Modelo a seguir
¬ Salvador Estrada martes 31, Oct 2017Folclor urbano
Salvador Estrada
De los 125 municipios que tiene el Estado de México, pocos son los que han logrado salir adelante con infraestructura y tener un avance económico y social para que sus habitantes se sientan orgullosos.
Ecatepec es uno de ellos, salió adelante, pero los feminicidios lo mancharon y tiene muchos problemas por la explosión demográfica.
Chimalhuacán es otro que ya es ejemplo de municipio, debido a que ha logrado hacer con trabajo conjunto de autoridades y habitantes un lugar pacífico y agradable para vivir donde fue un basurero en sus calles, llenas de tierra y piedras. El 95 por ciento de las vialidades eran terracería y sólo una de cada 20 calles estaba pavimentada. El municipio vivió durante 20 años una severa crisis de servicios básicos. Reinó la pobreza y la marginación. Sin agua y sin drenaje. Hoy todo ha cambiado.
Esta ciudad empezó a vivir cuando se acabó el cacicazgo de una mujer llamada Guadalupe Buendía, a quien apodaban “La Loba”, que en 1990 por su ambición desmedida trató de evitar la vida democrática y ordenó a sus seguidores disparar a manifestantes que apoyaban a Jesús Tolentino y causó varias muertes.
El biólogo, Jesús Tolentino, logró la presidencia municipal y empezó el programa Nuevo Chimalhuacán, que ha dado la paz y el progreso del que ahora goza gracias a la continuidad de los programas sociales. Y ahora cuenta con el Centro Universitario Chimalhuacán, con diversas carreras y una Facultad de Medicina y también con un parque acuático y deportivos destinados a las familias.
Chimalhuacán, que es de cultura e historia prehispánica, tiene en sus habitantes artistas del mazo y del cincel que logran grandes esculturas en piedra negra, las cuales ahora se aprecian en una de sus principales avenidas, llamada de la Identidad.
El municipio tiene la zona arqueológica de Los Pochotes y para presumir su cultura cuenta ya con un museo: el Chimaltonalli, que se instaló en el rancho El Molinito, que estaba en abandono y deteriorado, y que hoy sirve también como salón de usos múltiples.
Empero, para refrendar su identidad, cuenta con la escultura metálica del Guerrero Chimalli, que significa el guerrero del escudo, y que tiene una altura de 60 metros y pesa 600 toneladas. Es un mirador al que se sube por elevador y que es obra del escultor Enrique Carbajal, mejor conocido como Sebastián.
Su presidenta municipal, la ingeniera Rosalba Pineda, tiene en proceso de construcción ¡un planetario!, un hospital, un parque industrial y una escuela politécnica, para que se sumen a otras obras al servicio del pueblo, como son su teatro, que es una maravilla, su alberca olímpica, donde entrenan a nadadores para que puedan ir a los Juegos Olímpicos. Su inspiración es el corredor Noé Hernández, oriundo de Chimalhuacán, que ganó medalla en la Olimpiada de Sidney.
Cuántos municipios en el país podrían seguir el ejemplo de Chimalhuacán si sus autoridades no fueran corruptas. En las elecciones del próximo año los ciudadanos deben reflexionar su voto y ver qué candidato es honrado, trabajador y que dé a su municipio paz y seguridad, deporte, salud, educación y recreación, que es lo que logró en 17 años el pueblo y el gobierno municipal de Chimalhuacán.