Sueños guajiros de Nuño desde su torre de cristal
Francisco Rodríguez viernes 3, Nov 2017Índice político
Francisco Rodríguez
Cuando el general Juan Andrew Almazán, jefe de la Zona Militar regiomontana y candidato a la Presidencia de la República de las fuerzas conservadoras y de los industriales de Monterrey, tuvo que apechugar su “derrota” ante el postulado por el PRM, Manuel Ávila Camacho, después de una jornada electoral en la que el opositor al oficialismo barrió al teziuteco, el sistema lo compensó con creces.
Almazán ganó “perdiendo”, decían los suspicaces de la época, al saber que el propio Gonzalo N. Santos, el famoso Alazán Tostado, filtró que la noche de los comicios había visto llorar al que después sería llamado “Presidente caballero”, al conocer los resultados en las urnas, mismos que tuvieron que ser truqueados para favorecer al candidato del sistema.
Engañó con la verdad, decían de Almazán otros más informados, haciendo notar su conocimiento sobre una intención largamente anunciada por el régimen cardenista, que no se animó a lanzar a Francisco J. Múgica, un convencido revolucionario que hubiera transformado al país. Pudieron más las presiones conservadoras para apoyar a Ávila Camacho, un católico confeso, conservador de corazón.
Como todo mundo sabía de la derrota oficialista, el régimen tuvo que apechugar para acallar toda infidencia política. Por principio atiborró las cuentas de Andrew Almazán, y le regaló, entre otras cosas, el hotel Papagayo en Acapulco, grandes extensiones de terrenos en Naucalpan y Tlalnepantla, y carísimas extensiones de Coyoacán.
Sobre el terreno coyoacanense se levantaron después el primer autocinema de México, el edificio matriz del Banco de Comercio y la Sociedad de Autores y Compositores, además de colonias residenciales del Mayorazgo y el Colegio Simón Bolívar del sur.
Por el lado oriente de ese conjunto inmobiliario se respetó la superficie donde se encuentra el famoso cementerio de Xoco, una joya del osario mexicano, recipiendario ancestral de los cadáveres precolombinos y coloniales, el panteón histórico, el de las leyendas de La Llorona y los fantasmas de duelistas y conquistadores.
Xoco, en la capital nacional, es más que una zona hospitalaria. Es casi un museo de sitio con una extensión de más de 500 hectáreas de suelo urbano en un lugar privilegiado de la ciudad. Azorados, los antiguos habitantes de la zona han visto con indignación cómo han proliferado como hongos los permisos para la construcción de edificios habitacionales, hospitalarios y comerciales.
Pero la joya de la corona en ese espacio histórico es sin duda la Torre Mitikah, un conjunto enorme de altura amenazante sobre vías primarias congestionadas por el tránsito de vehículos que cruzan la ciudad de Oriente a Poniente, de Sur a Norte y viceversa. Una mancha urbana en suelo riesgoso, telúrico.
Mitikah es un concepto demasiado atrevido, es un sueño guajiro para cualquier yuppie descocado, repleto de billetes, derrochador de lo ajeno, adorador del lujo y de la excitación que le provoca el dinero ajeno. Un rascacielos diseñado por César Peli, el constructor de las Torres Petronas de Kuala Lumpur y del World Financial Center de Nueva York.
Mitikah tendrá 67 pisos, una altura de 270 metros. Será la mole de concreto y cristal más alta de la capital, sólo después de la Torre Mayor, de Paseo de la Reforma. Repleta de salones de eventos, spas, vapores, gimnasios y albercas en las habitaciones, cines, game rooms y ludotecas al gusto.
Es precisamente la construcción que hacía falta para desafiar cualquier terremoto, para causar una tragedia gigante. Viola todos los conceptos de protección ciudadana y de previsión social ante los desastres. Por algo fue autorizada por el zar de los moches residenciales en esa región de la ciudad, Marcelo Ebrard.
Esa sensación de lo prohibido fue seguramente lo que más excitó la curiosidad y los deseos de Nuño, acostumbrado a esos desafíos palaciegos, impuesto a violar las secrecías, lo no autorizado, lo imposible de tener. La ignorancia es la madre del atrevimiento.
Un sueño largamente acariciado por Aurelio Nuño, lograr la promoción personal a base del dinero ajeno, lo llevó a contratar a costos multimillonarios gran parte de la Torre Mitikah para trasladar ahí sus oficinas de la austera Secretaría de Educación Pública, con la imagen del pretenso candidato a la mano de Doña Leonor.
