inminente.
Josep María Triginer, dirigente de la Federación Catalana del PSOE y Joan Reventós, de Convergencia Socialista de Cataluña, fueron básicos para que los acuerdos fueran ratificados por la Cámara de los Diputados y el Senado español. La batuta de Santiago Carrillo era indispensable para que los Pactos no sólo fueran económicos, sino políticos.
El franquismo había sido una larga noche de bayoneta, garrote vil y orden castrense sobre un sistema de mendacidad y corrupción que sometió a la pobreza extrema y a la vergüenza internacional a un país cuya avanzada de opinión pugnó siempre por el regreso de la República.
Dolores Ibárruri La Pasionaria, Santiago Carrillo y los lúcidos escritores republicanos llegaron del exilio para trascender la muerte del dictador gallego, aquél que rezaba todo el día al “brazo incorrupto de Santa Teresa”, depositado en su buró, inspirador y guía de su demencia senil.
Aunque un designado Borbón se quedara al frente del trono, emparentado con la realeza europea, el 27 de octubre de 1977 se firmaron en La Plaza del Sol los Pactos de La Moncloa, cruciales decisiones integrales —no anticonstitucionales como sí son las del Pacto por México— que configuraron un trabuco financiero, político, económico y social.
Se consensuaron, de un solo golpe, todos los aspectos esenciales de seguridad social, libertades en la diversidad, política agropecuaria, presupuestaria, monetaria, laboral, reforma agraria, medios de comunicación, fuerzas del orden público, autonomías, medios energéticos, es decir, todo.
Los mercachifles mexicanos de las franquicias políticas quisieron comparar el Pacto por México con los de la Moncloa. Pero aquí sólo consiguieron un acuerdo cupular, en lo oscurito, para vender el país y reformar los capítulos esenciales de la Constitución General de la República. Una vergüenza más, como las de siempre.
Los españoles se impusieron la obligación de restablecer en dos años los equilibrios fundamentales de la economía, aminorando inflación, reduciendo desempleo, distribuyendo mejor el ingreso, elevando la productividad y la competitividad, mejorando la balanza de pagos y respetando las libertades fundamentales.
En México no. Aquí los que firmaron el Pacto en el Castillo de Chapultepec avasallaron todo, en un afán para rematar la soberanía nacional y atropellar los derechos individuales, sociales y sindicales. Para arrancar de cuajo el país y llenar sus bolsillos con las comisiones de la empresas transnacionales, incluso las españolas que habían sido desplazadas, por ambiciosas, en La Moncloa.
Hasta hace poco, el crecimiento español se había multiplicado por cien; los ingresos y la renta per cápita, por 36; existía un gran equilibrio presupuestario y era uno de los pocos países europeos sin déficit financiero, con salud económica y un real florecimiento de las libertades.
Así, hasta el 2008, cuando estalló la crisis financiera de los avorazados banqueros neoyorquinos con las hipotecas subprime, España llegó a ser la octava economía del mundo, y contribuía, a su modo, a construir un fenomenal contrapeso europeo a la comunidad internacional. Hasta que apareció el entramado de los negocios fraudulentos entre el rey y los partidos políticos.
Aznar, uno de los multimillonarios del planeta, cabeza del Partido Popular que le heredó a Rajoy, La Bambi Zapatero y Juan Carlos, junto a los poderosos banqueros madrileños Ruiz Mateos, Botín y Rato, por citar sólo a algunos, se sumaron a los ganones neoyorquinos. Los restos del franquismo echaron por tierra todas las proyecciones. Repujaron las pugnas entre los carteles gallego y catalán por el control de los territorios de la droga.
La recurrencia insaciable a los fondos internacionales —que han acumulado una deuda de cien mil millones de euros— para hacer flotar los negocios de políticos y empresarios, degenerar en reducción de salarios, congelamiento de plazas de trabajo, supresión de programas sociales, empobrecimiento general e indignación pública.
