Otro sainete político
Alberto Vieyra G. viernes 27, Oct 2017De pe a pa
Alberto Vieyra G.
La justicia mexicana se politiza como nunca en la historia. Primero, el malnacido Frente Ciudadano Contra México, integrado por la prostituta alianza PAN-PRD, y otros que viven de nuestros dineros públicos, secuestraron al Estado mexicano, politizando el caso del fiscal carnal, hasta lograr que Raúl Cervantes aventara el arpa, porque su permanencia en la PGR entorpecía asuntos torales que debían ventilarse en el Poder Legislativo.
El aún senador priísta no pudo mantenerse en la PGR, tras la revelación de sus Ferraris en una casa de Cuernavaca y porque el asunto estaba tenebrosamente politizado. Al renunciar, adelantó que dejaba amarradas varias investigaciones, entre ellas el caso Odebrecht, es decir, los sobornos que la empresa brasileña habría pactado con Emilio Lozoya, entonces encargado de las cuestiones internacionales de la campaña electoral de Peña Nieto.
Apenas había renunciado Raúl Cervantes, y un nuevo sainete político se produjo cuando el encargado del despacho, Alberto Ríos Beltrán, corrió vergonzosamente al fiscal de la Fepade, Santiago Nieto, argumentando que había violado códigos de ética en el caso Odebrecht.
Santiago Nieto, con su chaqueta de perredista, se hizo el mártir y metió al Senado de la República en otro mayúsculo sainete político, pues la oposición no priísta volvió a tomar de rehén a esa institución para reponer en su cargo al fiscal para delitos electorales bajo la amenaza de impedir la aprobación de presupuesto federal para el 2018.
El señor Nieto Castillo ventiló en varios medios de comunicación el asunto de Lozoya Austin, con lo cual reventó la investigación, de acuerdo con el nuevo Sistema Judicial Acusatorio, violando los derechos humanos del ex titular de Pemex, quien el pasado mes de agosto le envío a Nieto Castillo una carta en la que jamás se habla de las presiones que asegura el fiscal, le hizo Emilio Lozoya Austin. Entre ellas, que le pedía lo exonerara y, de ser necesario, le ofreciera una disculpa. Ese solo hecho exhibe a Nieto Castillo como un vulgar mentiroso.
Alberto Ríos Beltrán asegura que él tomó la determinación de despedir a Nieto Castillo. ¿De cuándo acá, un funcionario de pacotilla se manda solo? ¿Dónde está el gato encerrado, en el caso de los sobornos de Odebrecht, a la campaña electoral? ¿O en asuntos de mapachería electoral que involucran a senadores priístas y panistas?
A todas luces, resalta el escándalo Odebrecht, que, en caso de estar amarrado como dijo Raúl Cervantes, significaría la tumba político-electoral para el PRI en las presidenciales del 2018, porque los enemigos del tricolor le sacarán raja para que el tricolor muerda el polvo.
Lo triste del caso es que se politice la justicia en México. Una vez más nos queda claro a los mexicanos que todo lo que tocan los partidos políticos lo echan a perder. La partidocracia y solamente la partidocracia es la única responsable del descrédito y falta de confianza por la que atraviesan las instituciones del Estado mexicano.
Una vez más nos queda claro que, el partido del gobierno, es el que juega con todas las canicas, sin importar el alto grado de corrupción que envuelva a los asuntos de la clase política. Por la salud de la República, es urgente que los mexicanos honestos y sin partido arreglemos la nauseabunda democracia, para acabar con la politización de la justicia.