De nada han servido las protestas públicas de los ciudadanos que ven llegar esa inminente amenaza sobre sus cabezas. El desprecio hacia el asiento tradicional del sillón de José Vasconcelos, respetado por todos los titulares del despacho educativo, es un hecho. Nuño oficiará sus frustraciones… … desde esa inmensa torre, que se blande imperturbable sobre la permanente zozobra ciudadana ante cualquier terremoto, ante cualquier tragedia, por muy grande que parezca. El secretario ha decidido que sea desde ese lugar su postulación a La Grande. Nadie puede impedírselo, pues las agarraderas de la voluntad del presidente sido ya controladas.
¿Y la Constitución?: también. El debate en la Suprema Corte, en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, en el inservible Instituto Nacional Electoral, en las sibilinas cámaras de Diputados y Senadores sobre la vigencia del artículo 134 de la Carta Magna y sus últimas reformas hipócritas que impiden a todo trance…. … que los presupuestos públicos sean utilizados para la promoción, los caprichos personales y la rabiosa propaganda impresa y radioeléctrica en favor de las ambiciones de los funcionarios federales, estatales y municipales y de los favoritos de palacio, ha sido resuelto de un plumazo: será agua de borrajas.
Ningún impedimento, y menos constitucional, refrena las ansias de poder y de ostentación de Nuño, titular en el papel de la Secretaría de Educación Pública, pero en la realidad el auténtico responsable del fracaso de la mentada reforma educativa…… a la vez que impulsor de todas las tácticas encubiertas y manifiestas para privatizar la enseñanza y ponerla en manos de Televisa, con los oficios del juniorcete Claudio X. González, el hijín del papi salinista.
El favorito, el dueño de la admiración desbordada del gerifalte en turno, Aurelio Nuño Meyer, impulsado por el grupo de Carlos Salinas de Gortari, de los adelantados José Carreño Carlón y Enrique Jackson Ramírez, ha empezado su precampaña como se esperaba: haciendo cera y pabilo todo lo que le estorbe.
No hay impedimento constitucional que lo limite. La lucha de la oposición por la cancha pareja electoral pasa al sueño de los justos. La incertidumbre ciudadana y la zozobra ante la amenaza urbana de la monstruosa Mitikah es sólo una preocupación de tercer nivel.
Nuño piensa que todo eso es producto de que los analistas le tienen mala voluntad, como en la escuelita. Ni la Constitución ni los terremotos pueden oponerse a esa fuerza de la naturaleza personal que le ha conquistado los favores de todos sus jefecillos, los que aplauden su audacia ramplona, criminal y vengativa.
Es el personaje bufo que faltaba para completar el cuadro de los que le hacen el caldo gordo al Jefe Videgaray. El verdadero dueño del pandero. ¿No cree usted?
Índice Flamígero: “La Secretaría de Educación Pública (SEP) pagará 33 millones 640 mil pesos de renta al mes para mudar a cuando menos 10 dependencias a un edificio de lujo en la delegación Benito Juárez de la Ciudad de México, que cuenta con helipuerto y gimnasio —reza la nota informativa del diario El Universal. En un documento entregado a la Comisión de Educación del Senado de la República, la SEP aduce que la mudanza se debe a los daños generados en sus instalaciones por el temblor del 19 de septiembre. Sin embargo, la dependencia tenía intenciones de arrendar ese edificio desde 2016, cuando pidió y pagó un avalúo de ese mismo edificio como parte de su proceso de ‘consolidación operativa’. El edificio tiene siete niveles con un estacionamiento para altos ejecutivos, área de cocinas, sala de juntas, vestíbulos y auditorio, comedor, cocina, área abierta de oficina y oficinas para altos ejecutivos, elevadores, helipuerto, áreas verdes, casetas de vigilancia, gimnasio para escoltas, acceso especial al estacionamiento de ejecutivos, el cual cuenta con 16 cajones; entrada a áreas de abastecimiento, planta de tratamiento y subestaciones de energía. Desde junio de 2016, la SEP solicitó al Instituto de Administración y Avalúos de Bienes Nacionales (Indaabin) el avalúo necesario para rentar durante cinco años un edificio en la delegación Benito Juárez. El monto máximo de renta mensual que autoriza este avalúo es de 33 millones 738 mil 059 pesos, más IVA, sin contar el costo mensual de mantenimiento y pago de servicios… La dependencia federal gastaría anualmente 403 millones 680 mil pesos en el inmueble localizado en avenida Universidad 1200; para los cinco años que ‘cotizó’, según el dictamen del Indaabin, gastaría 2 mil 018 millones 400 mil pesos…”.
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