El dinero de la droga, en cantidades inmensas, claro, ni por asomo en las cantidades que se manejan en un solo cartel mexicano ,vinculado a los grandes empresarios españoles, desquició su economía. La justicia madrileña hace como que persigue a Jordi Pujol, cabeza visible de la mafia catalana, por un lavado de…
… 43 mil millones de euros, en un principio escondidos bajo mil llaves y disfraces accionarios en Andorra, pero después aplicados en empresas catalanas de tecnologías de punta. Todos saben que es un cochinito de El Chapo Guzmán que éste le dio a guardar en las playas del Caribe mexicano, a cambio de penetrar en las aduanas gallegas y catalanas y poder pasar como Juan por su casa al territorio europeo con la mercancía.
El secesionismo catalán es un juego de apariencias y amenazas recurrentes desde hace décadas para dejar a Jordi Pujol a salvo del mazazo ibérico. Hasta ahora le había resultado a Puidgemont y paniaguados del Parliament. Estaban en tierra de ciegos, y el tuerto es rey. Ni la Iglesia ha socorrido a sus devotos monárquicos de siempre. Ya no son garantía de nada.
José Oriol Bosch Par, antiguo empleado de dos firmas de Pujol, Iberdrola y OHL, está infiltrado en la Bolsa Mexicana de Valores mexiquita para resguardar los intereses catalanes. La emisión de acciones financieras al portador, para dejar a salvo fraude, robo, peculado, lavado de dinero, delincuencia organizada y todos los ilícitos imaginables.
José Andrés de Oteyza, encargado de las empresas de la mafia de Pujol garantiza los contratos otorgados por sus secuaces a los intocables para lograr sus reductos. En eso decantó el Pacto por México, por eso fracasó el de La Moncloa.
El sonado derrumbe internacional del Pacto de la Moncloa fue catapultado por la infame audacia y la visión de negocios imperiales de El Chapo Guzmán, más la codicia desenfrenada de Jordi Pujol, quien en 1977 andaba promocionando la Olimpiada de Barcelona, como alcalde y héroe deportivo español. Hoy, toda su familia inodada en el trastupije ha hecho de España un papalote.
¿Qué destino cree usted que se le deparaba al paquete entreguista del Pacto por México, firmado al siguiente día en que Peña Nieto juró defender la Constitución ante el Congreso? Si el pacto fue confeccionado para atraer la visión empresarial de los que habían sido defenestrados en España.
En lugar de un programa de gobierno, que la pandilla jamás tuvo ni presentó al electorado nacional, el Pacto por México vino a solucionar el vacío con una sarta de mentiras esperadas por los de Zacazonapan como agua de mayo.
El pacto abrió de par en par la puerta para todos los efectos de la penetración en infraestructura carretera y pública, petróleo, industria eólica, recursos básicos como agua, bosques y ríos para servirle al patrón, su Majestad el narcotráfico. Fue la plataforma para el anexionismo económico, político y social de los mexicanos. Nunca se esperó de él más que fracasos. ¿O usted esperaba otra cosa?
Índice Flamígero: Oaxaca está estrangulada por bloqueos múltiples, con graves consecuencias. La capital y buena parte de la entidad sufren inicios de desabasto. Los transportistas protestan por la detención de uno de sus líderes que, según las autoridades tiene pendiente un crimen múltiple cometido hace varios años y que sigue impune. Los medios locales, aplaudidores del muratismo festejan que “¡Ahora sí se aplica la justicia!”. Sólo que nadie menciona que se trata de un líder de la CTM, es decir del PRI. Así, Oaxaca padece por la violencia gremial de priístas que impiden que se haga justicia. ¡Ay de los violentos si fueran de la Sección 22! ¡Hasta el fuego celestial les abrasaría! Pero como son “compas”, como son los que cada año electoral acarrean campesinos e indígenas pobres para aplaudirle al candidato que reparte despensas y dinero, pues ¡hay que protestar bajito! Incluso el (des)gobernador, Alejandro Murat, y todos sus colaboradores importados de chorizolandia, no mencionan que el grave problema es provocado por uno de los secuaces del PRI. ¿Cómo sacarán las castañas del fuego? ¿Será que el junior ya pone en práctica lo aprendido del viejo Pepe Murat, quien en sus tiempos de mandamás oaxaqueño afirmaba: “¡Cuándo no puedas arreglar un problema… enrédalo más!”.
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