Licencias
Ramón Zurita Sahagún miércoles 1, Nov 2017De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
¿Hasta cuándo los gobernantes y representantes populares usarán sus cargos públicos como simples trampolines hacia otros puestos de mayor relevancia?
Es de lo más común que alcaldes, diputados, senadores y gobernadores, soliciten licencia para acceder a otro cargo de mayor o menor relevancia, pero que les garantiza unos meses o años más de buenos salarios.
Decir que los políticos actúan de esa forma o que buscan los cargos públicos por servir al pueblo es una mentira. Lo hacen por su beneficio personal.
Conforme se acercan los tiempos electorales, estos personajes abandonan los cargos por los que tanto lucharon y por los que hicieron creer a los electores que serán sus dignos representantes por el tiempo que fueron votados.
Eso no deja de ser una falacia, ya que abundan los legisladores, principalmente, que se marchan de los Congresos para disputar otro cargo de elección popular y regresan cuando no lo consiguen, sin la vergüenza suficiente para dejar el paso a su suplente.
Resulta algo de lo más común que soliciten licencia, se vayan unas semanas o meses, dejen su curul o escaño a su suplente y de fracasar en su intentona de otro cargo, regresen a exigir nuevamente su espacio.
No les importa la discusión que se encuentre en ese momento en el Legislativo o que los temas pendientes sean de gran importancia. Para eso si están los suplentes para ocupar la silla vacante, sin importar si conocen o no sobre los temas.
Los solicitantes de licencia se marchan muy orgullosos del deber cumplido y regresan con la pesadumbre de una derrota, algunos ni siquiera llegan a concretar su siguiente aspiración al no ser candidatos y otros más pierden en las urnas mostrando que no son lo que dicen ser.
El tema se pone, nuevamente, de moda ante la solicitud de licencia del senador Armado Ríos Piter, para optar por cumplir su ambición de ser candidato presidencial independiente.
Ríos Piter se declaró senador independiente no hace mucho, después de militar en el PRD, ser diputado federal por ese partido y aspirar al gobierno de Guerrero. Desistió de su intento de competir como abanderado del PRD al gobierno de Guerrero, mismo que ganó el PRI con su candidato Héctor Astudillo.
A diferencia de otro de los aspirantes presidenciales independientes, Jaime Rodríguez Calderón, Ríos Piter decidió dejar su escaño y dedicar su tiempo a la búsqueda de la candidatura presidencial, dos semanas después de iniciado el proceso de colecta de las firmas necesarias para conseguirlo.
Eso si el guerrerense no quiso aclarar si regresaría al Senado de la República si fracasa en su intento de competir como independiente.
Y es que el Senado y la Cámara de Diputados se encuentran nutridos por aspirantes frustrados que van una y otra vez en la búsqueda de otro cargo y al no lograrlo, regresan campantes a reclamar su espacio, el mismo que abandonaron para cumplir con su ambición.
Lo mismo milita en el PRI que en el PAN, PRD u otro partido representado en el Congreso federal.
Jorge Luis Preciado, ex coordinador de los senadores del PAN, es un ejemplo de ello, ya que hasta en dos ocasiones se fue del Senado para competir como candidato al gobierno de Colima.
Participó en los comicios ordinarios, los que fueron anulados y después en los extraordinarios y en ambos perdió, según los números oficiales.
Luis María Calderón Hinojosa, panista también, hizo lo propio en dos ocasiones, aunque en una como senadora y perdió en ambas contienda en Michoacán, yéndose en la primera al segundo lugar y al tercero en las segunda.
Adriana Dávila Fernández, senadora panista por Tlaxcala, compitió dos veces, aunque en la segunda solicitó licencia como senadora, cargo al que regresó al ser vencida en las urnas.
Sonia Mendoza Díaz, también del PAN, solicitó licencia para competir por el gobierno de San Luis Potosí y regresó maltrecha y vencida.
Lorena Cuéllar del PRD (hoy del PT) también se fue y regresó vencida en Tlaxcala.
Ivonne Álvarez, senadora priista por Nuevo León, fue seleccionada candidata de su partido, perdió y volvió como legisladora.
Héctor Yunes Landa, senador tricolor por Veracruz, también solicitó licencia, compitió contra su primo Miguel Ángel Yunes y fue derrotado, regresando a la comodidad de su escaño.
Blanca Alcalá Ruíz, otra priísta, ella de Puebla, fue candidata a gobernadora y sucumbió ante José Antonio Gali, regresó al Senado y solicitó nuevamente licencia para actuar como Embajadora de México ante el gobierno de Colombia.
Jose Ascención Orihuela, Michoacán, solicitó licencia para competir en Michoacán y regresó derrotado.
Manuel Humberto Cota Jiménez, fue el candidato al PRI al gobierno de Nayarit, por lo que se ausentó del cargo de senador por algunos meses. Fue derrotado y hoy nuevamente disfruta su escaño. Claro que en este caso hay varios senadores que optaron por no regresar a su escaño, una vez ganados los comicios para gobernador.
José Rosas Aispuro Torres es hoy gobernador de Durango y dejó libre su escaño al suplente. Lo mismo sucedió con Javier Corral Jurado, hoy gobernador de Chihuahua y Francisco Javier García Cabeza de Vaca. Martín Orozco de Aguascalientes y Carlos Mendoza Davis de Baja California Sur.
Los priístas también han conseguido triunfo de sus senadores del presente sexenio. Claudia Pavlovich, Sonora; Alejandro Tello Cristerna, Zacatecas y Omar Fayad Meneses, Hidalgo, son algunos de ellos.
Claro que también en el caso de los diputados abundan nombres de los que buscaron una candidatura y regresaron cabizbajos derrotados y otros más que consolidaron su ambición de gobernar, sin importar no cumplir son sus promesas de terminar el primer encargo al que fueron votados.